Nuevos apartados:
Dolors Marin Tuyà.
Artículos publicados en la revista Penedès Econòmic.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el diario Avui, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979, traducidos al castellano.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el rotativo Mundo Diario, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979.
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Publicaciones:
Lluís Maria Xirinacs.
Agustí Chalaux de Subirà, Brauli Tamarit Tamarit.
Agustí Chalaux de Subirà.
Agustí Chalaux de Subirà.
Agustí Chalaux de Subirà.
Magdalena Grau Figueras,
Agustí Chalaux de Subirà.
Martí Olivella.
Magdalena Grau,
Agustí Chalaux.
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Introducción a los Ciclos Económicos.
El ciclo largo de Kondratiev: ¿somos a las puertas
de un nuevo «crac»?
Este
ciclo, de una duración aproximada de 54 años, fue observado
por primera vez por un economista ruso llamado Kondratiev cuando, en 1926,
se dió cuenta que el comportamiento de la economía norteamericana
entre 1780 y 1926 había seguido tres oleadas cíclicas. Otros
investigadores posteriores han conseguido mostrar que la economía
inglesa se ha comportado de forma parecida desde 1271 hasta la actualidad.
En este punto, la investigación para otros países se encuentra
con la limitación de la falta de unos datos mínimos que cubren
un periodo suficientemente significativo.
Básicamente, este ciclo se compone de cuatro fases:
-
La subida, de una duración aproximada de veinte años.
Después de llegar al techo (donde, probablemente, hay alguna guerra)
viene...
-
Una depresión, de unos cinco años de duración.
Después...
-
Una recuperación «financiera», de unos cinco
a veinte años. Finalmente...
-
La caída, de una duración de unos veinte años,
que acaba, posiblemente, en otra guerra.
Trataremos aquí de describir este ciclo largo fijándonos
en las características generales (que se van repitiendo en cada
ciclo) y describiendo las características particulares (que varían
de un ciclo al otro) en función de lo que ha pasado en el último,
que parece haberse iniciado alrededor de 1940. Sería muy recomendable
que, al leer la descripción de cada fase del ciclo, se vaya siguiendo
el cuadro 1, donde hay representada la trayectoria cíclica de la
economía mundial en el siglo XX.
Cuadro
1. Los ciclos económicos alrededor del siglo XX.
Explicación del cuadro 1:
Ciclo 1.
-
1895-1920: Fase de prosperidad. Desarrollo de las industrias de fertilizantes
y metalúrgicas y adopción de avances tecnológicos
fundamentales en la industria siderúrgica.
-
1914-1918: I Guerra Mundial.
-
1920-1924: Depresión económica: «balcanización»
de antiguos grandes estados europeos en pequeños países de
estructura económica desequilibrada y muy proteccionistas en sus
relaciones económicas en el exterior. Hiperinflación en Alemania
y otros países de centro-Europa.
-
1924-1929: «Los felices años 20».
-
1929: Crac de la bolsa de New York y inicio de la gran depresión.
-
1936: Inicio de la guerra civil española. Las grandes potencias
inician programas de rearme acelerado.
-
1939-1945: II Guerra Mundial.
Ciclo 2.
-
1948-1973: Fase de prosperidad. Desarrollo de las industrias químico-farmacéutica,
petroquímica y plásticos, electrodomésticos, automóbiles
y energía atómica de fisión.
-
1963-1974: Guerra del Vietnam.
-
Invierno 1973-1974: Primera crisis petrolera.
-
1979-1982: Segunda crisis petrolera.
-
Finales de 1982: México amenaza con hacer suspensión de pagos
exteriores (amortizaciones e intereses de su deuda exterior). La Reserva
Federal norteamericana cambia su política monetaria, iniciando una
época de continuados descensos en el tipo de interés.
-
1983-1988 (?): Recuperación «financera».
-
Finals de 1988 (?): Crac de las bolsas internacionales que inicia una nueva
gran depresión.
-
1989-1996 (?): Depresión económica.
-
1996-2000 (?): Gran Guerra.
Ciclo 3.
