Implantación de un subsidio de paro indefinido.
En Bélgica se aprobó la implantación de un subsidio de paro indefinido (también llamado «minimex») donde todas las personas en edad de trabajar que no tuviesen trabajo recibían una prestación fija de dinero.
A veces, se han alzado voces en contra de esta medida, pero la realidad
ha dado muchos más argumentos a favor que argumentos en contra.
Uno de los argumentos en contra es la existencia de gandules profesionales:
personas que cobran desde hace más de 10 años seguidos el
subsidio de paro y no hacen ningún esfuerzo para encontrar faena.
Pero se sabe que si no hubiese este subsidio, pasaria como en el resto
del mundo:
Una
parte de los parados es dedicaria a la mendicidad por las calles, iría
a los comedores y dormitorios públicos, removería las basuras,
fastidiaría a la otra gente en transportes públicos como
el metro y los trenes, dormiría en los bancos de los parques públicos
y moriría en la calle.
Otra
parte de estos parados se dedicaría a la delincuencia: robos, secuestros,
estafas. Después iría a las prisiones, con los costes que
ello supone. Algunos traficiarían con droga, facilitando la marginación
de los jóvenes. Y muchas mujeres, y incluso hombres, se habrían
de lanzar a la prostitución. La delincuencia, en resumen, provoca
muchos gastos y un estado policial innecesario.
La
otra parte que resta iría, efectivamente, a trabajar. Pero en realidad
son personas a las cuales no les gusta trabajar. Si tuviesen ocasión,
disminuirían el ritmo de trabajo, entretendrían sus compañeros
y hasta harían huelgas innecesarias. Los parados forzados a trabajar
son una carga para las empresas y para la sociedad.
Con
el subsidio de paro indefinido los parados consumen, los vendedores venden
más y el dinero circula en el mercado incentivando la producción.
Solamente hace falta añadir que con el subsidio indefinido los
trabajadores no aceptan sueldos por debajo del nivel del mismo subsidio,
con lo cual desaparecen los oficios marginales.
Barcelona, a miércoles, 18 de Agosto de 1999.
Agustí Chalaux de Subirà.
Brauli Tamarit Tamarit.