Educación moral.
«Treinta reglas prácticas de «Higiene del alma».
La moderna estrategia moral»1.
La Higiene del alma, o lo que es lo mismo, del esfuerzo y de la lucha
emancipadora, tiene sus bases. De algunas hemos hablado ya. Vamos a llamar
la atención sobre las más principales, repitiendo, por última
vez, que no vamos a exposiciones lúcidas de ideas, sino al terreno
sencillo de la eficacia.
a
La base de la salud de nuestras almas es la salud de nuestros cuerpos.
Es necesario, pues, cuidar con delicadeza y constancia de la higiene corporal.
b
Las facultades espirituales andan completamente enlazadas. Cultivando
unas y no otras, es vano empeño pretender que se desarrolle la Energía
humana.
c
Sólo es verdadero hombre el que desarrolla su parte libre, ahogando
su parte instintiva. La Libertad es el hombre. Hombre movido no
es hombre.
d
La lucha es la esencia de la vida, es decir, el combate, las dificultades,
el entrenamiento, y como final, la victoria, esto es, el amoldar a nuestro
Ideal lo externo y amoldarnos a él nosotros mismos. O ser arrastrados
por lo de afuera, o arrastrarlo nosotros.
e
Debo conocerme a mí mismo, mediante el examen atento. Este examen
debe ser suave, pero continuado, a fin de que no se me coja imprevisto.
Debe ser ya más concentrado por la noche, por unos minutos, durante
los cuales me preguntaré por mis actos del día, mis fuerzas,
mis alegrías, mis tristezas. Todo, según un plan sencillo
de vida -¡muy fácil de comenzar, muy difícil de continuar!-
del cual hablaremos en la parte práctica.
f
Observación precisa y optimismo respecto a cosas y personas.
Estudiarlas por lo que puedan aprovecharnos o dañarnos. De ahí
un sencillo conocimiento de las Ciencias, y un juicio generoso sobre los
actos de los hombres. Ciencia no es Erudición, como Digerir la comida
no es pegárnosla con goma a la espalda.
g
Espíritu de iniciativa, estudiando los asuntos todo lo necesario
-y no más-, y lanzándonos a su resolución. Unos, estancados
en el plano petrificado del ayer, viviendo entre cenizas, vuelven la vista
atrás y dudan. Otros, temiendo peligros graves en el porvenir y
viviendo en lo utópico, andan dando golpes en lo que no existe,
y se quedan perplejos. El presente es todo. El presente que, como hijo
del pasado, ya lleva en su ser todo lo que conviene del pasado; y, como
padre del futuro, forzosamente transmitirá en herencia a los tiempos
sucesivos todo lo que a estos tiempos interese.
Nada de dudas y fluctuaciones, «aunque sea verdadero el origen
de ellas». Porque si, por notar parte de mal, pudiésemos detenernos
ante la duda gris, ¿acaso podríamos nunca hacer nada?. ¿Acaso
no estamos en el plano del progreso, de la perfectibilidad, que
quiere decir «nada enteramente bueno, todo con algún aspecto
imperfecto»?.
h
Es necesario crearnos ideas propias, alimentándolas y asociándolas.
La idea es fuerza. Las que tengas en tu interior, refuérzalas, vivifícalas
cariñosamente.
i
Es necesario un Ideal sentimental, que dé expansión a
la idea y le colore y encienda. Instrumentos de este Ideal son las Pasiones,
colosales palancas de actividad humana, productores de Energía y
brazos distributivos de la misma.
j
Trabaja, opera y hazlo con orden, con ritmo, con ponderación.
La impetuosidad no es nada. La continuidad, la paciente perseverancia lo
es todo. Como de hilitos se compone un vestido, así de pequeñas
acciones se nutre la vida. Esta paciencia es prodigiosa en fuerza. «Muchas
pajas detienen al elefante», diche el Panchatandra. Esta paciencia
es muy difícil, ya lo sabemos. Las pequeñas victorias
son las que saben ganar pocos.
Esta paciente perseverancia debemos ejercitarla en obras humildes
de cada día: teniendo arreglada nuestra mesa, cepillando nuestra
ropa, recomenzando la lectura de toda la página, si te has distraído,
etc.
k
Existen voluntades que sólo lo son de nombre. La Energía
es la voluntad reinando y conquistando.
l
Todos los hombres están llamados a ser enérgicos y dominadores.
Pocos son los que llegan a serlo. Un «egoísmo altruísta»
y paciente es el único camino para llegar a la Energía y
al dominio de sí.
m
Operar es más que ser. El hombre es lo que hace. «Por los
frutos los conoceréis». Cada uno es hijo de sus obras. «Mi
nobleza comienza en mí mismo», decía Napoleón.
n
Quien no hace nada efectivo, suele ser palabrero, proyectista, criticón.
Suele moverse mucho sin avanzar nunca. Tú debes hablar menos y realizar.
Práctica, práctica. Pocos planes y muchos hechos.
o
Los héroes son hombres como nosotros. No han nacido héroes;
han querido serlo; han luchado por serlo.
p
Búscalo todo dentro de ti mismo. Allí lo hallarás
todo: fuerzas, ideas, ilusiones, una idea de las cosas, las leyes de la
táctica. Allí encontraba Fenelón la existencia del
mismo Dios. Allí encontraba San Pablo el mismo Cielo. Confía
en ti.
q
El alma posee un poder colosal de Digestión, es decir, de transformación.