-
2000-2025 (?): Fase de prosperidad. Desarrollo de la energía nuclear
de fusión y de las industrias basadas en la biología aplicada,
aprovechamiento integral de los océanos. Industrias de tecnología
espacial. Generalización doméstica de la electrónica
avanzada (por ejemplo, uso doméstico de los robots).
Fase primera.
- En el fondo de la depresión las expectativas de los empresarios
sobre los beneficios futuros son tremendamente pesimistas y, como la utilización
de la capacidad de producción instalada es muy baja, la inversión
es muy reducida. Las familias tienen tendencia a restringir su demanda
de bienes de consumo al mínimo indispensable. El paro es muy elevado,
los tipos de interés muy bajos, los precios internacionales de las
materias primas hace tiempo que están en los mínimos y, finalmente,
la tasa de inflación es cero o, incluso, negativa.
- La guerra que probablemente estalle servirá de catalizador
de la actividad económica. En efecto, las perspectivas de una próxima
guerra provocan una demanda adicional a través de los gastos de
rearme iniciados por los gobiernos; cuando la guerra estalla, la demanda
se mantiene por los aumentos de las exportaciones de los países
no beligerantes hacia los beligerantes; finalmente, cuando la guerra acabe,
las necesidades de reconstrucción provocarán un nuevo estímulo
a la demanda. Como que la capacidad industrial no utilizada y el paro son,
en este momento, elevados, la estirada de la demanda no provoca una inflación
significativa; esto y las relativas facilidades monetarias hacen que los
tipos de interés nominales sean bajos y el crédito abundante
y barato.
- A medida que el tiempo pasa y la reconstrucción se termina,
comienza una nueva gran estirada de la demanda: durante toda la fase baja
del cicle se han ido produciendo nuevos descubrimientos (tanto de nuevos
procesos productivos, que abaratan los costes de las empresas, como de
nuevos artículos de consumo) que ahora saldrán de los centros
de investigación para introducirse en la vida cotidiana. En efecto:
-
Las empresas ya trabajan a plena capacidad (y obtienen unos buenos beneficios)
por lo cual sentirán alentadas a realizar inversiones dirigidas
a:
-
Introducir nuevos procesos productivos mas eficientes.
-
Ampliar la dimensión de las plantas de producción.
-
Construir nuevas plantas para producir los nuevos artículos que
la gente demanda.
-
En el mismo sentido, el paro es muy bajo, y lo ha sido de forma continuada
durante algunos años, cosa que hace que la masa salarial total sea
elevada y los consumidores se sientan confiados hacia la continuidad en
la percepción de estas rentas. Además, los nuevos artículos
que se introducen en el mercado encuentran una demanda virgen. Los dos
factores conducen a una demanda de consumo muy elevada.
- La persistencia, durante tantos años, de una demanda acaba provocando
que los precios de las materias primas, que han ido subiendo lentamente,
comiencen a hacerlo a un ritmo mucho mas fuerte. Por otro lado, la plena
ocupación, mantenida desde hace mucho tiempo, hace que en el mercado
de trabajo la fuerza negociadora se traslade progresivamente desde la patronal
hacia los sindicatos, lo cual comportará costes salariales crecientes
para las empresas. Estas subidas de costes (de materias primas y salariales),
en una situación de gran demanda, harán que las empresas
reaccionen aumentando los precios, lo cual irá despertando la inflación.
Durante toda esta primera fase de Kondratiev, las bolsas habrán
recorrido unos cuantos ciclos cortos (ver la segunda parte del artículo)
donde las fases alcistas serán largas y las bajistas de duración
no demasiado grande (dos años, quizá, como máximo)
y no muy fuertes. Ver el cuadro 2.
Cuadro
2. Índice de la Bolsa de Barcelona desde 1960 hasta 1970.
- Al final de esta primera fase suele estallar alguna guerra que agraba
las tendencias inflacionarias del sistema económico, y esto porque
ahora la demanda adicional viene cuando las empresas trabajan a plena capacidad
y en el mercado de trabajo hay plena ocupación.
- La aparición de un nivel de inflación medio (o alto,
según el país) y con tendencia sostenida (o incluso creciente)
favorece la aparición de distorsiones en el aparato económico,
de las cuales las mas importantes, por lo que aquí estamos tratando,
son la progresiva descapitalización de las empresas (a través
de la sobrevaloración de los beneficios) y la generalización
de la inversión especulativa (en estos momentos es cuando se pone
de moda la colocación del ahorro en oro, sellos, inmuebles, etc.).
