Excedentes de producción y miseria en el Tercer Mundo.
Muchas veces se ha dicho que si los Estados con un alto nivel de producción aportasen sus excedentes a los Estados del Tercer Mundo, se acabaría la miseria en el planeta. El problema radica en cómo hacer una justa distribución de los excedentes entre la gente de los países pobres, sin que el mercado negro y la especulación estropeen esta distribución.
Un primer paso se basa en fomentar la existencia de excedentes de producción.
En
los Estados Unidos se tomó una decisión equivocada de la
mano del presidente Eisenhower. Ests presidente tenía por costumbre
recibir sus informes en pequeñas hojas de un máximo de unos
pocos párrafos de extensión, todo demasiado simplificado
para hacerse una idea completa de los asuntos a tratar.
Su
Estado se enfrentaba a un problema creciente de excedentes de maíz.
Los asesores de Eisenhower escribieron a su presidente un informe según
el cual, si se conservaban los excedentes de maíz, se había
de construir unos grandes depósitos para almacenarlos. En cambio,
la solución más económica era, según estos
mismos asesores, pagar a los campesinos para que produjesen solamente una
pequeña parte del maíz que eran capaces de producir, y dejasen
el resto de la tierra yerma.
El presidente Eisenhower aceptó la propuesta de sus asesores
en base a su informe. Y inmediatamente se inició un plan según
el cual se pagaría a los campesinos estadounidenses para disminuir
la producción.
Una de las consecuencias de este plan es que algunos de los enriquecidos
y relativamente poco cultos campesinos norteamericanos se dedicaban, durante
sus vacaciones, a hacer turismo sexual por los Estados del Sudeste asiático.
Con sus dólares fomentaron la prostitución en toda esta zona.
Otra
consecuencia de este plan es que muchos empleados de estos campesinos estadounidenses
pasaron al paro. Y se dedicaron a buscar faenas alternativas, como por
ejemplo los «rodeos», del cual se nutre el turismo y el tipismo
de las tierras del Medio Oeste.
El segundo paso es crear un sistema de distribución equitativa.
Nuestra propuesta consiste en estimular la existencia de excedentes
de producción allá donde esta pueda ser alta.
Para distribuir estos excedentes de producción permanentemente
en los Estados pobres, hace falta construir en estos redes telemáticas
de compra, de uso obligatorio y gratuito, donde todos sus habitantes estarían
sometidos a un censo riguroso.
Cada
persona dispondria de una cuenta corriente y una tarjeta telemática
intransferible vinculada a los movimientos de esta cuenta corriente. Cuando
se produjesen los excedentes de maíz, por ejemplo, entonces se inventarían
el dinero necesario para adquirirlos y se distribuiría este dinero
equitativamente entre todas las personas del censo.
Con este sistema se crearían redes de distribución de
excedentes desde los Estados con más alto nivel de producción
hacia los Estados con una miseria más extendida. Los productores,
además, ganarían dinero haciendo su trabajo y dando puestos
de trabajo a sus subalternos. Los especuladores del mercado negro tendrían
pocas posibilidades de desviar los excedentes hacia sus redes ilegales
de distribución. Además, una revolución telemática
se extendería entre los Estados del Tercer Mundo, haciendo más
posible un comercio justo y responsable.
Barcelona, a martes 31 de Agosto de 1999.
Guión: Agustí Chalaux de Subirà.
Transcripción y dibujos: Brauli Tamarit Tamarit.