Miren Etxezarreta, economista: «La supuesta crisis de las pensiones no existe».
Directa 451. Miércoles, 4 de Abril de 2018. Espejos, páginas 12-15.
Miren Etxezarreta, economista: «La supuesta crisis de las pensiones no existe».
Julia Gamissans Martínez | @GamissansJulia
Fotografía: Miguel López Mallach | @MallachPhoto
La economista Miren Etxezarreta: «La supuesta crisis de las pensiones no existe». Fotografía: Miguel López Mallach.
Con una chaqueta hecha de retazos de diferentes telas coloreadas y un paraguas en la mano, llega al bar donde iniciaremos la conversación. Miren Etxezarreta es una economista e intelectual radicalmente crítica con la teoría económica dominante. Nació en Ordizia, en el País Vasco, y desde 1968 ha transmitido su conocimiento en las aulas universitarias. Precisamente, para responder a la necesidad de habilitar grietas dentro de la enseñanza económica mainstream, fue una de las fundadoras del Seminario de Economía Crítica Taifa hace ya catorce años. Etxezarreta subraya que el capitalismo nunca ha tenido rostro humano y que la sociedad ha de apoderarse para hacerle frente. Ella, a los 82 años, como miles de ciudadanas, se ve afectada por la llamada «crisis» de las pensiones y acusa al sistema actual de exprimir la población.
–¿El sistema de pensiones público actual es viable?–
–Si se mantiene igual que ahora, es muy probable que tenga problemas. Pero no hay ningún motivo para que tenga que seguir de esta manera. Por lo tanto, ¡verdad y tanto, que es viable!–
–La clase política y los medios de comunicación hablan de la crisis de las pensiones. ¿Es real esta crisis?–
–La supuesta crisis de las pensiones no existe. Es un concepto fabricado y construido socialmente por aquellos que quieren hacer creer a la gente que está en peligro. Esta miedo inducido tiene como objetivo estimular a las personas que tienen ahorros para que creen pensiones privadas. El mecanismo de fondo es sencillo: liquidar las pensiones públicas. Tú no dirás a una persona: «Hazte una pensión privada»; en cambio, sí puedes amenazarla diciéndole que su pensión pública corre peligro, y esperar que el mensaje siembre el miedo. Detrás de cualquier crisis hay unos intereses.–
–Y, en este caso, ¿de quién son?–
–Del sistema financiero, claro. Necesita flujo de dinero para invertir, conseguir beneficios y así aumentar su poder. Los inversores mundiales más potentes son los fondos de pensiones privados. Estos juegan con el factor de la experiencia y el poder. Y cada vez quieren más dinero.–
–Si se implementa en España un modelo como el de Chile de Pinochet –donde entidades privadas del sector financiero gestionan las cuentas individuales en los que cada trabajadora pone el 10% de su salario para una futura pensión–, ¿que pasará?–
–Será un fracaso. La mayoría de la población española se encontraría inmediatamente fuera del sistema, ya que no tiene ahorros. Pero, el problema real es el enorme riesgo que supone dejar el dinero de las pensiones en manos de la bolsa, por que éstas se encontrarían siempre en un continuo vaivén: se pierde y se gana cada día. Además, los que defienden los fondos privados engañan con una falsa verdad.–
–¿Cuál?–
–Aseguran que las pensiones privadas acumulan la riqueza del año anterior, es decir, que siempre tendrás más dinero del que has invertido. Sin embargo, esto no es veraz, porque la acumulación media de capital anual suele ser inferior a la tasa de inflación. Los precios suben más que los beneficios, es decir, hablamos de una acumulación no real. Por lo tanto, la gente recuperaría menos dinero que lo invertido. Después, al mal negocio de las pensiones privadas se suman los cobros que hacen los bancos por la gestión. Son arriesgadas, sufren una pérdida de valor y son caras.–
–Para conseguir una pensión digna, ¿cuánto dinero se debería ahorrar?–
–La gente suele abrirse fondos de pensiones privados cuando termina de pagar la hipoteca. Hablamos de personas de unos 50 años. Así pues, para garantizarse una pensión de 898 euros mensuales deberían ahorrar 272.000 euros antes de jubilarse. Para llegar a la pensión máxima actual, que son aproximadamente 2.500 euros, la cifra aumenta a 747.000 euros. Cantidades imposibles. Por ello, los bancos han cambiado su discurso. Ya no dicen que las pensiones privadas sustituirán las públicas, sino que las complementarán.–
–Entonces, ¿qué pasaría con todas aquellas personas que no pueden ahorrar?–
–Se iría hacia un modelo como el de Estados Unidos, donde los viejos pobres trabajan en trabajos profesionalmente degradados, como es llenar las bolsas de comida en los supermercados. De hecho, parece que dentro de poco se tramitará una ley que permitiría a los jubilados incorporarse al mundo laboral.–
–¿Y quien les dará trabajo?–
–Este es el problema. Nuestro mercado es diferente que el de Estados Unidos o el de Japón. Aquí una persona de 50 años que pierde el trabajo ya no tiene opción a la reinserción, ya que los jóvenes están dispuestos a hacer las tareas precarias que en los demás países irían dirigidas a los viejos.–
La economista Miren Etxezarreta durante la entrevista. Fotografía: Miguel López Mallach.