Fase segunda.
- El elevado nivel de inflación existente provoca que la mayoria
de los gobiernos adopten una política económica restrictiva
que tiene como consecuencia la disminución de la demanda. A medida
que la tasa de inflación se resiste a bajar, continuan las políticas
económicas de signo restrictivo que, en el grado que sean monetarias,
darán lugar a altos tipos de interés nominales. Los efectos
combinados de demanda en disminución y de altos costos financieros
para las empresas traerán a las mas débiles a la bancarrota.
- La tasa de inflación comienza a bajar, pero el paro comienza
a aumentar (lo cual comporta un descenso de la masa salarial y, por lo
tanto, una menor demanda de consumo). Mientras tanto, la aparición
de capacidad industrial no utilizada y los altos tipos de interés
reales desincentivan la inversión productiva, que baja abruptamente.
La caída de la demanda, tanto de consumo como de inversión,
tiene otras consecuencias:
-
Un descenso continuado en la demanda de materias primas que acabará
provocando el hundimiento de sus precios en los mercados internacionales.
-
El paro creciente dará paso a incrementos de salarios por debajo
de los incrementos de los precios.
-
Los dos elementos anteriores llevarán a un menor crecimiento de
los costes de producción que, en una situación de demanda
débil, harán que la tasa de inflación continue bajando.
-
Aparecerán diferentes sectores productivos en la economía
claramente sobredimensionados y, de aquí, la necesidad de «reconversiones
industriales».
-
El descenso de la renta nacional traerá ingresos fiscales menores.
Por otra parte, el elevado paro y el financiamiento de la reconversión
industrial comportarán un gasto público mas elevado. La resultante
de las dos fuerzas será unos déficits públicos muy
elevados.
- Durante toda esta segunda fase del ciclo de Kondratiev, las bolsas estarán
bajando dentro de un larguísimo tramo bajista (que puede durar,
incluso, cuatro o cinco años) que acabará en un periodo muy
largo de «acumulación» (ver la segunda parte del artículo).
En el cuadro 3 se ejemplifica este fenómeno por lo que respecta
a la evolución de las bolsas españolas.
Cuadro
3. Evolución del índice general de la Bolsa de Madrid desde
1971 hasta 1984.
- El proceso contractivo de la economía española seguirá
hasta que las tasas de inflación hayan caído a niveles que
se consideren normales (o el paro haya llegado a niveles políticamente
insoportables para el gobierno). En este momento se inicia la...
Fase tercera.
- Los gobiernos comenzarán nuevamente a llevar a término
políticas económicas expansivas, que ahora serán preferentemente
monetaries, haciendo caer los tipos de interés nominales progresivamente.
- No se hace expansión fiscal (es decir, rebajas de impuestos
o programas de gasto público como, por ejemplo, obras públicas)
a causa de:
-
La elevada cantidad de deuda pública emitida en la fase anterior
para financiar los déficits presupuestarios (y que, a medida en
que bajen los tipos de interés, darán lugar a unos pagos
por intereses mucho mas soportables pues, en los vencimientos de la deuda,
este es reemplazado por una nueva deuda emitida a un tipo de interés
menor).
-
Al ser los déficits de partida ya elevados, una política
fiscal fuertemente expansiva daría lugar a déficits mucho
mas grandes, lo cual comenzaría a provocar dificultades en el momento
de colocar la deuda pública necesaria en los mercados de capitales.
Ahora bien, debido a la elevada capacidad industrial no utilizada, la inversión
productiva no aumenta (a pesar de la bajada de los tipos de interés).
- Por otro lado, los gobiernos estarán sometidos a una fuerte
presión por parte de los diferentes grupos socioeconómicos,
que esgrimirán los «costes» soportados por cada uno
de ellos en la fase anterior en la cual los gobiernos aplicaron una política
restrictiva con tal de hacer bajar la tasa de inflación. La reacción
de los gobiernos será, en general, la de acelerar la bajada de los
tipos de interés aumentando fuertemente la liquidez que circula
por el sistema económico. Como que la inversión productiva
se va reanimando muy lentamente, este exceso de liquidez se va hacia los
mercados bursátiles, trayendo como consecuencia una gran alza de
las cotizaciones.
