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Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el diario Avui, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979, traducidos al castellano.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el rotativo Mundo Diario, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979.
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Publicaciones:
Lluís Maria Xirinacs.
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Agustí Chalaux de Subirà.
Agustí Chalaux de Subirà.
Agustí Chalaux de Subirà.
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Agustí Chalaux de Subirà.
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Magdalena Grau,
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Capítulo 18. La utopía libertaria.
- Estructuras opresoras y estructuras libertarias.
- La sociedad postlógica.
- La sociedad ecológica.
- La sociedad pacificada.
- El socialismo anárquico.
A lo largo de esta Tercera Parte, hemos querido poner unas bases firmes,
asentar unos fundamentos sólidos para la construcción de
una sociedad mas equilibrada, mas humana, mas satisfactoria para todos
y cada uno de sus miembros.
Podríamos resumir el conjunto de propuestas presentadas en tres
apartados:
-
Libre mercado y libre sociedad transparente: esto es,
-
Un único instrumento monetario legal, la factura-cheque pro-telemática,
exhaustivamente informativa y clarificadora de todos los actos monetarios
ocurridos en cada espacio-tiempo imperial considerado;
-
Imperialización de toda la información estadística-analítica
proporcionada por la red monetaria telemática;
-
Rígida separación entre la sociedad utilitaria y la sociedad
liberal, controlada a través de mecanismos monetarios;
-
Libertad mercantil responsable, dentro de las leyes mínimas establecidas
por el Estado y desarrolladas por cada gremio;
-
Libertad liberal responsable, dentro de las leyes mínimas establecidas
por el Estado y las normas deontológicas establecidas por cada colegio.
-
Dialéctica entre arquía y anarquía: eso es,
establecimiento de estructuras árquicas (políticas,
justiciales y cívicas) fuertes pero responsables al final del mandato
y constitucionalmente limitadas.
-
Dialéctica entre bien común y bien privado: esto es, el establecimiento
de estructuras utilitarias que respeten las libres iniciativa y propiedad
privada, pero que al mismo tiempo aseguren, a través de la solidaridad
comunitaria, la satisfacción de las necesidades utilitarias de todas
las personas con un poder de compra insuficiente.
A partir de estas realidades sociales mínimas, es posible de empezar
a fijarnos objetivos de mas alcance, proyectos mas liberadores. Es posible
el empezar a pensar como llevar a la práctica los ideales y las
utopías mas bellas del género humano: la libertad, la justicia,
la paz, la armonía, la equidad...
Todas estas nobles aspiraciones son hoy día sostenidas por multitud
de movimientos sociales y políticos: pacifismo, ecologismo, no-violencia,
socialismo libertario... Pero se quedarán siempre en el terreno
de lo utópico-irrealizable mientras no partan de la base de unas
estructuras sociales radicalmente diferentes de las actuales.
1. Estructuras opresoras y estructuras libertarias.
La
hipótesis de trabajo que sostenemos referente a la sociedad y a
su evolución participa del materialismo histórico de Marx.
Efectivamente, sostenemos que, en la vida y evolución de las sociedades,
existen unas estructuras de base que condicionan todo el resto del edificio
social.
Para Marx, estas estructuras se identificaban con las relaciones de
producción; no queremos negarlo, pero añadimos que hay otra
estructura, quizás mas determinante, a la cual nadie ha atendido
nunca, pero que puede constituir una solución muy eficaz en todos
los procesos sociales: nos referimos a la estructura monetaria.
En la actualidad, tanto la sociedad llamada capitalista como la llamada
comunista, comparten el mismo tipo de estructura monetaria: la moneda anónima.
Tal y como hemos visto en el capítulo 2,
la moneda metálica concreta o moneda anónima es irracional
y por lo tanto, perturba el mercado en lugar de ayudarlo a conseguir un
equilibrio dinámico. Pero además, por ser anónima,
impersonal e irresponsabilizadora, también es socialmente perturbadora:
es la fuente de todo poder sobre las personas, de toda plutarquía
y es el instrumento de toda corrupción y de toda opresión.
La desaparición de la moneda anónima y su sustitución
por un sistema monetario omniinformativo, omnipersonalizante y omniresponsabilizador,
significa el establecimiento de una estructura monetaria básicamente
clarificadora y libertaria, contraria esencialmente a todo poder plutárquico
y potenciadora de las libertades concretas de cada persona.
