Según Alexandre Deulofeu (1903-1978), el imperio español, como todos los imperios, tiene fecha de caducidad. Este farmacéutico de Figueras, filósofo de la historia y persona polifacética, nos advierte de la desintegración de este viejo imperio para que, a continuación, las naciones que lo forman, y que a la vez así lo deseen, pasen a convertirse en estados independientes dentro de la Unión Europea.
Desde el punto de vista de la relación entre sus naciones, el Estado español empezó siendo una estructura federal que, con la guerra de sucesión (1701-1715), pasó a ser unitaria, con preeminencia de la nación castellana por encima del resto, con la sola excepción de los fueros de los vascos y navarros. Desde entonces, los catalanes y otros pueblos con lengua propia han sufrido, aún en mayor medida, los intentos de eliminación de su lengua y cultura en favor de la lengua y cultura castellanas, haciendo la lengua castellana obligatoria y las otras prescindibles.
Durante la transición política española posterior a la muerte del tirano Francisco Franco, se generó, de la mano de políticos como Lluís Maria Xirinacs (1932-2007), la oportunidad de crear una estructura política confederal donde todas las naciones estuviesen representadas en pie de igualdad dentro de las instancias comunes de la confederación, y donde todas las lenguas y culturas estuviesen igualmente defendidas por ésta. Las presiones, entre otras, procedentes del estamento militar heredero del franquismo evitaron esta solución.
Haciendo un ejercicio de política ficción, podemos imaginar cómo podía haber sido esta solución a nivel estatal español, que probablemente hubiera satisfecho las aspiraciones de los pueblos de las naciones no castellanas de ese mismo estado.
En una estructura confederal plurinacional, el conjunto de todas las lenguas vernáculas sería oficial en las instituciones comunes de ese mismo estado. Las leyes estarían traducidas a todas sus lenguas, sin excepción. Las cámaras parlamentarias comunes tendrían un servicio de traducción simultánea permanente que permitiría el uso de cualquiera de estas lenguas. Traducción simultánea que debería ser también habilitada en los procesos judiciales cada vez que hiciera falta.
Como una parte de la población es monolingüe castellana y el resto mantiene la oficialidad y el uso de al menos dos lenguas, la castellana y la vernácula de cada lugar, para compensar esta situación, así como en los territorios bilingües la enseñanza incluye el aprendizaje de al menos las dos lenguas oficiales, en los territorios monolingües se debería exigir a los alumnos el aprendizaje, como mínimo, de otra de las lenguas oficiales no castellanas de la confederación, a escoger entre todas las existentes.
Los alumnos de los territorios monolingües castellanos que han finalizado sus estudios se encontrarían con la ventaja de que podrían viajar a los territorios propios de la lengua no castellana que han escogido, participando del alma cultural del pueblo que visitan. Incluso podrían quedarse a vivir y a trabajar en estos territorios plurilingües, cumpliendo con el requisito del conocimiento de la lengua vernácula. Esto evidenciaría que el problema de la convivencia entre naciones reside más en los pueblos monolingües, sobre todo de la nación predominante de su estado conjunto, que en los pueblos plurilingües.
Hoy en día, con el uso de la TDT, todas las cadenas de televisión y de radio de todos los territorios de la confederación pueden ser vistas y oídas en cualquiera de sus territorios, sea cual sea su lengua empleada. Esto refuerza el aprendizaje y la práctica de las lenguas distintas a la castellana en los alumnos de los territorios monolingües castellanos, y mantiene el respeto y la protección de las lenguas no castellanas en los territorios monolingües, cuando los habitantes de los territorios plurilingües visitan tierras de habla sólo castellana.
En las instancias políticas exteriores a la confederación, como el Consejo de Europa, la Unión Europea y la ONU, la confederación, a propuesta de sus representantes, haría oficiales todas sus lenguas vernáculas sin excepción.
Haciendo de la necesidad virtud, este nivel de protección lingüística obligaría a crear un centro de investigación y aplicación conjunto de sistemas de traducción simultánea en todos los soportes posibles, como mínimo entre todas las lenguas propias de la confederación. Si se quiere ser más ambicioso, este proyecto de investigación debería extenderse a todas las lenguas del ámbito continental o planetario, en continuo perfeccionamiento.
El matrimonio formado por los doctores en filología y en medicina Josef Elías y Christiane Meulemans, seguidores del padre de esta última, el profesor Josef Meulemans, estudiaron y difundieron una disciplina llamada endolingüística, consistente en el estudio y aprendizaje de las lenguas agrupadas por familias, de acuerdo con sus leyes comunes. Esta pareja impartió un curso introductorio en Barcelona, siendo alumnos Agustí Chalaux y Lluís Maria Xirinacs. La endolingüística puede ser útil tanto en el desarrollo de este centro de investigación como en la enseñanza de los idiomas a nivel mundial.
Los Doctores Meulemans y Elías impartiendo clase de Endolingüística. Foto del curso «Endolingüística, Metafísica Universal del Lenguaje» en la Casa del Lago, histórico Castillo de Chapultepec de Ciudad de México, gentileza de la Doctora Christiane S. Meulemans, del Doctor Josep Elías y de la Fundación Doctor Josef Meulemans y RIAL.