Las subidas de la bolsa en la primera fase de Kondratiev tienen una
pequeña «fase líquida» (ver la segunda parte
del artículo) y una larga «fase fundamental»; mientras
que, en esta tercera fase de Kondratiev, es mas larga la «fase líquida».
Este fenómeno tiene su explicación económica: las
empresas ven como van creciendo sus beneficios, pero ahora estos no son
provocados por un muy elevado nivel de ventas, sino por unos costes decrecientes.
En efecto, la bajada de los precios de las materias primas, el descenso
de los salarios reales y la caída de los costes financieros harán
disminuir substancialmente los costes empresariales y aumentar, por lo
tanto, sus beneficios. Pero continúa existiendo un paro muy elevado,
una alta capacidad productiva no utilizada, una inversión en equipos
industriales creciente (pero muy baja) y una demanda de consumo bastante
débil.
- El elevado paro asegura la continuación de las facilidades
monetarias y de los descensos en los tipos de interés, lo cual dará
lugar (por la mayor liquidez existente y por los trasvases desde los mercados
de renta fija) a alzas desconocidas, en nivel y en velocidad, en las cotizaciones
bursátiles.
En un momento mas avanzado, este dinero dará lugar, también,
a subidas en los precios de los inmuebles, del oro, de los sellos i, en
general, en los de cualquier bien apto para la especulación.
- Mas adelante, y con los tipos de interés todavía mas
bajos, ya no son solamente trasvases desde la renta fija, sino también
una demanda de crédito generalizada la que proporcionará
un nuevo combustible a las alzas de las bolsas, mercados inmobiliarios,
metales preciosos, etc. Además, aumenta enormemente la demanda de
bienes de consumo duraderos (automóbiles, aparatos electrodomésticos...)
pagados, también, mediante créditos pedidos por los consumidores
al sistema bancario aprovechando el nivel tan bajo de los tipos de interés.
- Otro fenómeno típico de esta fase tercera es la aparición
de fuertes tensiones en los mercados de divisas, manifestados por las bruscas
variaciones de unas monedas respeto a otras. Este fenómeno está
provocado por una enorme masa de hot money (dinero caliente) que,
sus maniobras especulativas, salta ágilmente desde mercados financeros
de un país hacia mercados financieros de otro, provocando así
la rápida variación de los tipos de cambio entre las dos
monedas.
Fase cuarta.
- Cuando el mercado de bienes duraderos de consumo comienza a dar algunos
síntomas de saturación, cuando las cotizaciones bursátiles
están muy por encima de lo que un inversor informado y con una perspectiva
a largo plazo consideraría razonable, cuando las viviendas llegan
a un precio que los compradores con intención de habitarlos ya no
pueden pagar... Viene el «crac». Como ya sabemos, el
mantenimiento de una oleada especulativa requiere la entrada continuada
de dinero «fresco» (y en cantidad creciente, debido a que se
transaccionan unas cantidades casi invariables de activos y a precios cada
vez mas elevados). En el momento en que ya no hay nuevos compradores y
los precios comienzan a caer, se genera el
pánico. Los detentores
de los activos los han comprado esperando un rendimiento que ahora viene
dado exclusivamente por la plusvalía que surge en venderlos a unos
precios superiores (a la altura de las cotizaciones existentes en este
momento, el rendimiento, por dividendos en el caso de las acciones y por
alquileres en el caso de los inmuebles, da lugar a una tasa de rentabilidad
irrisoria). Si los precios comienzan a caer y las plusvalías esperadas
desaparecen, todo se hunde y todo el mundo intenta vender al mismo tiempo,
cosa que genera una caída en vertical de las cotizaciones; y cada
bajada de las cotizaciones provoca la aparición de una nueva oleada
de vendedores (cada vez mas desesperados y con mas prisa para vender) y
así hasta que las cotizaciones hayan bajado al punto donde ya no
haya exceso de vendedores.
