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Nuevos apartados:

Los «Cien pasos de una vía de humanidad» de Lluís Maria Xirinacs.
Dolors Marin Tuyà.
Artículos publicados en la revista Penedès Econòmic.

Al servicio de este pueblo.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el diario Avui, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979, traducidos al castellano.

Diario de un senador.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el rotativo Mundo Diario, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979.

Publicaciones:

Mundo alternativo.
Lluís Maria Xirinacs.

Pequeña historia de la moneda.
Agustí Chalaux de Subirà, Brauli Tamarit Tamarit.

El capitalismo comunitario.
Agustí Chalaux de Subirà.

Un instrumento para construir la paz.
Agustí Chalaux de Subirà.

Leyendas semíticas sobre la banca.
Agustí Chalaux de Subirà.

Ensayo sobre Moneda, Mercado y Sociedad.
Magdalena Grau Figueras,
Agustí Chalaux de Subirà.

El poder del dinero.
Martí Olivella.

Introducción al Sistema General.
Magdalena Grau,
Agustí Chalaux.

Parlamento de Jordi Bilbeny en la inauguración del 19º Simposio sobre la historia censurada de Cataluña.

Instituto Nova Història. Logotipo.Instituto Nova Història. Viernes, 22 de Noviembre de 2019.

Parlamento de Jordi Bilbeny a la inauguración del 19º Simposio sobre la historia censurada de Cataluña.

Palabras pronunciadas por Jordi Bilbeny con motivo de la inauguración del 19º Simposio sobre la Historia Censurada de Cataluña.

Jordi Bilbeny, autor del artículo.
Jordi Bilbeny, autor del artículo.

Todos lo hemos escuchado. Ir a una manifestación, con una bandera al cuello, cantando canciones o mirando el móvil, con la mujer, el marido, los padres y los hijos, en Octubre de 2019, en el Estado español, ya es pertenecer a una organización criminal. Sí. Lo habéis escuchado bien: ya es pertenecer a una organización criminal. Reconozco que a pesar de conocer a fondo los mecanismos mentales que el estado ha venido imponiendo sobre nuestra nación; después de haber visto cómo, en un estado digamos «democrático», se persigue y se encierra a gente en la prisión por sus ideas, como se le expropía el patrimonio personal y familiar, como se le impone multas económicas exorbitantes con el fin de sumirla en la indigencia; como se persiguen cantantes y se criminaliza maestros, escuelas, periodistas y medios de comunicación, ahora, inesperadamente, me ha sorprendido darme cuenta que, si te paseas por Barcelona en tono festivo, puedes acabar convertido en un terrorista.

¿Quién decía que el Estado español estaba acabado y arruinado? ¿Quién decía que aceptarían pactar la independencia de rodillas para no quedarse ellos solitos la deuda estratosférica que acumulan? ¿Quién decía que compartiríamos, incluso, las obras del Museo del Prado en el momento de la proclamación de nuestra república? Cuánto ilusionismo que hemos creado para no tener que aceptar los hechos tal como son. De hecho, que España se invente la realidad para no querer aceptar lo que pasa en Cataluña y que los catalanes nos inventamos la realidad para no querer aceptar que España no nos acepta, forma parte de un mismo ámbito mental. Un mismo funcionamiento del psiquismo y de las emociones. No hace tanto acaso, cuando yo era joven, criticábamos ciertos curas porque nos vendían un cielo que muchos de ellos no habían visto nunca, y algunos otros, directamente, no creían. Criticábamos una moral cínica que nos inducía a creer, con voz solemne y sacra, un paraíso eterno en el final de nuestros días, mientras aquí aceptaban todo tipo de vejaciones y crímenes, y nos culpabilizaban de tener cuerpo y usarlo para nuestro goce. Ahora, mientras muchos de ellos ya han relativizado algunos de sus propios dogmas y aceptan el erotismo como parte integral de la espiritualidad y la vida, hemos tenido que darnos cuenta con gran dolor y contrición que muchos de nuestros políticos e intelectuales nos han mentido para nuestro bien y nos han hecho creer que hacían lo que nunca tuvieron la intención de hacer. He tenido que saber por filtraciones de la policía española que no había estructuras de estado y que tanto les daba tenerlas cómo no tenerlas. Y he estado también recriminado, si bien ahora sin confesión apostólica, por saberlo y por hacerlo saber. El patrimonio del pecado ha pasado del poder eclesiástico al poder político-informativo. Y el control de las emociones, también. Todo se ha derruido y hemos visto como el emperador del proceso se pasea y saluda más desnudo que nunca. Y como hemos tenido que volver a hinchar la iglesia del autonomismo para continuar perseverando hacia la libertad. Las ilusiones tienen un precio. El malabarismo intelectual y político también. Y si no queremos o no podemos aceptar lo que acontece cada día ante nuestras narices, es muy complicado que se pueda comprender qué pasó hace siglos, sobre todo si hace siglos que el estado distorsiona, se reinventa y reescribe los hechos. Que es lo mismo que decir que reescribe la Historia. Pero, lo más importante de todo es que es imposible entenderlo si nosotros continuamos necesitando al Estado para tirar adelante nuestro gran proyecto político. Y he aquí la trampa.

