Decretos Ley para una constitución del siglo XXI.
Declaración de intenciones.
Bien, continuamos explicando la obra de Agustí
Chalaux que es inmensa, que no nos la acabaremos, que es interesantísima.
Ahora permitidme que haga una disquisición sobre la independencia.
Si tenemos una independencia, ¿qué haremos de esta
independencia? ¿Laporta será el Presidente? ¿Millet
y Bel, Ministro de Cultura? Y ¿el otro de Economía?
Seguro que seguiremos en la misma órbita que otros países
europeos. Es una independencia que a mí me recuerda las parejas
que van mal y dicen: tendremos un hijito y así lo arreglaremos,
a ver qué pasará. Bienvenido el hijito, bienvenida
la independencia llegue cómo llegue, pero no es una manera
guapa, buena, sólida de prepararla.
Lluís Maria Xirinacs decía que antes de hacer un referéndum
para la independencia, hace falta estar un año, con posibilidad
de acceder a los medios de comunicación, para poder explicar
qué queremos y qué haremos de esta independencia.
Esto sí que puede animar la gente, al pueblo, pero sólo
la independencia, es una ilusión que sin programa, es muy
peligrosa. Esto pasó el 1936, nos explicaba Agustí
Chalaux, cuando la CNT y su Ministro de Gobernación, Abad
de Santillan, se les escapó todo de las manos porque no tenían
ni idea de lo qué debían hacer, ni de como iba el
dinero, ni de como los banqueros les tomaban el pelo. Fue una ocasión
frustrada, que es muy peligrosa, pienso yo.
Bien, es un pensamiento que me ha venido a la cabeza. Sería
bueno que quienes quieren la independencia, conocieran el programa
de Agustí Chalaux.
Hoy explicaremos algo que es fundamental: como se pueden repartir
dinero a todo el mundo, a partir del bien común. Veréis
que es una maravilla, que es una manera de hacerlo bien original
y bien diferente del que se hace ahora.
Se trata del Decreto Ley número 20 Sobre Salarios Sociales
Financieros. Pero antes os comentaré cuatro borradores de
los que hacía Agustí para incluir como exposición
de motivos algún decreto-ley que se pueden entender.
I. Todos los ciudadanos y todas las
ciudadanías son llamados a ejercer, con plenitud auto-democrática,
todos sus derechos de dignidad, seguridad y libertades personales
que los anteriores y los siguientes decretos-leyes les aseguran,
a través de la protección cotidiana y eficaz de nuestro
Estado autopolítico, de nuestra Justicia totalmente independiente
del Estado y de cualquier otro poder de hecho, por más oculto
y sutil que sea.
Hasta ahora por razón de dinero (anónimo), la sociedad
fabrica a chorros:
- miserables de espíritu,
- y pobres de cuerpo y cultura: incultos.
La corrupción plutàrquica (a
través del dinero anónimo) y la violencia policiaca,
así como cualquier otra violencia en contra de los libres
ciudadanos y de las libres ciudadanías, tienen plena vigencia,
(esto lo decía Agustí hace sesenta
años y hoy en día todavía la tienen)
pese a que «los Derechos Humanos» se deberían respetar.
El patriotismo sincero denuncia los males de una antipolítica
(es lo que estamos sufriendo) cínicamente
mantenida en nuestra comunidad.
La propuesta de constitución que haremos, está pensada
para demostrar, en la práctica cotidiana de nuestra vida
comunitaria, interna y externa, que no existe, en la realidad actual
de la libre evolución del hombre, ninguna pretendida fatalidad,
que pueda impedir que reformas adecuadas de las estructuras, funciones
y órganos sociales puedan llegar a buen término en
la dirección moral y ética más alta y progresiva.
Por eso es por lo que hemos atacado:
- en primer lugar, el aparato de la omnicorrupción
plutàrquica; (es lo primero que denuncia
Agustí)
- en segundo lugar, el aparato de la
omni-coacción estatista y delmiedo que inspira a los sencillos
ciudadanos no adscritos al sistema de poder corrupto; (El
Estado da miedo por los impuestos, la policía las injusticias
que tolera, el poco servicio que da y la miseria que reparte)
- en tercer lugar, el aparato de la imbecilidad
«burro-crática»; (las oposiciones)
- en cuarto lugar, el aparato de las
violencias y torturas policíacas, sin ningún control
de justicia independiente (hoy en día
todavía pasa)
La finalidad de nuestra revolución omni-libertaria es que
por sólidos y antiquísimos que hayan sido los asideros
de estos aparatos de manifiesta antipolítica, es factible,
a la vista de todo el mundo, su total destrucción autopacífica.
(No es por ilusión, es porque tenemos
un programa, aquí está la gracia de Agustí).
Queremos demostrar que, teóricamente
y prácticamente, son posibles, en progresión diaria
y en la dirección indicada, sin que se impidan unos a otros:
1. un progreso social máximo y óptimo, fundamentado:
1.1. Sobre el máximo De ÓPTIMAS LIBERTADES FENOMÈNICAS-CONCRETAS
en función cuantitativa y CUALITATIVA del real progreso tecnológico
conseguido;
1.2. UN CONTINUO DIÁLOGO ENTRE «ÀRQUICOS»
Y «ANÀRQUICOS», una continúa dialéctica
entre «ARQUIA-ANARQUIA», EN RÉGIMEN PROGRESIVO
De AUTODEMOCRÀCIA PLENA, ASAMBLEARIA Y DIRECTA, al máximo
y ÓPTIMO nivel del mismo real progreso tecnológico,
especialmente del telemático;
2. UN ESTADO MONÁRQUICAMENTE FUERTE, BREVE, EFICAZ y RESPONSABLE
ante la Justicia positiva de la entera comunidad geopolítica;
3. UNA JUSTICIA OMNI-COMUNITARIA, IGUAL PARA TODAS LAS PERSONAS,
INDIVIDUALES Y COLECTIVAS, RADICALMENTE Y TOTALMENTE IMPARCIAL,
SERENA, GRATUITA, INDEPENDIENTE DEL ESTADO Y DE CUALQUIER PODER
POR MÁS OFICIOSO, OCULTO Y SÚBTIL QUE SEA; (Agustí
escribía con mayúsculas cuando hacía referencia
a cosas concretas, cuando eran abstracciones escribía con
minúsculas.).