Sentado esto, puedes convertir lo ajeno en tuyo, lo dañino en provechoso,
el dolor en alegría.
r
Cuando yo pongo mi esfuerzo, Naturaleza suple lo que falta. Cuando yo
me abstengo, Naturaleza acaba de anularme.
Para algo hay Alguien allá arriba, que no huelga jamás.
rr
Las células del cerebro graban mis esfuerzos, produciendo al
fin el hábito, premio a mi perseverancia.
La corriente nerviosa de la Energía libre corre con mucha mayor
prisa que la corriente de actos impuestos, pudiendo la primera sojuzgar
a la segunda.
s
La sensualidad, sea estomacal, sea venérea, roe las mismas raíces
de la Energía.
t
La Belleza corpórea es efecto y causa -en distintos tiempos del
proceso- de Belleza espiritual. Belleza es dominación, armonía,
sujeción, humanidad.
u
Es signo de Energía hacer sin testigos lo que se haría
delante de los demás, y hacer delante de los demás lo que
se haría estando solo.
v
Créate una atmósfera de impresiones saludables. Se te
ofrecerán mil ocasiones de ejercitar tu Energía, ya en ti,
ya fuera de ti, y de crear este ambiente salutífero.
No desaproveches nada, por pequeño que ello te parezca. De una
pequeña chispa nace un gran incendio. Por tanto, en cuanto sientas
nacido en ti (que nos viene a veces impensadamente un sentimiento o una
idea), no le dejes huir: oblígale a unirse con los que ya tienes.
En cuanto tu mirada penetrante vea a tu alrededor algo asimilable, oblígale
a entrar, con atención incansable, y a unirse en matrimonio con lo
que yacía en tus adentros. Verás cómo aumenta la hermosa
prole de tu patrimonio de Energía.
Si deseas un sentimiento que no tienes, recuerda lo que dijimos al hablar
de aquel proceso del alma, que acaba por hacer amar lo que en un principio
se aborrecía. Puedes, pues, obtener este sentimiento por transformación
de otro. Puedes obtenerlo también por vía de injerto, sacándolo,
por compara- ción amorosa, de otros que tú tienes.
Si deseas exterminar una idea o sentimiento, substitúyele
con tu atención por la consideración caliente de otros. Faltos
de alimento, morirán, como se atrofian los miembros que no se usan.
w
La Sugestión puedes aplicarla a tu conquista interior. Basta
que substituyas lo que pida ser substituido, según la explicación
que de ello hicimos en el capítulo anterior.
Esta Sugestión, aun tratándose del alma, debe ir acompañada
de afectos, de signos sensibles, de palabras enérgicas, de frases
precisas, de gestos pertinentes, de objetos a propósito, como en
su lugar quedó explicado.
x
Se trata de ser o no ser, vencer o morir. Si llegas a comprender
esto, serás dueño de un valor grandísimo. El valor
de los ejércitos viene no pocas veces de saber que sólo les
queda la alternativa de vencer o sucumbir; valor sin mérito, si
queréis, efecto del miedo y amor a la vida. Pero ello no nos ha
de pasar inadvertido. Hernán Cortés ganó sus victorias
y su imperio en el mismo instante en que quemó las naves, para que
sus soldados no pudiesen escapar de este dilema: vencer o ser degollados.
Esfuérzate en comprender que nuestro problema es éste:
o amos y conquistadores, o decapitados morales.
y
Para la energía cerebral y el dominio del alma, es necesario
dormir ocho horas diarias; y no menos. «Arco siempre tendido -dicen
los árabes-, arco flojo e inútil».
z
Cada cosa del espacio en su lugar. Cada acción de tu alma en
su instante. Practicando esto, demostrarás poseer una Energía
poco común, la cual, con tales ejercicios, se te multiplicará
extraordinariamente.
a'
Mortifícate. La lucha es ya una mortificación, aunque
su belleza nos subyugue. Haz ayunar a tu cuerpo, si pretende hacer de bestia.
En la mesa podrás sostener verdaderos combates con tu estómago,
tanto más insolente cuanto más le regales. En otros lugares
se te ofrecerán motivos para otras mortificaciones. Mortifica también
tu alma: calla a tiempo, poda tus vicios.
Los héroes se mortifican constantemente. ¿Oíste
hablar de algún tenor, de esos soberanos de la voz que magnetizan
por su arte y cobran 5.000 pesetas por sesión?. Pues viven en un
régimen riguroso de comidas; se abstienen de multitud de alimentos
que podrían perjudicarles; gargarizan ordenadamente, y emplean dos
horas diarias en cuidados infinitos, cuya centésima parte molestaría
a cualquiera alma vulgar. Porque no son almas vulgares, no les molesta
a ellos.
b'
Acepta una doctrina moral sana, que no estorbará tu acción
en manera alguna. La idea de Dios, el sentimiento de justicia, el mismo
culto y ritual de la religión sólo estorban a los depravados.
El hombre enérgico no acepta la indiferencia en nada, que
es la duda, la enemiga irreconciliable de la actuación. La Moral
es al alma lo que el oxígeno a la sangre. Sin ella la Energía
podría ser Brutalidad. Y entonces no fuera verdadera Energía.
c'
Lee libros sugestivos. Abstente de esas frivolidades impresas y grabadas,
que a tanta gente arrastran. Les arrastran. No son hombres libres.
Nota:
1Juan
Bardina, La energía de la voluntad. (Cómo se llega a la
dominación y a la vida intensa). F. Granada y Cía., Editores,
Barcelona, s. a., 4.ª edición corregida y ampliada, pp. 231-242.