En 1929 (ver cuadro 4) el índice Dow-Jones Industrial cayó
desde 384 (septiembre de 1929) hasta 40 (junio de 1932). Ahora bien, ¡ya
había llegado a 200 el noviembre de 1929!
Cuadro
4. Evolución del índice Dow-Jones desde 1924 hasta
1937.
- Es un poco alarmante el paralelismo de la evolución del índice
Dow-Jones Industrial en el periodo comprendido desde 1924 hasta finales
de 1927 con la evolución del índice general de la Bolsa de
Barcelona desde 1984 hasta el momento actual (Ver el cuadro 5). Este paralelismo
se repite en la evolución del índice Dow-Jones Industrial
en este mismo periodo: 1984-inicios de 1987.
Cuadro
5. Índice general de la Bolsa de Barcelona en el periodo 1985-1986.
Base 100 a 1 de enero de 1987.
Haciendo el ejercicio, un poco gratuito, de extrapolar este paralelismo,
el crac se habría de producir a finales de 1988 con un índice
general de la Bolsa de Barcelona alrededor de 470 (base 100 a 1 de enero
de 1985) y con el Dow-Jones a un nivel aproximado de 3.750.
- La caída en vertical de las cotizaciones comporta una bajada
del nivel del valor de la riqueza total de las familias, lo cual comportará
una bajada de la demanda de bienes de consumo (mas fuerte como mas bienes
de consumo duradero se hubiesen adquirido mediante créditos, los
cuales el público esperaba cancelar con las plusvalías obtenidas
en una bolsa donde la tendencia alcista hubiese continuado).
- Este descenso de la demanda será amplificada pronto por las
quiebras bancarias, como consecuencia que los bancos se habían lanzado,
en la fase anterior, a la concesión de créditos a las familias
financiando la compra de bienes de consumo y viviendas (este fenómeno
está provocado por la elevada demanda de crédito con esta
finalidad y por la escasa demanda de crédito para financiar inversiones
productivas, ya que la inversión, como hemos visto, crecía
muy lentamente). Muchos de estos créditos concedidos antes serán
ahora irrecuperables.
Si, además, estos bancos tienen otros créditos irrecuperables,
como:
-
Los concedidos a países productores de materias primas, cuyos precios
ya hemos visto que permanecen a niveles muy bajos (ejemplo actual: la deuda
exterior del tercer mundo y, mas concretamente por su volumen, la deuda
exterior latinoamericana) y...
-
Los concedidos a productores nacionales de materias primas que se rigen
según los precios internacionales (ejemplo actual: los créditos
concedidos por la banca norteamericana los campesinos del Middle West).
Nos encontraremos entonces con una secuencia de quiebras bancarias. El
resultado económico de todo esto es una brutal contracción
del crédito que profundiza enormemente la depresión económica.
- Una vez desencadenada la depresión, con numerosas quiebras
de empresas, ejérrcitos de trabajadores yendo hacia el paro, etc.
esta es engrandecida, todavía mas, por las reacciones de los diferentes
sectores socioeconómicos en el interior de cada estado, los cuales
ejercen una fuerte presión sobre los gobiernos pidiendo una mayor
protección aranzelaria y una devaluación de la propia moneda
para conseguir, a la vez, proteger el mercado interior y conquistar nuevos
mercados en el exterior. A medida que esto es un fenómeno generalizado,
el resultado global de las sucesivas «guerras aranzelarias»
y las continuadas «guerras devaluatorias» entre los diferentes
países es una contracción del comercio internacional, el
cual asegura un agravamiento adicional de la depresión económica.
En esta fase, las caídas de las cotizaciones en la bolsa son
todavía importantes, pero el ritmo de descenso es muy inferior al
de la fase de pánico. Los motivos fundamentales de las bajas son
ahora:
-
Las casi inexistentes expectativas de beneficios en las empresas, consecuencia
de la situación de profunda depresión económica.
-
La necesidad, por parte de una cierta proporción de las familias,
de dinero para asegurarse un cierto nivel de supervivencia, lo cual provocará
el mantenimiento, durante tota la depresión, de un continuado flujo
de ventas que, de forma regular, irá llegando a la bolsa.
