Diari de Vilanova. Miércoles, 4 de Abril de 2018. Des del Campanar.
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Realismo y futuro.
Jordi Griera.
Cuando yo era niño en Cataluña éramos 3 millones. El presidente Pujol hizo la campaña («som 6 milions») «somos 6 millones». Ahora somos 7 y medio. Dado que las parejas catalanas apenas han llegado a compensar los decesos con nacimientos, queda claro que las interpretaciones que se han hecho de los resultados electorales están todas equivocadas.
Un país que ha tenido un 150 % de inmigración en sólo 60 años es único en el mundo, aquí no sirven las herramientas de análisis estadístico de los países normales. Terminada la Guerra de España, los casi 3 millones de catalanes conocían la República y sabían perfectamente el significado de lo que acababa de pasar. Aquellas familias indígenas de 1940, han crecido poco desde entonces y así ahora los que saben «de toda la vida» como las gasta el Estado Español representan sólo el 40 % del censo catalán de hoy, en números redondos.
Desde 1957, año del Plan de Desarrollo de López-Rodó, hasta 1981, otros 3 millones vinieron aquí. Vilanova lo sabe bien, fue necesario hacer la Rambla Nova, bautizada Salvador Samà, y todo lo que le queda a poniente. El desarrollo económico fue espectacular; con hacer las casas para los recién llegados ya había trabajo y riqueza para la mayoría y los que llegaban encontraban trabajo sin problemas. Los hijos de aquella hornada son bien catalanes, han compartido escuela, juegos y fiestas, y también vio el maltrato que recibe este país. Por eso la mitad ya se han añadido sin complejos y con alegría a los manifestantes de las Jornadas. Resultado: los independentistas hoy no son el 40 % esperable sino bastante más. Los datos se pueden afinar, pero los grandes rasgos son estos.
La segunda ola migratoria fue consecuencia del euro. De 2001 a 2010 vinieron la Sra. Arrimadas y otro millón y medio de inmigrantes. Estos saben poco del país, su cultura familiar es la de origen y han conocido Burbuja, Crisis y Proceso y claro, de los tres les gusta la burbuja, en la que vivían mejor. Su visión política es volver a ella y que no les hablen de otras cosas, es normal.
Los libros de historia no suelen decir la verdad, los reescriben los vencedores a su gusto. Los diarios, menos. La realidad queda en algunas tradiciones familiares, que forman la opinión de los que viven. Una bisabuela me contaba, cuando era pequeño, como los franceses habían pasado por la colina del Carmel, en Barcelona, y su madre se había escondido detrás de un carro. Como este relato hay mil. Es la historia viva de cada familia que ningún libro puede contar ni puede deformar. Lógico que el 40 % autóctono vote tan diferente del 20 % alcanzado con el euro. Matizar y os saldrán las cuentas de las sucesivas elecciones.
Por eso no deberíamos discutir de política entre nosotros, tenemos el riesgo de enfadarnos sin querer, estamos marcados por tradiciones familiares diferentes y tenemos difícil convencernos mutuamente. En Escocia pueden debatir, la suya es una cuestión de opinión, pero aquí es cultural. Debemos asumir este 40/40/20 % y estimar de corazón a los que piensan diferente, porque nadie que vive aquí tiene la culpa. La lenta evolución del voto hacia el republicanismo no es un misterio, se necesita una generación o más para darse cuenta de que los ministros nos toman el pelo y la cartera, son muy hábiles.
Ahora vivimos juntos, y contentos que estamos, «casa nostra és casa vostra» («casa nuestra es casa vuestra») vale para todos. Hay que olvidarse de donde nacimos y de cómo votamos; sólo hay que ponerse de acuerdo sobre qué país queremos, pensando en nuestros nietos y no en los abuelos. En esta tarea conjunta es donde podemos superar las diferentes culturas familiares. Por eso tiene mucho interés el esfuerzo que unos voluntarios están haciendo con el Congrés Participatiu Catalunya i Futur (Congreso Participativo Cataluña y Futuro). Desde el mes de febrero y hasta mayo se celebran conferencias por todo el territorio; ponentes expertos, los mejores, resumen cada uno de los muchos temas para que los podamos debatir todos juntos, al margen de los partidos, porque las decisiones importantes de verdad deben ser transversales, consensuadas, no fruto de la lucha partidista. La tarea de los políticos debe ser administrar el país que la gente quiere, no al revés.
Os recomiendo que busquéis en futurcat.cat las próximas reuniones. Asistid! son muy, muy interesantes. Después tendremos unos meses para seguir debatiendo por Internet, sumando ideas, hasta que en diciembre se emitan las conclusiones. Es la reedición del famoso CCC, el Congreso de Cultura Catalana del 1975-77, en unas circunstancias similares. Demasiado semejantes.
Enlace del artículo original en catalán:
http://www.ddc.cat/post/Jordi-Griera/Realisme-i-futur/303
Enlaces relacionados:
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El juego de las cuatro familias. El mapa de la estructura familiar en Europa. Libération. François Feron.
Capitalismo de rostro humano. Brauli Tamarit.
La asamblea del hogar. Brauli Tamarit.