Al servicio de este pueblo.
Avui. Sábado, 17 de Septiembre de 1977. Página 6.
Corresponsabilidad.
Ayer pedía al lector, retornado de sus vacaciones, que quisiera participar en las asociaciones cívicas o asambleas democráticas del país. Hoy quiero sugerir para la gente animosa otro paso adelante.
La participación social es un primer paso de superación del pobre individuo desamparado y solitario en la moderna sociedad de masas. Hay que ir, después, a la corresponsabilidad o solidaridad social. Un pueblo no puede ir adelante mucho tiempo si se limita a organizarse como un rebaño donde uno manda y todos lo siguen. Golpeado el pastor, se dispersan las ovejas. Este tipo de organización social es muy vulnerable ante los grandes poderes mundiales que todo se lo comen.
En cambio, un grupo donde cada participante se siente responsable de todo el conjunto, de tal forma que si fallan los demás, se les suple añadiendo a las propias responsabilidades las abandonadas por los demás, se convierte en un grupo altamente resistente y vigoroso. Hay que aplastar todos los elementos para que ni uno solo no pueda volver a reproducir el grupo.
Si, al volver de vacaciones, quieres participar en algún grupo social y no hay a tu alrededor, hazlo tuyo, créalo.
-¡Uh, yo no valgo para estas cosas!
-Si que vales. Tal vez no lo has intentado nunca. Ten fe en ti mismo. Tienes dentro de ti, dormidas, mil cualidades que hay que estrenar. Detente por la calle, por los bares. Habla con los vecinos de la escalera, en las tiendas, en el trabajo. Que no se limite la peña de amigos a hacer un whisquy o una cerveza, a criticar pasivamente el mundo, a citar las frases más idiotas de la tele.
Lo que veas mal a tu alrededor, trata de encontrarle solución en equipo, pidiendo la colaboración de otros. Lo que encuentres de aprovechable a tu alrededor, trata de darle salida, que participe cuanta más gente mejor. Hacer compartir la fruición de las cosas buenas y la solución de las deficientes. Y piensa que cada persona es un pozo de posibilidades insospechadas, a la que hay que animar a abrirse, a darse, a realizarse en el conjunto. Trata de crear un clima de entusiasmo colectivo. La tarea que se hace con alegría no cuesta.
Tú tendrás un grupo de base y tu pueblo tendrá más raíces. Piensa en el deber de corresponsabilidad: «Yo soy yo y todo mi pueblo».
Ningún barrio, ningún municipio, ninguna empresa, ninguna comarca sin asamblea responsable, crítica y optimista, libre y solidaria con las demás. Quisiera una asamblea popular de Cataluña que fuera de verdad de toda Cataluña.
Lluís M. Xirinacs.