Según Joan Casals (1925-1988), y tal como nos recuerda Jordi Griera, los estados europeos menos productivos como Grecia, al perder su soberanía monetaria, tener disminuida su capacidad productiva y no disponer de una fiscalidad única europea, se ven abocados a un endeudamiento que no pueden evitar. Este endeudamiento no es responsabilidad tanto de los griegos, como de un sistema económico que no es sustentable a la larga.
Brauli Tamarit Tamarit.
Viernes, 11 de diciembre de 2015.
La Vanguardia web. Libros. Viernes, 29 de mayo del 2015.
Pedro Olalla: «Lo de Grecia ha sido un genocidio».
El conocido helenista publica en Acantilado «Grecia en el aire», un libro en el que reivindica las herencias de la antigua democracia ateniense.
Albert Lladó.
Pedro Olalla (Oviedo, 1966) acaba de publicar con Acantilado Grecia en el aire, donde reivindica las herencias de la antigua Atenas para afrontar las enormes dificultades por las que pasa el país que vio nacer la democracia. Lector corresponsal de La Vanguardia, reconocido helenista, el autor vive desde hace 20 años en la capital griega, aquella que logró instaurar una forma de gobierno que no separara el «ellos» del «nosotros». No estamos ante un libro de arqueología, sino ante una suerte de espejo entre dos períodos históricos en los que la identificación del ciudadano con el estado es fundamental para hablar de política en mayúsculas. Analizamos los desafíos, y también los riesgos, de una sociedad etimológicamente libre.
-Ofrece una reflexión que se hace al caminar. Han salido recientemente títulos que vinculan el paseo con el pensar. Eso, en realidad, es algo muy griego.-
-La tradición peripatética está muy vinculada a la filosofía. El libro nace desde el terreno. Y el terreno de Atenas está doblemente connotado. Por un lado, la Atenas antigua como escenario del nacimiento del proyecto democrático, que fue una realidad durante dos siglos. Por otro lado, como escenario de todo lo que está ocurriendo en Grecia durante los últimos años. El simbolismo es muy particular, y nos ofrece grandes contrastes entre lo que era la democracia en la Antigua Grecia y las formas actuales de gobierno, que seguimos llamando con el mismo nombre.-
-Es un libro escrito entre 2010 y 2014. ¿Cómo ha evolucionado el país en estos cuatro años? ¿Hoy, los ciudadanos, son más pasivos que antes? ¿Ha ganado terreno la frustración?-
-He sido testigo, pero también víctima de todo lo que ha ocurrido. Eso me ha llevado a escribir el libro desde una manera mucha más vivencial. La sociedad se ha empobrecido enormemente, se ha desencantado, y se ha indignado, pero ha generado una respuesta mucho más limitada que el alcance del deterioro. Si comparamos los últimos meses con el 2011, pues sí, vemos que hay un agotamiento. Hay una fase de contención en las calles.-
-Sostiene que se está siendo especialmente indulgente con el gobierno de Tsipras.-
-Sus políticas, en el fondo, están suponiendo una opción de continuismo. El nuevo gobierno, es verdad, no se está ensañando en cuanto al uso del aparato represivo o policial como en tiempos anteriores. Hay una especie de tregua, de paréntesis.-
-Pero usted es muy crítico con Syriza. ¿Piensa que la única salida digna para los griegos es abandonar la Unión Europea?-
-Grecia no tiene futuro dentro del euro. Y no tiene futuro porque no tiene soberanía para hacer una política diferente. Dentro de esas reglas, sólo se puede someter a las condiciones de sus acreedores. No hay experiencia histórica de un país que haya salido de una situación de endeudamiento como el que ahora sufre Grecia sin tener control sobre su propia moneda.-
-Seguro que no es la panacea.-
-No lo es. No digo que al día siguiente todo se arreglaría. Lo que sí que está claro es que dentro del actual marco Grecia no puede más que adentrarse en el pozo. La cantidad de muertes que ha habido... Lo de Grecia ha sido un genocidio.-
-Leemos un dato aterrador. En los últimos cuatro años más de 3.500 personas se han suicidado.-
-Más el aumento del índice de la mortalidad, sobre todo la infantil, o el empobrecimiento de la población, con una de cada cuatro personas bajo el umbral… Grecia necesitaría un índice de crecimiento superior al de China para hacer frente al pago de esa deuda.-
-¿Cuáles son las opciones?-
-El gobierno ha de decir a sus ciudadanos, sin tapujos, cuáles son los riesgos del continuismo y cuáles son los riesgos de la ruptura. La ruptura ha sido estigmatizada con todo tipo de tabúes. El continuismo, por otro lado, ha sido idealizado pese al crecimiento de la deuda. No es el único camino. Hay que abrir los ojos a esa encrucijada. La sociedad tiene el deber de decidir sobre su destino.-
-Habla de la areté (la virtud política) y del dike (la lucha contra el abuso) pero también del aidós (la vergüenza, el compromiso ético interior). Califica de saqueo lo que ha sufrido el pueblo griego, pero alguna autocrítica tendrá que hacer también el ciudadano, ¿no?-
