Diario de un senador.
Mundo Diario. Viernes, 24 de Febrero de 1978.
Crónica negra abreviada.
Llueven las denuncias por varios motivos contra responsables de cárceles españolas. La mano dura ha caído inexorable sobre los presos y ha caído tan fuerte que parece que incluso desde el punto de vista legal se está pasando de raya. Hay denuncias de presos, de funcionarios y de abogados. Hay denuncias a jueces, a la prensa, a los parlamentarios.
Por intereses políticos, se indujo en la opinión pública el desprecio hacia la población carcelaria que intentaba recuperarse en la nueva situación social en que entrábamos. El resultado de esta operación irresponsable es una devastación, unos sentimientos, una represión y una desesperación anchos como el mar. «Como en los peores tiempos del franquismo.»
La cárcel de Barcelona, a lo mejor, algún día se trasladará de sitio y la harán nueva, pero entretanto están haciendo obras en la vieja Modelo. En especial, se habla de la quinta galería. La están transformando en algo horrible, parecido al fatídico «Telón de acero» del penal del Puerto de Santa María. Ya vi yo mismo en la noche del motín último, como toda la galería estaba cerrada con chapa y quedaba así aislada del resto de la prisión. Además pondrán una reja «cangrejo» de seguridad en cada celda. No habrá taza de wáter, sino sólo un agujero en el suelo. Por cama, un poyo de cemento. Y la mínima iluminación. Mientras acaban las obras de la segunda galería duermen cinco en cada celda, sin camas y con humedad.
En el motín, se dice que fue provocado, sólo intervinieron unos doscientos de los mil presos de esta cárcel, según nos aseguró a los senadores el mismo director, pero fueron maltratados casi todos los presos. Un 90 por ciento. Son las maneras franquistas, y la represión también va contra los funcionarios de la Unión Democrática de Prisiones. Se trata de implicarles en delitos. Se castiga a reclusos para que declaren en tal sentido. Se incomunica para que recluso-delator y funcionario-delatado de lo que no ha hecho, no puedan hablarse. Ha vuelto la barbarie, se ha cernido la tragedia más negra sobre las prisiones. En la Escuela de Estudios Penitenciarios se enseña a los futuros funcionarios judo, técnicas de Cuerpo a cuerpo, lanzamiento de gases lacrimógenos, toda una reforma penitenciaria pedagógica. De noche, se oyen en la cárcel gritos y golpes.
Se pudo evitar todo eso. Se avisó. Yo acuso. Nunca se vio cosa igual. Y la política de mano dura no acabará con el problema. Lo vuelvo a avisar. Sigue la política equivocada. Seguirá la tragedia meses y meses. El responsable no es ni el Director General de Prisiones. Su caída no arreglaría el problema, como no lo arregló la caída del anterior. El mal viene de arriba.
Lluís M. Xirinacs.