Antonio Antón Morón.
Profesor honorario de Sociología. Universidad Autónoma de Madrid.
Publico. 28/05/2015.
Renta básica: Universalidad del derecho y distribución según necesidad.
Considero que hay que abandonar el modelo «ortodoxo» de RB, sus principios centrales, y crear otro enfoque, reformulando las características de una renta social, igualitaria y solidaria, tal como detallo en el texto adjunto.
Parto de un modelo social con una perspectiva transformadora con la ampliación de los derechos sociales, con el objetivo de avanzar en la igualdad y promoviendo los valores de la solidaridad y la cultura de la reciprocidad, para garantizar la libertad y el acceso a la ciudadanía de todas las personas.
Eso me lleva a tratar y formular de otra manera los criterios de universalidad e incondicionalidad de una renta básica y apostar por otra fundamentación, por otras bases teóricas y culturales, aunque haya muchas coincidencias prácticas.
Al primer principio general del modelo de Renta Básica -RB- con un carácter universal -igual y para todos e independientemente de otras rentas- de la distribución de una renta básica, yo le opongo otro enfoque; la redistribución –pública- de las rentas debe tener un objetivo igualitario: reequilibrar la desigualdad –privada-, responder a las «necesidades sociales», erradicar la pobreza y combatir la precariedad laboral y social. La aplicación «estricta» del primer enfoque beneficia, inicialmente, a todas las clases sociales, incluidos los ricos, pero suele esconder o ser plural en la segunda parte, en quién «paga», y cuando se introducen correcciones fiscales se deja de aplicar el «principio» inicial.
El segundo se centra en garantizar un nivel de vida suficiente y el acceso a la plena ciudadanía de los sectores más vulnerables, que son los que más lo necesitan por su fragilidad, redistribuyendo de ricos a pobres.
En conclusión, el equilibrio entre los dos aspectos –universalidad e igualdad- se consigue con la combinación entre la universalidad del derecho a una existencia digna y la concreción segmentada de la distribución de una renta pública.
Por una parte, se resaltaría la importancia de unos objetivos, el derecho a unas condiciones dignas de vida, fortaleciendo la cultura universalista de los derechos y las garantías para todos y todas.
Por otra parte, se clarificaría que el resultado neto redistributivo del Estado, el sentido de una renta pública y la protección social, debe ser compensatorio para los sectores desfavorecidos para avanzar en la igualdad socioeconómica y en el estatus de la ciudadanía social. Con ello se evitaría la confusión sobre los intereses sociales que se defienden.
Se articularía mejor el conflicto entre universalidad e igualdad en una sociedad desigual.