Agustí Chalaux. La lucha utópica contra la corrupción.
Ara Tu. Domingo, 3 de marzo de 2013. Páginas 8 y 9.
La
putridez nos devora. La calle está harta y parece que todavía quedan
muchas malas prácticas por emerger. Hace medio siglo un visionario
catalán dedicó su talento a buscar vías para combatirla. A pesar de las
buenas intenciones, queda claro que no lo consiguió1.
Texto Xavier Theros | Actualizada el 03/03/2013 00:00.
Vivimos
tiempos difíciles y extraños. De repente, las corruptelas políticas y
las malas prácticas financieras han pasado de ser un asunto propio de
las páginas de economía a ser noticia de primera plana en todos los
periódicos. Nunca como hoy el ciudadano de a pie se había interesado
tanto por conceptos y nociones relacionadas con la macroeconomía. Y, al
mismo tiempo, nunca se había visto un descrédito y una desconfianza tan
radical hacia este modelo de sociedad liberal, llena de leyes tramposas
y retórica vacía. La situación actual era impensable hace sólo unos
años, después de décadas viviendo en la sociedad del bienestar, la
posibilidad de que Europa volviera a vivir una crisis de estas
magnitudes era difícil de imaginar. Sin embargo, los peligros de la
plutocracia y de la corrupción ya fueron anunciados por varios teóricos
del siglo XX. El catalán Agustí Chalaux fue uno de los primeros en
darse cuenta de las consecuencias que traería la salida del patrón oro
y la adopción del papel moneda.
Hijo
de un industrial francés afincado en Barcelona, Chalaux nació en 1911
en Sant Genís dels Agudells, entonces una aldea de unos quince
habitantes y hoy parte del barrio de Horta. Después de estudiar en la
escuela Montessori, fue a la ciudad francesa de Tolón a hacer el
bachillerato cuando tenía nueve años. Fue allí, a los catorce años, que
asistió a una conferencia del famoso banquero Horace Finaly, presidente
de la Banca Nacional de París y los Países Bajos (Paribas), y aquella
charla cambió su vida. Un día, en casa del banquero, leyó por
casualidad un informe confidencial sobre la reunión que Finaly había
mantenido con John Pierpont (J. P.) Morgan y Henri Deterding. En el
documento se decía que la Primera Guerra Mundial estaba a punto de
engullir las reservas mundiales de oro y que el papel moneda lo
sustituiría como patrón monetario. Los nuevos billetes de banco podían
racionalizar la economía y hacerla más productiva, pero los banqueros
prefirieron seguir con el dinero anónimo y organizar una plutarquía
internacional, en la que banqueros y dueños de las principales
compañías industriales pudieran suplantar un día los gobiernos
nacionales. Conocido el secreto, Finaly decidió hacerle de maestro y
ayudarle a establecer un criterio científico y racional al problema del
dinero. Así, estudió economía en París y ciencias químicas en la ciudad
alsaciana de Mulhouse.
Bardina y Xirinacs.
De
vuelta a Barcelona se puso a trabajar en el negocio familiar. Poco
después estallaba la Guerra Civil. Gracias a sus simpatías libertarias
se quedó de gerente en la empresa colectivizada, donde aprendió que no
se podía hacer una revolución sin controlar los resortes económicos de
la sociedad. En aquella época empezó a escribir sobre este tema, pero
en 1939 tuvo que exiliarse en Francia. Vivió allí durante la Segunda
Guerra Mundial, hasta que en 1945 regresó a Barcelona. Durante la
posguerra sus principales influencias fueron las publicaciones que el
pedagogo Joan Bardina editaba desde el exilio en Chile. Muerto el
general Franco, conoció a Lluís Maria Xirinacs, y juntos fundaron el
Centro de Estudios Joan Bardina, destinado a estudiar un nuevo modelo
político y económico alternativo al capitalismo y al marxismo. Me lo
explica el señor Joan Parés y Grahit, médico personal tanto de Xirinacs
como de Chalaux, y secretario de este último.
El
doctor Parés -actualmente jubilado- conoció Chalaux el año 1978, en una
conferencia en la asociación Amigos de la Unesco. Y, desde ese
instante, se convirtió en uno de sus colaboradores más fieles: «Agustí
era un hombre muy sencillo, muy abierto a hablar con todo el mundo.
Según sus teorías, el dinero se inventó exclusivamente para favorecer
el intercambio. Pero, cuando apareció la moneda anónima, se convirtió
en poder y generó un alto grado de corrupción. La Fundación Bofill hizo
recientemente una encuesta en la que preguntaban: ¿si en su trabajo
pudiera tomar dinero impunemente, con la garantía absoluta de no ser
nunca detenido, usted qué haría? El 90% contestaron que lo tomarían.
Fiarse de la honestidad de los políticos es suicida. Deben ser el
sistema de leyes y la estructura del estado los que deben impedir la
corrupción de los poderes políticos. Esto Chalaux ya lo decía en los
años setenta y nadie le hacía caso».
De aquellos debates y charlas salió el libro de Xirinacs Tercera Vía2,
que no se publicó por miedo de los editores a molestar a los banqueros.
