Diario de un senador.
Mundo Diario. Jueves, 17 de Septiembre de 1977.
Honorable Eliseo Bayo.
Honorable por partida doble, por ser persona humana y por represaliado de la Dictadura. Que cuando cayó todo tu grupo yo estaba en Carabanchel e intenté hacer llegar rosas rojas a Lidia Falcón.
¿Sabes?, cualquier día escribiré algo sobre la rara libertad que se disfruta en prisión y que no se disfruta en la calle. Una de las ventajas de estar preso es que te enteras del revés, de la trama de ese tapiz que es la sociedad honorable. Descubres, a menudo, los hilos ocultos que relacionan cosas con cosas, que en «la libertad» no se ven juntas. Cuánta gente fue a la cárcel para que callase. Pero en la cárcel se habla mucho. Hay tiempo.
Sin embargo, no voy yo a soltar información de delincuentes carcelarios en la honorable sociedad en que vivimos. Sólo desearía contribuir a quitar un poco de mierda de una faz deshonrada. No puedo competir con mis humildes 100.000 ejemplares de MUNDO DIARIO contra tu orondo millón de «Intervius». Tampoco me voy a dedicar al espionaje para detectar las inexactitudes de tu artículo sobre Josep Tarradellas. Ni siquiera he querido leerlo a pesar de que lo tuve en mis manos. Pero la gente de la calle me llenó la cabeza de tus decires. Y pienso que quizás te convenga, para completar tu información, que te acerques al pequeño bar «Quiniela». Urgell esquina Sepúlveda, y preguntes por Josep o Joan, con segundo apellido Tarradellas, primos del Presidente.
Ellos te podrán explicar que la familia Tarradellas de Cervelló no fueron tan oscuros como dices. Los padres del President tenían viñedos, que después introdujeron con éxito en St. Martin-le-Beau. Fueron, en Barcelona, amos del bar «La Floresta» (después de la guerra, «Negurí»), Urgell esquina Gran Vía. El Presidente, con sus padres, vivía en Gran Vía, enfrente del bar, entre una vaquería, que ha desaparecido, y una farmacia, que aún existe. El hermano del padre fue amo del famoso bar «La Luna» de la Plaza de Catalunya. Los padres vendieron «La Floresta». Tenían, pues, dinero para comprar el Clos Mosny; no fue necesario robarlo a la Generalitat. Si lo apuntaron a nombre de la nuera fue por lo supercomprometido que estaba Tarradellas en política. Quiso salvar el patrimonio familiar. Deber tenía.
Todo esto me lo cuenta espontáneamente un vecino de enfrente del «Neguri». Te lo remito por si te sirve. ¿Quién te pasó a ti el dossier?
Y añado: quien esté sin pecado que eche la primera piedra. Y si, con pecado, la echó, que la retire noblemente. Que no se vea uno obligado a escribir con el dedo sobre la arena cosas bochornosas de los acusadores.
Lluís M. Xirinacs.