El virus de la pobreza.
Lluís Maria Xirinacs nos recordaba en vida suya que un país no puede tener plenitud de derechos y libertades si es económicamente pobre. Contrariamente, un país puede llevar a cabo y respetar los derechos y las libertades de su pueblo si disfruta de prosperidad.
La disminución global de los derechos y libertades que se está produciendo a nivel planetario responde a causas económicas perfectamente identificables, empezando por el hecho de que la generación pública de moneda en muchos estados ha sido privatizada y sometida a una devolución con interés. Si para emitir públicamente 100 unidades monetarias se tienen que devolver, pongamos 110, entonces hay que saber que la deuda difícilmente se podrá saldar y que se irá incrementando cada vez más, atendiendo el carácter acumulativo de los intereses.
Otro motivo del empobrecimiento de un país es el hecho de que la investigación científica y tecnológica tiende a disminuir el trabajo administrativo asalariado. Ordenadores, máquinas y robots sustituyen el trabajo de las personas, cada vez menos gente hace el trabajo empleando más horas, y el resto de personas permanecen en el paro. Disminuyen, por lo tanto, las rentas del trabajo.
La evasión de divisas hacia paraísos fiscales hace que los estados disminuyan también sus ingresos en concepto de impuestos. Esto incrementa el endeudamiento de los estados, lo cual amenaza con provocar la privatización de los servicios públicos: pensiones, sanidad, educación, etc., y el posible recorte de las rentas de las pensiones y jubilaciones.
Si disminuyen las rentas del trabajo y las rentas de las pensiones, esto genera una disminución del consumo. Los empresarios ven como sus productos y servicios tienen menos salida y, por tanto, se reducen sus beneficios. A su vez, tienen que recortar gastos, por ejemplo reduciendo su plantilla o los salarios de sus trabajadores.
La gran banca destina un 98% de media de sus inversiones a productos de mayor rentabilidad como por ejemplo especulación de divisas, petróleo y derivados, tráfico de armas, alimentos y medicamentos que pueden hacer daño, etc. Lo hace presionada por una clientela que en buena parte le exige una más gran rentabilidad en sus capitales. Solo el 2% de este dinero se destina a inversiones en el comercio de proximidad, que se ve así poco apoyado.
El ex-empleado bancario Jorge Aniceto Molinari nos recuerda a menudo que Lenin ya vaticinó que el poder se desplazaría hacia los grandes conglomerados empresariales, y que los márgenes de ganancia en todos los negocios irían disminuyendo.
A estos fenómenos económicos se suman los problemas de tipo ecológico, de contaminación y polución, de agresiones contra los ecosistemas, como por ejemplo incendios y urbanizaciones de espacios naturales, una agricultura industrial que afecta la salud de personas, animales y vegetales, fabricación de productos con obsolescencia programada o difícilmente reciclables y una carencia de tratamiento de los desechos. Las consecuencias ecológicas negativas de una parte importante de la actividad económica humana quedan poco reflejadas explícitamente en los balances contables de las empresas, pero afectan a la salud de la Humanidad y de la Naturaleza.
A consecuencia de todos estos procesos, hay diferentes iniciativas que proponen soluciones yendo a la raíz de cada uno de estos problemas para hacer una economía viable, dentro de un planeta que pueda perdurar ecológicamente más allá de las actuales generaciones. Algunas propuestas se pueden aplicar directamente a nivel individual o colectivo al margen de la participación de los gobernantes. Otras tienen que ser aplicadas por estos y los pueblos tienen que preservar mínimamente sus derechos para velar que se lleven a cabo, porque como decían los viejos libertarios: «El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente».
Brauli Tamarit Tamarit.
Miembro del Centro de Estudios Joan Bardina y de la Fundació Randa - Lluís M. Xirinacs.
Domingo, 15 de Marzo de 2020.
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