Al final, fue publicado en 2012 y se puede leer gratuitamente en PDF en
las webs http://xirinacs.org y http://bardina.blog.pangea.org3. «Los enviamos a todos los partidos, pero los únicos que lo aceptaron fueron los de la CUP4».
Parecen
cumplidas las predicciones de Chalaux. Como vaticinó, el principal
problema hoy es el trasvase de poder desde el ámbito político y público
al financiero y privado. Parés añade: «León Blum explicaba en sus
memorias que fue a pedir ayuda a Finaly para que le financiara la
campaña electoral, y cuando fue presidente de la República Francesa se
enteró de que el banquero había dado la misma cantidad a todos los
candidatos. Ganara quien ganara, él ganaba siempre. Nuestro sistema
actual es así, termina socializando la corrupción».
A
pesar de una visión tan descarnada del poder económico, Chalaux dejó
escrito en 1979 que «la era de las antieconomies de mercado y de las
antipolíticas sociales, los poderes ocultos, desleales y subterráneos,
de la apropiación ilegítima y del robo de la propiedad pública estaba
llegando a su fin».
Agustí Chalaux | Archivo Dr. Joan Parés.
Cuando la banca era un negocio de riesgo.
Agustí
Chalaux, de hecho, llegaba tarde. No siempre fue tan fácil para el
mercado financiero corromper y engañar a la sociedad: «En la Edad Media
el banquero catalán Francesc Castelló fue ejecutado porque quebró»,
recuerda con ironía amable el doctor Joan Parés. Los hechos tuvieron
lugar a mediados del siglo XIV en Barcelona, durante la crisis
económica que provocó la primera gran epidemia de peste negra. A
diferencia de las actuales, las autoridades de entonces endurecieron
las condiciones para la banca privada. Según las leyes que regían el
sector, el propietario de una tabla de cambio que quebrara era
humillado públicamente por toda la ciudad. Podía acabar decapitado y
con sus propiedades vendidas para responder a los acreedores. A
Castelló le cortaron el cuello delante de su casa el 10 de noviembre de
1360.
Del dinero anónimo al telemático.
El
objetivo del modelo económico de Agustí Chalaux era acabar con la
corrupción política y, por tanto, impedir que un régimen plutocrático
cogiera el control de la humanidad. Para ello proponía eliminar el
dinero en efectivo y sustituirlo por un cheque-factura similar a las
actuales tarjetas de crédito en el que constarían los datos del
comprador y del vendedor, lo que acabaría con el dinero anónimo.
Cualquier transacción económica sería registrada por una red telemática
de titularidad pública, bajo el control de una justicia independiente
de los poderes ejecutivo y legislativo. Sin dinero físico, el mundo
sería un lugar más seguro, el nuevo dinero nominal eliminaría la
tentación hacia el crimen y garantizaría una sociedad con menos
conflictividad social. Cualquier compraventa con nombre y apellido
dejaría un rastro jurídico y haría imposible tanto el robo como el
soborno, e impediría así la actividad de las mafias de la droga o de la
prostitución, que no tendrían manera de blanquear sus beneficios. Del
mismo modo, no dejaría margen a la falsificación de billetes, obligaría
a hacer emerger el dinero escondido en cajas de seguridad y en paraísos
fiscales y acabaría con la opacidad en el comercio.
Enlaces de los artículos originales en Internet:
Agustí Chalaux. La lluita utòpica contra la corrupció (Agustí Chalaux. La lucha utópica contra la corrupción):
http://www.ara.cat/premium/suplements/ara_tu/Agusti-Chalaux-lluita-utopica-corrupcio_0_875912412.html
Dels diners anònims als telemàtics (Del dinero anónimo al telemático):
http://www.ara.cat/premium/suplements/ara_tu/Dels-diners-anonims-als-telematics_0_875912410.html
Quan la banca era un negoci de risc (Cuando la banca era un negocio de riesgo):
http://www.ara.cat/premium/suplements/ara_tu/banca-negoci-risc_0_875912415.html
Notas:
1Por
ahora, al igual que Galileo Galilei, científico que afirmó que la
Tierra orbitaba alrededor del Sol pero no al revés, no fue reconocido
en vida suya, pero sí que su teoría fue aceptada entre otros pueblos
diferentes en la mismo época y en el mismo Occidente en épocas
posteriores.
2El nombre completo de la obra es Tercera Via. Sistema General a la mesura de l'home d'avui (Tercera. Vía. Sistema General a la medida del hombre de hoy).
3Exactamente en estos tres recursos de Internet:
http://www.bardina.org/nw2/tercera_via/terceraviact.htm,
http://www.xirinacs.org/wp/2012/09/08/segona-edicio-de-lobra-tercera-via-den-lluis-maria-xirinacs-l11-de-setembre-del-2012/, y
http://xirinacs.wordpress.com/2012/09/08/segona-edicio-de-lobra-tercera-via/,
podéis ver otros documentos relacionados dentro del sitio web del Centro de Estudios Joan Bardina en http://bardina.org
4Debemos enmendar este último comentario, pues la obra Tercera Via, Sistema General a la mesura de l'home d'avui (Tercera Vía, Sistema General a la medida del hombre de hoy)
ha llegado en papel y ha sido aceptada por buena parte de las formaciones
políticas del Principado de Cataluña, también tenemos noticia de que ha
sido descargada de Internet y leída con interés.