No hace falta decir que las mismas vicisitudes pasaran en los otros mercados
activos: el precio de los sellos se hundirá enseguida en el periodo
del pánico; la caída del precio del oro se verá un
poco frenada por la demanda que se genera en los momentos de inestabilidad
y crisis generalizada (buscando en el oro un «refugio seguro»
para los ahorros). No obstante, a medida que la depresión permanecerá
en el tiemo, el precio internacional del oro irá siguiendo una tendencia
descendente.
Los precios de los inmuebles, después de una seria caída
inicial (provocada, en parte, por la ejecución de las garantías
de los créditos hipotecarios impagados), irá después
bajando lentamente, en la medida que al estar también el sector
de la construcción en una crisis muy fuerte, la oferta de nuevas
viviendas será escasa.
- En el punto mas bajo de la depresión, el paro será tremendamente
elevado; la demanda de consumo caerá practicamente hasta los límites
marcados por un cierto nivel de supervivencia; la demanda de inversión
será prácticamente nula, dada la enorme capacidad industrial
no utilizada y las inexistentes perspectivas de beneficios; los tipos de
interés nominales estarán muy bajos y, probablemente, haya
deflación (bajada de precios). Mientras tanto, se irán creando
las bases para una nueva oleada expansiva:
-
Los centros de investigación no paran de encontrar descubrimientos
que permitirán, quizá una década mas tarde, la aparición
de nuevos artículos de consumo y de nuevos procesos productivos
abaratadores de costes.
-
Las enormes tensiones sociales dentro de cada país pueden llevar
a la polarización de la sociedad, situación que puede acabar
llevando al poder a gobiernos fuertemente extremistas, con la característica
general de intentar encontrar la solución de la crisis interior
en el exterior. La guerra estará en camino y con ella el inicio
de un nuevo ciclo.
Algunas reflexiones.
Cada una de las tres reflexiones que siguen tienen el alcance necesario
como para provocar un largo debate. Para no cansar al lector, haré
una síntesis de aquello que la experiencia histórica de otros
ciclos parece señalar.
I- ¿Es evitable el crac?
En la explicación anterior hemos visto que este venía
después de una subida desproporcionada de las cotizaciones (y de
los precios de los otros activos), provocada por una expansión monetaria
acelerada traída por los gobiernos ante la presión de los
agentes socioeconómicos que, después de unos veinte años
de crecimiento económico y de unos cinco años de crisis,
llegan a creer que las depresiones económicas son cosas propias
de un pasado muy lejano y que es una responsabilidad de los gobiernos respectivos
la de conseguir un rápido retorno a la situación que aquellos
identifican como normal (es decir, la de la prosperidad vivida en la segunda
mitad de la primera fase de Kondratiev).
En la medida que los gobiernos se resisten a estas presiones y no conduzcan
a una acelerada expansión monetaria, la subida de las cotizaciones
será de proporciones mucho mas razonables y, en consecuencia, la
bajada subsiguiente no tendrá una fase de pánico tan fuerte.
II- ¿Es evitable la depresión económica?
Para que la depresión económica no tuviera lugar, habría
de haber algún medio de reanimar la demanda de forma suficiente
como para conseguir el pleno empleo. Ahora bien:
-
El tirón de la demanda tendria que ser ahora mas fuerte que en la
primera fase de Kondratiev, debido a que:
-
Las investigaciones que, a cada momento, se llevan a cabo están
influenciadas por la situación económica de aquel momento.
Es decir que, en la tercera fase de Kondratiev, el conjunto de nuevos
avances tecnológicos de los cuales se dispone es el resultado de
investigaciones iniciadas a finales de la primera fase, donde había
plena ocupación y donde tanto el nivel de los salarios como el precio
de las materias primas era elevado. Por lo tanto, son tecnologías
ahorradoras de trabajo y de materias primas. Esto comportaría una
bajada de la demanda agregada de consumo y una caída adicional en
los precios internacionales de aquellas, agravando así la situación
de los países que los exportan (en general, pertenecen al Tercer
Mundo).
-
Durante la larga fase de prosperidad, la natalidad tiende a aumentar. Aquellos
que nacen en esta época engrandecerán la cifra de parados
veinte años mas tarde.