4. UNA MUY ENÉRGICA uni-FEDERACIÓN DE NACIONES DE
CARA AL EXTRANJERO; (esto es un primer borrador)
5. UNA MUY LIBERTARIA multi-CONFEDERACIÓN DE ETNIAS Y DE
INTER-ETNIAS EN SU INTERIOR, DE LIBRE Y EVOLUTIVA COMUNIDAD GEOPOLÍTICA.
II. Según todo lo dicho hasta ahora,
para luchar con eficacia auto-pacífica y auto-pacificante
contra todos los males reconocidos y todas las contradicciones clásicas
de nuestra multi-milenaria civilización, sólo son
necesarias:
1. la inteligencia en el planteamiento y el tiempo de las reformas
imprescindibles, según necesidades prioritarias;
2. el tono en la persuasión de los hechos, de cara a todo
el pueblo y a todas las clases sociales, a través de todas
las personas de buena fe, mejores intenciones y firme voluntad autopolítica,
contra «la anarquía arriba de todo», hasta ahora
tanto cuidadosamente cultivada por nuestros anti-gobernantes y clases
pseudo-dirigentes. Es necesario pues restablecer con plenitud:
2.1. «la arquia» arriba, es decir: en los órganos
del Estado y de la Justicia;
2.2. i «la anarquía» debajo, es decir: respetando
al máximo: el espíritu de la ley y LAS LIBERTADES
FENOMÈNICAS-CONCRETAS-ELEMENTALES DE LOS CIUDADANOS TODOS
Y DE LAS CIUDADANÍAS TODAS.
3. el ritmo autopolítico de las necesarias fases de lucha:
3.1. para la total liberación de las etnias y inter-etnias
históricamente y libremente endo-confederadas en el si del
Estado omni-comunitario;
3.2. para la reconstrucción del Estado en su primigenia simplicidad,
brevedad, eficacia y responsabilidad monárquica;
3.3. para la creación de una Justicia nacionalizadora, por
igualitaria, serena, imparcial y gratuita, de la total comunidad
geopolítica.
4. para la creatividad imaginativa-concretizadora de un ambiente
realmente y auténticamente omni-democrático y omni-libertario.
III. De las leyes mínimas comunitarias generales (esto
es un borrador que debía ser un decreto ley o incluir en
el segundo, que hace referencia a la Justicia).
Es una manía nefasta la de querer legislar sobre cosas que
no necesitan ser legisladas, porque dependen de personas libres,
tanto individuales como colectivas, étnicas o inter-étnicas,
en esferas que no tienen porque ser cedidas a ningún organismo
cívico o político superior, puesto que no hacen daño
a nadie y sólo tienen repercusiones internas en la persona
que las hace.
En todo caso la única legislación mínima admisible
es a favor de todas aquellas personas que no tienen, por el momento,
inicialmente, por la razón que sea, capacidad personal suficiente
para tomar la iniciativa primera de una libertad fenoménica
concreta, (los disminuidos, los minusválidos,
los inválidos...).
Sólo bajo la base de experiencias documentadas
y a la demanda confederativa de múltiples ciudadanías
confederadas, intervendrá cualquier organismo político
o cívico superior para legislar leyes mínimas que
habrán de ser respetadas, con precisión jurídica,
en todas las legislaciones de organismos de rango inferior. (Lo
que deben legislar son leyes mínimas y a partir de aquí
jurisprudencia. Es una manera de hacer justicia muy justa, hoy en
día hay una diarrea legislativa y normativa)
IV. De la arquía legislativa (mando legislativo).
La manía de legislar centralistamente ha hecho, hasta ahora,
del Estado, legislador de la entera comunidad geopolítica,
la bestia negra de los ciudadanos y de las ciudadanías.
Es necesario evitar esta incontinencia legislativa, centralista,
a diestro y siniestro, en pleno desorden acumulativo-contradictorio,
en oposición flagrante contra:
1. las costumbres ancestrales de cada pueblo confederado
y de todos los pueblos, que nuestra constitución comunitaria-libertaria
quiere libremente confederados dentro de la comunidad geopolítica;
2. la legítima autonomía de cada
institución o asociación y de todas las instituciones
étnicas-locales y asociativas libres.
(Como conclusión dice:)
Es imprescindible pues, dictar como norma constitucional una ley
de subsidiaridad, con prohibición constitucional de que las
leyes del rango que sean, no puedan entrar en detalles y minucias
casuísticas-apriorísticas: en todo caso debe ser juris-prudencial
a posteriori de casos concretos, los cuales serán siempre
juzgados por jueces legítimos, independientes, imparciales,
capaces del contraste con la vida real, siempre y por todas partes
y en todo, imprevisible de antemano. (Las
leyes no pueden prevenirlo todo, cada caso, es cada caso. Leyes
mínimas. Individualidad de cada caso. Los jueces dictan sentencia
según su conciencia.)
Las facultades autonómicas de normativa
(legislativa) y ejecutiva de las múltiples instituciones
ciudadanas, tanto étnicas-locales como asociativas-libres,
son irrenunciables: exclusivamente de ellas mismas y sólo
hace falta esperar un constante progreso de libre superación
confederativa.