La asamblea del hogar.
Las ideas contenidas dentro de este artículo provienen de diversos orígenes y, por lo tanto, no son necesariamente originales del autor de este escrito.
Describimos el conjunto de personas, generalmente con un parentesco
congénito o no congénito, que viven en un mismo piso o casa,
como miembros de un hogar, en lugar de utilizar el nombre de familia. Si
tomamos el significado originario latino de familia, proveniente de famel,
esclavo, nos puede resultar más atractivo el nombre de hogar, pero
también es cierto que poca gente entiende la expresión familia
en su vertiente original.
Tampoco presuponemos como puede ser la composición de este hogar.
Convivencia de una, dos o más generaciones, origen inmigrante o
no, tendencias heterosexuales o homosexuales de sus miembros y de las consiguientes
parejas, casos de convivencia de personas sin parentesco que comparten
piso o casa, etc.
Parece ser que las antiguas comunidades humanas se dividían en
tótems especializados según su actividad productiva: tótems
de la caza, tótems de la pesca, etc. Para superar el problema de
la cada vez mayor separación de los diversos tótems se inventó
la fiesta comunitaria sagrada, que obligaba a agrupar todos los miembros
de cada tótem de una misma comunidad en un mismo sitio y en un mismo
momento, celebrar el encuentro, festejar y intercambiar diferentes productos.
El círculo alrededor del fuego puede constituir el elemento más
característico de esta fiesta comunitaria.
Representación de una fiesta comunitaria sagrada en una comunidad
antigua.
En los hogares actuales de los estados con un cierto desarrollo, las
actividades, ya sean externas o internas, de las personas que las componen
hace que, a veces, éstas se dejen llevar por la inercia, y no se
hable de los problemas hasta que estos se agravan excesivamente. Empezando
por las parejas, los conflictos que surgen en el interior del hogar pueden
no tener un lugar ni un tiempo adecuado en donde resolverse.
No es descabellado, por lo tanto, proponer un retorno a las antiguas
costumbres del encuentro comunitario, pero esta vez en el interior de cada
hogar.
La idea de encuentro aquí expresada engloba dos conceptos que
pueden coincidir más o menos en el mismo tiempo: el de fiesta i
el de asamblea.
La asamblea festiva y periódica del hogar no tiene por qué
hacer cambiar necesariamente elementos como la propiedad del piso o casa
en donde se vive, y de los elementos que hay asociados, pero puede tratar
sobre su uso.
Muestra de reunión en un hogar.
Este encuentro, especialmente si se quiere hacer en el mismo lugar en
donde se desarrolla la convivencia cotidiana, ha de suponer la interrupción
de las actividades habituales de cada miembro del hogar. Y no solamente
esto, con la respectiva reserva del tiempo necesario dentro de la agenda
de cada persona, sino también la desconexión de todo tipo
de aparatos, como las televisiones, los teléfonos móviles
y no móviles, los ordenadores, los aparatos de radio, música
i vídeo, las lavadoras de ropa y de platos y los aparatos de cocinar,
en el caso que convenga estar pendiente de estos aparatos, etc.
Para estimular la participación de todos los miembros en estos
encuentros, se habría de incluir una vertiente agradable y adaptada
a cada uno. Esto ha de decidirse en el mismo hogar: si hay miembros del
hogar que son personas habitualmente muy activas como, por ejemplo, parejas
jóvenes que trabajan, el encuentro habría de representar
una disminución de su ritmo de trabajo habitual e, incluso, un cierto
descanso. En cambio, si hay personas mayores con un mayor tiempo libre,
entonces podría ser un pretexto para que ellas se sientan útiles
preparando alguna cosa adecuada para la reunión común, en
función también de la economía conjunta.
En una determinada edad, el niño habría de iniciarse en
este tipo de encuentros, y su primera participación en ellos habría
de ser un acto especial.
Para las personas jóvenes, este tipo de encuentros puede comportar
una experiencia pedagógica de lo que supone la relación humana
a un nivel próximo y reducido, así como el aprendizaje de
cómo se hace una reunión, de cómo se pueden tomar
decisiones colectivamente y un alejamiento de un excesivo individualismo.
Esta experiencia podrá ser útil en futuros nuevos hogares
diferentes en los cuales estas personas jóvenes formen parte en
un futuro, así como en otros ámbitos de decisión,
como reuniones de vecinos, de asociaciones o grupos, etc.
Muestra de una reunión en una escalera de vecinos.
La participación de los jóvenes ha de ser estimulada,
teniendo en cuenta que hace falta superar los inconvenientes de la sociedad
de consumo, basada en la compra de productos de forma irresponsable, en
la simple búsqueda de placeres rápidos i fáciles,
en el rechazo de objetivos más difíciles y lentos de conseguir
(«más aburridos»), etc.
Un elemento opcional a decidir por el colectivo del hogar es la participación
de una persona, que en principio no forma parte del colectivo, pero sin
intereses particulares que puedan interferir negativamente respecto las
decisiones que se puedan tomar. Esta persona, preferentemente con más
experiencia en encuentros de este tipo, podría aportar sugerencias
y ideas como los demás y podría ayudar a superar las dificultades
y limar las diferencias que pueda haber entre los miembros del hogar. La
intervención de esta persona podría limitarse, o no, a los
primeros encuentros comunitarios que se produzcan. Podríamos establecer
una equivalencia entre el papel de este tipo de persona y el papel ideal
de los Jueces de Paz, todavía presentes en algunas poblaciones.
Muestra de una reunión de una pareja de orígenes diferentes.
En el caso de hogares con presencia de personas de origen inmigrante
relativamente reciente, la asamblea del hogar puede suponer para ellas
un ejercicio de integración. Podemos quejarnos, por ejemplo, del
comportamiento violento o tiránico de algunas personas, especialmente
de origen inmigrante y del género masculino, en relación
a sus parejas, generalmente femeninas y de origen no inmigrante, así
como el posible talante autoritario de estos inmigrantes, pero también
es cierto que una herramienta como la asamblea del hogar, ejercida des
de un principio en este tipo de relaciones, puede ser un buen intento de
poner límites a este tipo de conflictos. El aprendizaje de la participación,
el respeto hacia los demás y del hecho democrático asambleario
es bueno que empiece desde la propia casa.
Brauli Tamarit Tamarit.
Barcelona, miércoles 10 de Octubre del 2001.
Enlaces relacionados:
El mapa de la estructura familiar en Europa. El juego de las cuatro familias. François Feron. Libération.
Capitalismo de rostro humano. Brauli Tamarit.
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Realismo y futuro. Jordi Griera.