Estos dos comentarios valen también para la fase de depresión
pero al revés. Es decir, en esta fase tenderán a surgir tecnologías
no ahorradoras del trabajo y a haber una baja natalidad. Los dos factores
contribuirán a la consecución de la plena ocupación
en la fase de prosperidad del ciclo que, justamente, comienza después
de la depresión.
-
Analizando cada componente de la demanda, vemos que ninguno de ellos está
en situación de aumentar y, por tanto, de desencadenar un proceso
expansivo en la economía. En efecto:
-
Ante el elevado nivel de capacidad industrial no utilizada, y excluyendo
la adopción por el aparato productivo de las nuevas tecnologías
disponibles en este momento, es muy difícil que los empresarios
adopten el elevadísimo riesgo que supone llevar a cabo las inversiones
con tal de ampliar las plantas de producción ya instaladas.
-
Las exportaciones hacia los países del Tercer Mundo son ahora muy
difíciles porque los bajos precios de las materias primas hacen
que estos países estén en una situación muy precaria.
-
Una expansión de origen fiscal (es decir, mediante un aumento del
gasto público o de una rebaja de los impuestos) partiendo de unos
déficits ya grandes comportaría, en primer lugar, dificultades
crecientes para colocar la deuda pública necesaria para financiar
el déficit resultante y, al cabo de unos cuantos años, una
crisis de confianza en la capacidad del Estado para pagar, en un futuro,
esta deuda.
Un solo país puede intentarlo confiando en la entrada de capitales
extrangeros (Estados Unidos lo está intentando en el transcurso
de esta década), pero todos los países a la vez no pueden
hacerlo. De toda manera, será bastante interesante ver que acaba
pasando en los mercados de capitales públicos norteamericanos si
en U.S.A. siguen teniendo estos déficits presupuestarios durante
los próximos años.
De todo esto que acavamos de exponer se desprende que no es posible
huir de la depresión (como, si se me permite la licencia poética,
como no es posible huir del invierno después del verano, porque
dentro de este invierno germina la simiente que dará lugar a un
próximo verano). Aquello que si se puede hacer es regular el «tempus»
de la depresión, en el sentido de hacerla menos grave pagando el
coste de hacerla quizá mas larga.
III- ¿Es evitable una guerra?
Creo que si. Mirando aquello que ha sucedido en las fases finales de
los ciclos anteriores vemos que, si bien es cierto que la depresión
de 1929-1939 condujo a la II Guerra Mundial (1939-1945), la depresión
de 1875-1895 condujo a ninguna guerra generalizada; las vías de
salida fueron entonces:
-
La expansión colonial de las potencias europeas buscando a la vez
materias primas mas baratas y nuevos mercados.
-
La emigración masiva desde Europa hacia otros continentes (el americano,
fundamentalmente).
Fijándonos en los precedentes históricos, y haciendo gratuitamente
historia-ficción, podríamos apuntar dos posibles vías
de salida:
-
Pacífica: La expansión «colonial» de nuestro
planeta por el resto del sistema solar (o por los océanos). Francamente,
no creo que, de aquí diez años, la técnica esté
suficientemente avanzada como para permitir este desarrollo.
-
No pacífica: En aquest caso, ha de tratarse de una guerra
no generalizada a nivel planetario (una guerra planetaria no interesa a
nadie), pero si suficientemente grande, en número de países
implicados, como para provocar un estirón significativo de la demanda
agregada mundial.
En este sentido, analizando los «puntos calientes» del globo
y el escenario previsible (desde unos puntos de vista políticos,
demográficos y económicos) hacia el final del siglo, nos
restan como conflictos mas probables:
-
Europa occidental y la India contra el mundo islámico.
-
La U.R.S.S. contra China, por este mismo orden de probabilidades.
No obstante, hay una esperanza de cara a evitar el conflicto y esta reside
en que la población de cada país (o área de países)
sea consciente que la trayectoria de la economía es, de por si,
cíclica y, en consecuencia, no piense en culpar de su adversidad
económica a los otros países (o bloques de países).
En la medida que esto se consiga, la llegada al poder de demagogos y extremistas
quedará barrada y, por lo tanto, se alejará el peligro de
guerra. La historia europea, en el periodo 1920-1939, creo que es suficientemente
aleccionadora.
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