La Mañana. Domingo, 8 de octubre de 2017.
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Gracias.
Gracias a la gente que fue a votar el domingo, porque –más allá de unos ideales– defendieron dos principios básicos de la democracia: la libertad de expresarse y la libertad de decidir. Gracias a la gente que protegió las urnas arriesgando su integridad física y en muchos casos sufriendo la agresión de una hueste de agentes rabiosos, porque su valor es un ejemplo que nos guiará a todos. Gracias a los que votaron sí y a los que votaron no, porque unos y otros nos han mostrado que la verdadera democracia está pavimentada con votos, no con porras. Gracias también a los que no votaron pero que han acabado dándose cuenta de que la acción policial ha sido una salvajada del todo injustificable. Gracias a los cientos de voluntarios de la organización, porque nos han dejado claro que la voluntad, como la fe, mueve montañas (o urnas). Gracias a los mozos de escuadra, porque –ellos sí– han optado por ser defensores de la dignidad antes que mercenarios de la opresión. Gracias a los bomberos, porque el domingo tuvieron que combatir el «fuego» más peligroso, el provocado por los reaccionarios y los intransigentes. Gracias a los estudiantes, desde los universitarios los más jóvenes, porque con su masiva movilización nos han dado, ellos a nosotros, una gran lección de civismo. Gracias a los abogados que se han ofrecido desinteresadamente, porque han defendido la prevalencia del Derecho por sobre quienes atizan a diestro y siniestro. Gracias a la gente de España, mucha, que ha levantado la voz para denunciar unos actos de violencia injustificada, inconcebibles en la Europa del siglo XXI. Gracias a los artistas, deportistas y gente famosa que han criticado este ataque vergonzoso a la libertad, arriesgándose, algunos, a sufrir boicots y represalias. Gracias a los periodistas y los medios que han trabajado por hacer un periodismo ético y no un patético. Gracias, claro, a los políticos y partidos (catalanes y no catalanes) que han dado un apoyo valiente y sincero a la voluntad mayoritaria de un pueblo: votar.
Y muchas gracias a Rajoy, porque con su perversa estrategia de permutar votos (los que intenta recolectar entre los españoles) por golpes de porra (los que ha ordenado repartir entre los catalanes) ha contribuido a convencer a mucha gente que es imposible vivir bajo el yugo asfixiante de un Estado destartalado, corrupto y, sobre todo, antidemocrático.
Sebastià Tamarit Montagud.
Periodista.
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