El esperantista Ricard S. Güell (1916-2008), que era visitante ocasional de la antigua sede del Centro de Estudios Joan Bardina en la calle Almogàvers de Barcelona, junto con otros jóvenes esperantistas, nos recordaba la siguiente anécdota:
El Mariscal Tito, en funciones de presidente y representante de Yugoslavia, se dirigió a la Asamblea General de la ONU con unas palabras como éstas: «Yo soy presidente de un estado con muchas lenguas, pero con mucho gusto haré aprobar una ley para establecer el esperanto oficial en todo nuestro estado, con una condición: que otro estado del mundo haga lo mismo, para empezar a establecer de esta forma relaciones de cooperación entre nosotros con la voluntad de extender esta iniciativa». Desafortunadamente, ninguno de los otros representantes de la asamblea apoyó su propuesta.
Esta propuesta mencionada refleja otra de las soluciones a nuestro alcance: adoptar una lengua que no sea originariamente de nadie y se convierta en la de todos, como el esperanto o una lengua equivalente, haciéndola oficial en todo el territorio de la confederación, que a la vez sea cooficial con la lengua de cada lugar, en cada lugar. Cualquiera puede entenderse con facilidad. Ninguna lengua vernácula está situada por encima o por debajo de otra. Quien quiera acceder al alma cultural de otro pueblo de la tierra siempre puede aprender la lengua de este otro pueblo.
Fotografía de la manifestación de Òmnium Cultural en Barcelona, el 10 de Julio de 2010, con un cartel reivindicador del esperanto. Fotografía gentileza de Llibert Puig, Ferriol Macip y la Asociación Catalana de Esperanto.
Existe la posibilidad de que la nación catalana consiga un estado propio, pero que incorpore en su territorio una parte de otra nación hermana como es la nación occitana: El Valle de Arán, donde se mantiene un dialecto del gascón, dialecto a su vez de la lengua occitana común.
Los catalanes tenemos el reto de demostrar que sabemos establecer con los occitanos araneses el mismo nivel de respeto que los catalanes, y también los araneses, hemos exigido infructuosamente a las autoridades castellanas cuando todos formaban parte del mismo estado.
La solución es, sin duda, aplicar en el nuevo estado conjunto catalano-occitano las mismas medidas que hemos descrito respecto el proyecto de confederación española.
No sólo eso, sino que en previsión de un despertar creciente de la conciencia de la nación occitana, y para compensar la persecución que su lengua ha sufrido y sufre de parte de los estados español, francés e italiano, los catalanes debemos asumir como nuestra la defensa de este patrimonio cultural de la Humanidad.
Las leyes comunes deben ser redactadas en las dos lenguas vernáculas. Deben estar disponibles sistemas de traducción simultánea, permanentes en las cámaras parlamentarias y cuando haga falta en los tribunales. Los representantes del estado conjunto catalano-occitano deben llevar la oficialidad del catalán y también del occitano no sólo a los organismos conjuntos de este estado, sino también a todas las instancias internacionales donde todavía estas lenguas no han sido reconocidas.
El Valle de Arán debe hospedar una de las sedes de los organismos occitanos oficiales comunes de estudio, defensa y difusión de su lengua. En coordinación con este hecho, también ha de alojar la sede de una corporación pública de radio y televisión occitanas, con profesionales provenientes de toda Occitania, que emita contenidos adaptados a todos sus territorios, mediante Internet, TDT y ondas convencionales de radio y televisión, dentro de todo el dominio lingüístico occitano y el del resto del estado conjunto catalano-occitano.
En el estado conjunto catalano-occitano, los alumnos de las escuelas aranesas deben aprender, al menos, su propia lengua y la catalana, como ya se está produciendo actualmente. Pero es un agravio comparativo que, de las dos lenguas vernáculas del estado conjunto, los alumnos occitanos deban aprender las dos y los alumnos catalanes sólo aprendan la lengua catalana. Estos últimos también deberían aprender la lengua occitana, o al menos disponer del occitano como asignatura obligatoria, medida que requeriría una implementación progresiva, atendiendo a la escasez inicial de maestros que puedan enseñar esta lengua.
Finalmente, la constitución de este nuevo estado debe reconocer la Declaración Universal de Derechos Humanos que, en su artículo primero, dice «Todos los pueblos tienen derecho a su autodeterminación». Esta norma fue firmada en Nueva York por el Estado español el 18 de diciembre de 1976. En el caso de la Constitución Española de 1978, es de obligado cumplimiento de acuerdo con su artículo 10. También dentro del nuevo estado, aplicada en el Valle de Aran, equivale a permitir a sus habitantes, si así lo desean, crear un estado propio, con la opción de incorporarse al futuro estado de la nación occitana, recuperando y manteniendo, actualizadas, las instituciones propias de cada región.
De la misma forma que el viejo estado conjunto catalano-occitano fue el embrión del estado catalán que luego se extendió hacia el sur y hacia el este, el nuevo estado conjunto catalano-occitano puede ser la cuna de un futuro estado occitano que sea el preludio de una verdadera Europa de las naciones vernáculas.
Este nuevo estado conjunto es una nueva oportunidad para hacer lo que en el viejo estado no ha sido posible, dando el ejemplo necesario que se extienda por doquier y que permitirá, algún día, que todas las naciones de la Iberia, de Europa y del mundo entero vivan en paz y vera fraternidad.
Brauli Tamarit Tamarit.
Fecha de creación: Martes, 26 de Enero de 2016.
Última modificación: Lunes, 1 de Febrero de 2016.
En homenaje a Ricard S. Güell (Barcelona, 2 de Febrero de 1916-Riudarenes de la Selva, 24 de Diciembre de 2008) en ocasión del centenario de su nacimiento.
«Quien habla, se equivoca. Quien escribe, se equivoca. Quien no hace nada se equivoca todavía más».
Ricard S. Güell.