Solamente a partir de infraestructuras libertarias y mas concretamente
de la estructura monetaria, podrán, las superestructuras llegar
a ser liberadoras para los hombres: podrá la utopía llegar
a ser realizable.
No pretendemos, en este capítulo, definir una sociedad utópica,
ya que esta, por ser libre, es totalmente imprevisible. Pero sí
que queremos dar algunas indicaciones de como, sobre las estructuras sociales
anteriormente recapituladas, pueden empezar a ponerse en práctica
algunas de las aspiraciones mas sentidas en nuestros tiempos.
2. La sociedad postlógica.
Nos hemos referido explícitamente, en el capítulo
13, a la imperialización de la información analítica-estadística
sobre mercado y sociedad monetarias, obtenida a través de la red
monetaria telemática.
Pero, en realidad, todo tipo de información y no únicamente
la monetaria, será imperializada, así como todos sus medios
técnicos. Efectivamente, dentro del servicio liberal de educación
e instrucción permanentes, se incluyen todas las formas de edición
y prensa habidas y por haber: gráficas, visuales, auditivas, audiovisuales...
Los profesionales de la prensa y la edición serán considerados
profesionales liberales y por lo tanto sus servicios serán gratuitos...
Por otra parte, la revolución informática hace que, actualmente,
la tecnología telemática sea cada vez mas el soporte de toda
transmisión, archivo y tratamiento de la información (a través
de teléfono, televisión, teletexto, telecopia..., bases de
datos..., ordenadores...). Y ya hemos dicho que estas tecnologías
serán consideradas como servicio público y por lo tanto,
serán imperializadas y de acceso gratuito. Actualmente, la telemática
es una hiperlógica, es decir, una exacerbación, una exageración,
una primacía absoluta de los procesos lógicos: pero hay que
llegar rápidamente a una postlógica, que no es sino una tecnología
telemática al alcance de todo el mundo, suficientemente evolucionada
para poder dialogar con el usuario en lenguaje ordinario y por lo tanto,
adaptable a cualquier nivel de cultura y formación. Cuando todos
puedan servirse de la telemática con total simplicidad, facilidad,
naturalidad y comodidad, habremos llegado a la era postlógica. No
es necesario que todo el mundo sea conocedor de la lógica ni de
la informática; con unos pocos especialistas es suficiente. Solo
es preciso que todos sean capaces de utilizarla con lucidez, entendiendo
que se trata de un mero instrumento auxiliar, igual como se utiliza un
martillo, unas tijeras...
La liberalización de la información supone su libre circulación,
sin ningún tipo de restricción, control ni censura. Hay que
proteger, únicamente, el secreto profesional e industrial y la intimidad
y privacidad de cada persona. Aparte de esto, todo el mundo es libre de
expresar su opinión responsable y todos tienen acceso a la totalidad
de la información circulante.
La libertad de circulación de la información es una fuerza
muy poderosa de culturización. La información y el saber
son factores esenciales e indispensables para el autodesarrollo de cada
persona, de cada sociedad, de cada cultura. Si se ponen a disposición
libre y gratuita de cada uno de ellos, el progreso y la dinámica
originados serán espectaculares.
3. La sociedad ecológica.
La vida en armonía con la naturaleza, el respeto del ambiente
natural, el retorno a formas de producción artesanales que primen
los criterios de calidad sobre los de cantidad, la vida en pequeñas
comunidades y la desaparición de las ciudades-monstruo..., todos
estos son objetivos que solo podrán irse alcanzando, poco a poco,
en el seno de una sociedad culta, responsable y rica.
Una legislación adecuada, ciertamente, puede hacer mucho. Como
ya hemos anunciado en el capítulo 15,
a partir de unas leyes mínimas del Estado, los gremios elaborarán
estrategias ecológicas de producción, que todas las empresas
habrán de respetar. La municipalización del suelo constituye
un instrumento utilísimo de cara a una política urbanística
y territorial eficaz. Los créditos comunitarios preferenciales pueden
ser un arma muy importante para favorecer estrategias de producción
que se consideren interesantes: uso de energías naturales, empresas
de tamaño pequeño, búsqueda de óptima calidad...