-Hay que hacer autocrítica, sí. Si queremos transformar las democracias desde dentro, hay mucho trabajo que hacer. Si nos conformamos sin implicación, siempre estaremos favoreciendo que otros lo hagan por nosotros. Si queremos un sistema diferente, tenemos que ponernos a ello. Pero hay que decir que cuando normalmente algunos gobernantes piden al pueblo que haga autocrítica, lo que se le está pidiendo es que diluya las responsabilidades entre todos. Y no todos se han comportado igual.-
-Hay entonces una toma de conciencia. No se sube a la Asamblea sin haber discutido en el Ágora. La democracia participativa no es sólo elegir, sino deliberar. -
-La democracia antigua está basada en la virtud política de los ciudadanos. Es una cuestión activa, no pasiva. Nosotros somos más herederos del modelo romano, vemos el ciudadano como un sujeto de derechos y obligaciones, pero el modelo ateniense es diferente. El ciudadano es el portador responsable y libre de la esencia política de la soberanía. Y ha de estar dispuesto a ejercerla, aunque ello signifique sacrificar parte de su energía en ese empeño.-
-La gran radicalidad de Solón es fomentar la participación del ciudadano en las grandes decisiones. La importancia de tomar la palabra.-
-La democracia no se puede limitar al derecho a la emisión de un voto para dar un cheque en blanco a quien sea. Eso es un sistema electoral, pero no es una democracia. Hay una limitación estructural.-
-Los griegos consideraban la paideia, la educación, como un deber de la ciudad. Hoy nos haría reír si alguien afirmara que sin saber poesía no se puede ser un buen ciudadano…-
-La paideia no se podía descuidar en la Antigua Grecia porque era lo que nutría el sistema. Sin embargo, hoy nos parece que la educación, sobre todo en humanidades, es una cuestión suntuaria, cosmética. Si nos creemos ese planteamiento, estamos favoreciendo que la base de la democracia esté cada vez más desprovista. Eso va siempre en beneficio de los que están arriba.-
-Hay pasos atrás. Entre Solón y Clístenes, Pisístrato instaura una tiranía populista y despótica. ¿Es el populismo un riesgo real, hoy, en las democracias occidentales?-
-Aristóteles ya advierte de las versiones perversas que pueden surgir. Contrapone la demagogia (una masa carente de virtud) a lo que él llama politeia (el gobierno virtuoso de la polis). Es evidente que todos los modelos pueden generar esos efectos, pero no se concibe la democracia sin ciudadanos dispuestos a defenderla y ejercerla. La masa electoral, cuando no tiene voluntad política, lo que quiere es encontrar un líder en el que depositar su soberanía. Lo que está haciendo el ciudadano, ahí, es abdicar.-
-Decíamos que la democracia es frágil, y que hay que cuidarla permanentemente. Pericles tuvo que desterrar a Anaxágoras para que los ciudadanos no lo ejecutasen.-
-Sí, es cierto, pero no es justo decir que las democracias de forma natural derivan en el populismo o en la irresponsabilidad. No es así. Difícilmente una democracia en la que los ciudadanos tuvieran fuerza política, capacidad de juzgar sobre el interés común, iban a depositar ese poder en manos de cualquiera.-
-Clístenes crea un nuevo consejo de quinientos ciudadanos para actuar como órgano administrativo y ejecutivo. ¡Y lo hace por sorteo! Platón y Aristóteles defienden que es mejor opción que la elección. ¿Y la meritocracia? ¿No hay ciudadanos mejores para gobernar que otros? ¿Por qué no aprovechar el talento?-
-Una cosa es la voluntad política y otra cosa son los conocimientos técnicos. Las decisiones que hay que tomar para organizar una sociedad son, en la mayoría de los casos, decisiones éticas. No son decisiones técnicas. Pero claro que hay que aprovechar los conocimientos técnicos para informar, para asesorar… La gente que iba a votar a la Asamblea en Atenas recibía esa información, existía un diálogo político… Los políticos actuales tampoco son expertos, tienen sus gabinetes en todas las materias. ¿Quién nos dice que los tecnócratas que están tomando decisiones por nosotros lo están haciendo con criterios superiores? Estamos invistiendo a expertos únicamente en materias financieras. Exclusivamente.-
-Las grandes escuelas de política ateniense eran la Asamblea, el Consejo, los Tribunales y… ¡El Teatro! Ahí está el conflicto de Antígona. ¿Es la ley lo mismo que la justicia? ¿Cuándo es legítima la desobediencia civil?-
-Lo que Sófocles quiso advertir con ese gran monumento, Antígona, es que, incluso en un sistema donde las leyes eran expresión de la voluntad común, existía la posibilidad de que no fuesen justas. Había que dejar la puerta abierta a la capacidad de revisarlas. Nos podemos oponer a una ley apelando a los propios valores que sustentan la democracia. Es decir, la línea de legitimidad pasa por el acto de rebelarse contra esas leyes de manera colectiva, consciente, asumiendo los riesgos, y apelando a los mismos valores que se suponen que han alumbrado esa ley. Nunca desde valores particulares, o de conveniencia propia. Para hacer avanzar la democracia. Si no, parecería que hemos llegado a instalar el bien definitivo. Es una operación delicada, pero un mecanismo que la democracia, que es un sistema abierto, debe contemplar como una forma de oxigenación.-