El Punt Avui+. Domingo, 10 de septiembre de 2017, 2 horas.
Opinión. Punto de Vista. Tribuna.
Juegos finitos y juegos infinitos.
Carme Juncà Campdepadrós. Estudiante del Globàlium.
«Jugar a juegos infinitos es crear con cada decisión y los hallazgos van a la propia mochila».
En la línea de Llull, Xirinacs diseñó el Globàlium como una herramienta para pensar la realidad. Quería situar en un mismo modelo «desde Dios hasta una alpargata», decía. Las 26 categorías del modelo menor y las 80 del mayor están relacionadas entre sí y agrupadas o bien bajo el paraguas de la no contradicción, donde si algo es verdad, su contrario es falsa, o bien bajo el de la sí-contradicción que ampara aquellos aspectos de la realidad donde si una cosa es cierta la contraria también lo es.
Leyendo Xirinacs me vino a la cabeza un texto de James P. Carse, ex director de estudios religiosos en la Universidad de Nueva York, que distingue dos tipos de situaciones vitales que él llama juegos. Hay juegos finitos y juegos infinitos. En los primeros las reglas son claras y el terreno de juego, delimitado. Aquí encontraríamos las categorías que Xirinacs cobija bajo el paraguas de la no contradicción. Son situaciones teatrales, previstas, que los jugadores, ya sean individuos o colectividades, resuelven siguiendo unas normas establecidas y, según como lo hagan, serán los primeros, los segundos o los últimos. Cualquier carrera, oficio, una empresa, la ciencia, etc. es un juego finito que acaba dando un título al que juega. Los títulos implican reconocimiento, poder o gloria, estructuran la sociedad y nos la muestran estable y sólida.
Pero hay aspectos de la realidad como mínimo más interpretables. Son los juegos infinitos, donde cada individuo o colectividad juega a partir de una exclusiva línea de salida cargado con un bagaje propio en la espalda. Todo el mundo está listo para jugar. No hay reglas y el terreno de juego es sólo el próximo paso a dar. Jugar a juegos infinitos es crear con cada decisión y los hallazgos y vivencias van a parar a la propia mochila y así el próximo paso bebe de la experiencia del paso precedente. Los juegos infinitos tienen que ver con el mundo de la sí-contradicción, que agrupa todos los aspectos relacionados con la subjetividad, el sentido, la vivencia, el arte, la cultura, la espiritualidad y otros. En estos ámbitos todo puede ser él mismo y lo contrario en equilibrio dinámico. Podemos decidir que Dalí es genial o que no lo es, que es mejor saber nadar o que no, que Alá es Dios o que no lo es, que tomaré drogas o que no las tomaré. Todo puede ser válido y según lo escogamos escribiremos nuestra historia. El resultado es el surco en el mar del que hablaba Machado.
El principio de sí-contradicción es, por Xirinacs, revolucionario, ya que entender y aceptar que la realidad no es unívoca amplía el marco de referencia en el que nos movemos. Por Carse, la incertidumbre del próximo paso nos hermana en el juego infinito de vivir.
Enlace del artículo original en catalán:
http://www.elpuntavui.cat/opinio/article/8-articles/1234796-jocs-finits-i-jocs-infinits.html
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