Ahora bien, a fin de que las relaciones del hombre con la naturaleza
cambien de sentido, pasen de la actual orientación posesiva y destructiva
a una orientación de respeto y admiración, hace falta un
cambio radical de mentalidad, que requiere tiempo y que no puede improvisarse
por ley. Es aquí que las estructuras sociales libertarias pueden
ayudar a acelerar el proceso. Una sociedad clara y transparente, monetariamente
responsabilizada, con mucho tiempo libre, con abundancia productiva y con
una gran solidaridad comunitaria hacia los que la necesiten, es una sociedad
que no pone trabas a las ideas, a los experimentos sociales, que no condiciona
las mentalidades sino que las deja libres y las ayuda en sus iniciativas
y que, por tanto, promueve la mutación y la transformación
social.
4. La sociedad pacificada.
La guerra no es un hecho connatural al hombre, que se deduzca necesariamente
de su naturaleza. Al contrario, la guerra tiene un origen histórico
y por tanto, puede tener también un fin histórico.
Parece que los enfrentamientos violentos y organizados entre grupos
humanos, existen únicamente a partir del momento que existen poblaciones
sedentarias con capacidad de acumulación de bienes utilitarios (esto
representaría, aproximadamente unos 10.000 años antes de
nuestra era). En las zonas en que, por algún motivo, sobreviene
una escasez de recursos, proporcionalmente a la población, ocurren
los primeros enfrentamientos con objeto de saquear las despensas de los
mas favorecidos.
De todas maneras, estas situaciones parecen excepcionales, predominando
las relaciones pacíficas entre grupos. Hasta la edad de los metales,
en que se fabrican las primeras armas declaradamente bélicas (en
metal) y que se pone ya de manifiesto una clara jerarquización social,
parece que no se puede hablar propiamente de guerra en toda la extensión
de la palabra.
Con la aparición de la moneda anónima, comienza una etapa
cualitativamente diferente en la historia de la guerra, ya que al ejercicio
de la fuerza bruta, se añade el ejercicio del poder sutil, mucho
mas antilibertario que el anterior.
Como generalización válida para todas las etapas, podemos
decir que la guerra es siempre la respuesta a una situación social
de compresión antilibertaria -ya sea esta respuesta espontánea,
o provocada y canalizada por los intereses de un poder imperialista-. Por
este motivo, la desaparición de la moneda anónima en primer
lugar y la construcción de estructuras sociales libertarias en todos
los ámbitos, en segundo lugar, ha de constituir el primer paso hacia
una progresiva pacificación de la sociedad.
En el interior de cada imperio, la Justicia ha de jugar el papel principal
en esta tarea de pacificación, ya que ella, a través de su
actuación serena y objetiva, por omnidocumentada, es la encargada
de pacificar todos los conflictos y confrontaciones que vayan surgiendo.
A nivel de concierto mundial, la situación esta hoy día
caracterizada por el llamado armamentismo: bajo pretensiones falsamente
estratégico-defensivas, el armamentismo encubre los intereses plutárquicos
y opresores de los imperialismos actuales. La única salida viable
para un imperio que quiera escapar de esta situación, consiste en:
-
Reducir el propio armamento al mínimo indispensable;
-
Trasladar la actual competencia en producción armamentística
a competencia en producciones socialmente muy útiles y tecnológicamente
muy avanzadas;
-
Establecer con el resto de los imperios relaciones comerciales muy libertarias,
estables y equilibradas -según la fórmula explicitada en
el capítulo 15-.
5. El socialismo anárquico.
Mucho mas allá, todavía, que los ideales hasta aquí
mencionados, están los ideales del socialismo anárquico:
la desaparición de cualquier clase de arquía o mando
social y la desaparición de cualquier diferencia de riqueza y prestigio
social entre las personas.
De momento, estos dos ideales permanecen aún en el terreno de
lo utópico irrealizable, ya que implican unos cambios muy profundos,
no solo en las estructuras sociales, sino incluso en las mismas estructuras
genéticas-hereditarias del hombre.
De todas maneras, nosotros hemos propuesto dos medidas fundamentales
que van precisamente en esta línea: primero, la reducción
y limitación constitucionales de toda arquía; segundo,
la distribución de finanzas al consumo para todos los ciudadanos,
equitativamente, según sus necesidades materiales mas perentorias
y con una igualdad total de acceso a los recursos culturales.
No queremos hacer de profetas, pero creemos que estas medidas pueden
constituir una base firma a partir de la cual la sociedad puede ir evolucionando
cada vez mas libertariamente: los puntos de llegada de esta evolución
son insospechables e inimaginables.
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