Porque no es tan solo una trampa política, sino fundamentalmente una trampa psicológica. Es de cajón: si necesitamos al Estado es que no nos podemos deshacer de él. Si necesitamos el Estado es que el Estado ya forma parte de nosotros. Y entonces es complicadísimo aceptar que el Estado nos deforma, nos tergiversa y nos reinventa; es imposible aceptar que el Estado nos modela el pensamiento y las emociones, porque entraríamos en shock. Y nos aferramos al Estado, con el fin de no ahogarnos del todo, como si fuera un hierro al rojo vivo, el último hierro al rojo vivo de un gran naufragio. Y esto tiene unas consecuencias terribles para la libre comprensión de la realidad y para la comprensión libre de nuestra historia, que, a pesar de que sea pasada, no deja de ser realidad.

Nuestra historia no se puede estudiar con ideología, ni pensar que, porque eres independentista, marxista o federalista convencido y militante, nadie ya no te tiene que explicar nada. Me he encontrado con ello un montón de veces. Quiero decir que me he encontrado con ideólogos de nuestra causa y con gente muy comprometida que hacen escarnio de los míos y de nuestros estudios. Cómo si la ideología pudiera discernir sobre la toponimia ibérica, el sustrato iberobasco de la lengua, la antigüedad de un menhir, las dolencias oculares, el grupo sanguíneo, la posibilidad que haya agua congelada en Marte o los vínculos genealógicos borrados de Lleonard. Confundir ideología con conocimiento es otro de los gravísimos problemas que debemos a la soberbia del ego y que hay que superar resolutivamente si queremos salir de Mátrix −o Mádrix, como decía sabiamente Pep Mayolas− de una vez por todas.

Y para salir de Mátrix nos hace falta el estudio. Nos hace falta, obviamente, una mirada diferente sobre el pasado. Nos hace falta un nuevo método para aproximarnos a los hechos y saber dilucidar el grano de la falsedad de la paja de la verdad. De una verdad que, por más universal que la queramos, no podrá ser nunca −y perdonad− una «paja cósmica». Sino una verdad parcial, una verdad puntual, una verdad que iremos construyendo de hecho en hecho, de anécdota en anécdota, de evento en evento, de obra en obra, de personaje en personaje. He aquí una de nuestras grandezas: la duda metódica. Sin la duda nos convertiríamos en una parte estirada de la confusión. Sin la duda seríamos como la sombra del dogma. Sin la duda, no podríamos ser críticos, ni, por lo tanto, no tendríamos las herramientas básicas para desarrollar ningún pensamiento. La duda es el fundamento de toda ciencia, el archivo de toda curiosidad, la palanca de todo conocimiento, la fuente inagotable de la vida intelectual. Por eso nosotros hemos construido en los últimos diecinueve años el espacio de este Simposio como un oasis de la duda. Pero no de la duda como pataleta o como contraconocimiento, sino de la duda como palacio de la investigación, como piedra de toque de la honestidad y el rigor, como la clave de la libertad de pensamiento.

Sin duda ni honestidad ni rigor el conocimiento sería un tipo de perro faldero al servicio de nuestra pereza personal y de nuestra negligencia intelectual. Sin duda ni honestidad ni rigor nosotros mismos ya nos habríamos convertido en un dogma viviente y ahora mismo, en lugar de encontrarnos para compartir información y vida, nos habríamos organizado para combatir a todos quienes no piensan como nosotros o no dicen lo que nosotros queramos que digan. Ya hay demasiados ejemplos en nuestro país con este talante, tanto en los antípodas de lo que somos.

Después de diecinueve años de investigaciones y perseverancia, volvemos a estar en el mismo punto de inicio: en Arenys de Munt. Y volvemos a estar con la misma fuerza y la misma voluntad, con la misma joya que ahora hace diecinueve años. Con las misma ilusión de compartir lo que encontramos, lo que tenemos, lo que somos, para que el conocimiento continúe modelando nuestro camino y puliendo nuestro ser desvalido y errático. Y con la firme esperanza que algún día todo lo que hemos encontrado nos libere de las pesadas cadenas de Mátrix, de todo aferramiento a la mentira y adulación servil a la ficción y nos convierta en seres libres, en un país libre, moviéndonos libre y dúctilmente por los anchos caminos del mundo.

Gracias a todos y todas por acompañarnos siempre. Gracias a todos y todas por hacer posible este sueño. Gracias a todos y todas por continuar soñando y avanzando con nosotros. Muchas, muchísimas gracias por todo.

Jordi Bilbeny.
Arenys de Munt. Viernes, 22 de Noviembre de 2019.

Enlace de la presentación original en catalán:

https://www.inh.cat/articles/Parlament-d-En-Jordi-Bilbeny-a-la-inauguracio-del-19e-Simposi-sobre-la-historia-censurada-de-Catalunya


Enlaces relacionados:

Jordi Bilbeny: «Cataluña recobrará su independencia cuando los catalanes lo queramos».

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Agnotología. Dolors Marin Tuyà.

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