Al servicio de este pueblo.
Avui. Martes, 12 de Diciembre de 1978. Página 8.
Las dudas de Suárez.
«No hemos celebrado un referéndum. Hemos celebrado un plebiscito».
Así me precisaba un participante en una mesa redonda sobre la Constitución.
Me decía que un referéndum es una pregunta inteligente hecha a unos ciudadanos inteligentes. Una pregunta sencilla y clara, sobre una cuestión importante, que se puede responder con un sí o un no. Por ejemplo: «¿Quiere que España entre en la OTAN, o no?» O bien: «¿Desea que el Estado español sea república o monarquía?». En cambio un plebiscito es una pregunta que no se puede responder con un sí o un no por su complejidad, y que se hace a un público plebeyo, masificado, más bien para obtener la adhesión a un líder político.
La oposición comprometida en ei consenso ha dicho y repetido que esta es una Constitución de todos, mientras yo repetía que se trataba de una Constitución de la UCD. Y todavía podría decir más. Se trata de la Constitución de Suárez.
Él dijo que, si obtenía más de un setenta por ciento de votos positivos, disolvería las Cortes y convocaría nuevas elecciones generales. No parece una consideración democrática. Un sí tan alto indicaría confianza del pueblo en la obra de sus representantes y aconsejaría la permanencia de las Cortes. Pero no son las consideraciones democráticas las que guían nuestro lider Suárez. En esta hipótesis, él creía que tenía las elecciones ganadas con más margen que el 15 de junio. Por eso las quería hacer. Consideraba que la Constitución era mérito suyo y que así lo entendía el pueblo. Lo que no sé muy bien es si de ello se dan cuenta los partidos de la oposición que han votado sí.
Como la lechera del cuento, Suárez soñaba: «Voy a ganar la Constitución. Aprovecharé esta victoria para ganar las elecciones generales. Y, después, aprovecharé las dos victorias para ganar las elecciones municipales».
Pero las cosas no han ido bien.
Amigo, Mariano Jiménez, huelguista de hambre por Cataluña, que querías heroicamente dejarte morir si nuestro pueblo no impedía el setenta por ciento de votos sí, puedes vivir feliz. No se ha llegado ni al sesenta por ciento. A pesar de los votos sí testimoniales e inútiles de la oposición parlamentaria, la lechera de nuestro cuento no ha conseguido la realización de sus sueños.
Ahora Suárez no sabe qué hacer. Deberá contar con nosotros. No se irá a la derecha. Debe menester rabiosamente la izquierda.
Pero la izquierda no acaba de darse cuenta. Sigue teniendo miedo del hombre del saco. No puede exigir las municipales ahora mismo, como consta en los compromisos contraídos por UCD por segunda o tercera vez. Y no puede porque ha dicho sí. Las dudas de Suárez son las dudas de la oposición parlamentaria. Una debilidad sin límites.
Lluís M. Xirinacs.