Daniel Raventós.
Presidente de la Red Renta Básica y miembro de ATTAC.
Público. 27/05/2015.
La miseria de una renta mínima garantizada. ¿Estamos hablando en serio?
Me invitan a participar en este «espacio público». Ineludiblemente, tendré que repetir, quizás con palabras algo distintas, lo que con otros colegas o en solitario he escrito y defendido en distintos foros académicos, o en debates dentro de movimientos sociales o de algunos partidos políticos.
Empecemos por la conclusión: la renta mínima garantizada (RMI) que proponen CCOO y UGT es un desastre. Entiéndase bien de entrada antes de despertar suspiros y reacciones más o menos hostiles: respecto a la situación que tenemos actualmente, la RMI algo ayudaría a algunas personas, sin duda, pero respecto a lo que se sería necesario para paliar la terrible situación de millones de personas, la RMI es menos que insuficiente, en términos académicos diríamos muy deficiente. Intentaré explicar porqué, si bien antes tendré que introducir algún elemento más.
Como la invitación a participar por parte de los responsables de este Espacio Público lo han hecho en mi calidad de defensor de la Renta Básica (RB), es decir, una asignación monetaria pública incondicional a toda la población, serán más rápidos de entender los enormes problemas que tiene la RMI que propone CCOO y UGT si la comparamos con la RB.
Comparemos la RMI y la RB. ¿En qué difieren? Solamente apuntaré cuatro diferencias.
La RB permite eludir las llamadas trampas de la pobreza y del paro. Estas trampas aparecen por el hecho que las cantidades monetarias de los subsidios condicionados, como es el caso de la RMI, no son acumulativas (con esto queremos decir que son subsidios complementarios a una renta ya existente y hasta un umbral establecido). De aquí la inexistencia de estímulos para aceptar ocupaciones a tiempo parcial o de cualquier remuneración. Técnicamente lo podemos expresar de la siguiente manera: el tipo impositivo marginal que se aplica a la RMI es del 100%, es decir, se pierde completamente, en la mayoría de casos, la referida RMI en caso de percepción de otra fuente de renta. Las trampas de la pobreza y del paro, dicho rápidamente, aparecen cuando la percepción de los beneficios, fiscales o de otro tipo, se encuentra condicionada a la verificación, por parte de las autoridades, de la suficiencia de los ingresos recibidos dentro del mercado laboral. A diferencia de la RMI, la RB no constituye un techo, sino que define sólo un nivel básico, a partir del cual las personas pueden acumular cualquiera otro ingreso. Además, la RB podría ser en muchos casos un estímulo para desarrollar trabajos remunerados, mientras que los subsidios condicionados no sólo no suponen este incentivo sino que representan todo lo contrario.
La RMI es un subsidio condicionado. Para recibirlo, deberían cumplirse una serie de condiciones. Puede tratarse de condiciones más o menos exigentes, más o menos generosas, pero son condiciones. Esto supone unos costes administrativos muy altos en proporción al presupuesto general del programa condicionado. En cambio, la RB representa una simplificación administrativa inmensa. Resulta obvio que esta característica de la RB, la ausencia casi absoluta de costos administrativos, puede ser de vital importancia en la perspectiva de una efectiva racionalización de las políticas sociales y de redistribución de la riqueza.
La RB se garantiza ex-ante, la RMI, en caso de poder tener acceso a ella, ex-post. Esta característica convierte a la RB en una medida esencialmente preventiva de la exclusión. Sobre la RMI, por razones evidentes, no puede afirmarse lo mismo.
Por añadir una cuarta y última consideración. Si bien en condiciones de crisis y de paro masivo como en la actualidad esta razón queda más debilitada, la RB permite evitar los daños psicológicos y morales vinculados a la estigmatización social del perceptor de un subsidio condicionado como es la RMI. Lo que debe garantizar toda sociedad es el «primer derecho», el de la existencia. Simplemente por el hecho de pertenecer a la ciudadanía (o de disponer de residencia acreditada), sin razones adicionales.
Si estas son críticas generales a la RMI de cualquier tipo, en el caso de la propuesta que nos explica Carlos Bravo, debe añadirse que la cuantía de la misma sería de 426 euros mensuales aunque podría verse incrementada según hijos, etc. Desastre añadido. 426 euros, muy por debajo del actual umbral de la pobreza en el Reino de España. Que unos sindicatos se autolimiten (estamos hablando de ¡un redactado de una ILP, tan solo!) a incrementar un 1% de gasto público que no saca a casi nadie de la pobreza cuando el Reino de España tiene una presión fiscal de 8 puntos por debajo de la media de la UE… digamos no es un ejemplo de audacia. Más ejemplo es de mojigatería ramplona. Precisamente hoy, 26 de marzo, en la nota de prensa del INE sobre les resultados definitivos de la Encuesta de Condiciones de Vida, el porcentaje de población en riesgo de pobreza pasa del 20,4% en el 2013 al 22,2% en el 2014.
Comparemos también esta RMI de CCOO y UGT, con la propuesta de financiar una RB para toda la ciudadanía y residencia acreditada del Reino de España. El avance del estudio ya se publicó hace unos meses, pero obligado es hacer un resumen de los resultados.
La financiación de una RB de 7.471 euros anuales para toda persona adulta y de una quinta parte para todo menor de 0 a 18 años, es perfectamente posible en el Reino de España mediante una reforma del IRPF y un ahorro de todas las prestaciones públicas monetarias que serían redundantes con una RB. La financiación de esta RB, no tocaría ni un céntimo de lo recaudado hasta ahora. Para evitar posibles debates no del todo informados: sanidad y educación públicas no se tocarían. Aproximadamente un 80% de la población (desde el más pobre a los situados inmediatamente después del 20% más rico) saldría ganadora respecto a la situación actual.
Solamente las dos decilas superiores, las más ricas, perderían con la reforma propuesta. Quien realmente ganaría más de forma proporcional sería quien no tiene nada absolutamente: 7.471 euros anuales de RB que no debería pagar IRPF. Así que la reforma propuesta significa una gran redistribución de la renta de los sectores más ricos al resto de la población. Es decir, lo contrario de lo que se ha producido a lo largo de las últimas décadas, especialmente en los últimos años. Más concretamente: las cantidades transferidas de los perdedores ricos en el cómputo neto a los ganadores suman unos 35.000 millones de euros. Lo que se traduciría en un índice de Gini que situaría al Reino de España en el nivel de los países escandinavos, a diferencia de lo que sucede en la actualidad en el que aparece en la penúltima posición de la UE, esto es: a la cabeza de los países con mayor desigualdad en su distribución de la renta.
Supongo que queda claro: con esta propuesta, la pobreza desaparece el mes siguiente a la implantación de la RB.
Los que hemos realizado esta propuesta de financiación partimos de una vieja idea, muy contrastada en los tiempos que nos toca vivir, y que fue inmejorablemente expresada por Louis Brandeis, Juez de la Suprema Corte de EEUU entre 1916 y 1939: «Podemos tener democracia o riqueza concentrada, pero no podemos tener ambas.»
Espero haber aportado algunos elementos a este debate en los pocos espacios que muy razonablemente me han pedido. Debate iniciado en Espacio Público por un miembro del mismo sindicato al que estoy afiliado desde hace 38 años, desde 1977. Ideal hubiera sido haber podido contribuir más directamente en el seno mismo del sindicato, pero para ello hay que ser invitado. Valga este sucedáneo a cambio.