–¿Quién nos ha llevado a esta situación?–
–El PP y el PSOE las han hecho de todos colores, pero realmente quien está detrás de todo esto es el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Ambos han diseñado un modelo de futuro basado en las pensiones privadas. La propuesta del BM es fijar una pensión muy baja para los más pobres y establecer que el capital que perciben las empresas de los salarios de los trabajadores pase directamente a un banco financiero. Lo que es increíble es que esto ya ocurre. Una parte del último aumento del sueldo que recibí en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) ya revertía en un plan de pensiones privado.–
–¿En algún país las pensiones privadas funcionan con éxito social?–
–En Holanda las pensiones privadas son muy altas, representan un 130% del PIB. La diferencia es que el nivel de vida de las personas de este país permite el ahorro. En cambio, actualmente, en España ser mileurista es casi un milagro. Por lo tanto, los salarios de nuestro Estado no son compatibles con un modelo privado de pensiones. Hace gracia cuando los bancos y las instituciones públicas dicen que «las pensiones privadas aquí son pequeñas por que las públicas son demasiado generosas». Ellos defienden que la gente debería ahorrar más y la manera de conseguirlo es apretando a los mismos.–
–¿Y las públicas?–
–Funcionan en todos los países del euro.–
–¿Por qué aquí no?–
–El sistema de España funciona por que los trabajadores en activo mantienen a los pasivos. Es decir, nosotros hemos pagado por las pensiones de la generación anterior a la nuestra, el dinero que invertimos ya no existe. Ahora los jóvenes pagan nuestras pensiones. Es por ello que este sistema de reparto puede producir problemas. Está mal diseñado y tiene trampa.–
–¿Con qué nos engañan?–
–Principalmente, es un sistema que responde a otras circunstancias históricas. En estos momentos es insostenible que los trabajadores en activo mantengan los jubilados, porque su salario es más bajo y tienen contratos precarios. Sin embargo, se produce más riqueza social que en el pasado. Lo importante es cómo se distribuye, porque dinero tenemos.–
La economista Miren Etxezarreta, señalando unos gráficos con un bolígrafo. Fotografía: Miguel López Mallach.
–Menos población trabajadora genera más beneficio.–
–Exacto. Por lo tanto, es ridículo que las pensiones sean transacciones entre trabajadores y no se financien con el beneficio social. Un ejemplo claro: en los años sesenta, un 30% de la población trabajaba en el campo y no producía lo necesario para comer; en cambio, ahora, sólo con el 3% de la sociedad que se dedica a la agricultura se crea excedente que permite la exportación. Es cierto que no somos tantas personas cotizando, pero qué importa si se produce más; si el país es más rico.–
–Una corriente de economistas opina que la tecnología debería cotizar. ¿Qué piensas?–
–Pienso que la solución es mucho más fácil: dejemos de cotizar por salario y hagámoslo por valor añadido. ¿Pagamos el valor añadido para todo y no lo podemos hacer por las pensiones?–
–El ejército, la monarquía, la sanidad, la educación... beben de los presupuestos generales. ¿Como es que las pensiones no?–
–Esta decisión se tomó en 1995. Hasta ese momento las pensiones generaban un superávit que se utilizaba para cubrir otros gastos. En el Pacto de Toledo se decidió separar las pensiones de los gastos colectivos y crear un fondo, para así preservar el dinero destinado a las jubilaciones. ¿Y ahora dónde está? Se invirtió para comprar y vender deuda pública. Pero eso es otra historia con su faceta oscura.–
–¿Alguna solución para la situación actual?–
–Sí, ¡y tanto! Además es inmediata y no necesita muchos cambios.–
–¿Cuál?–
–Existen varias vías. La más rápida podría ser racionalizar el sistema. En primer lugar deberíamos preguntarnos: ¿Por qué la gente que supera los 3.500 euros no cotiza más? ¿O por qué las empresas que ofrecen trabajo tienen «una tarifa plana» que equivale a pagar menos impuestos? Después deberíamos poner fin al fraude y a la elusión fiscal. Se estima que el fraude supone 80.000 millones de euros menos de recaudación anual, pero el importe de la elusión se desconoce. Hay muchas otras soluciones a plazos más largos.–
–¿A qué te refieres con elusión fiscal?–
–Pues a todas aquellas normas que permiten legalmente pagar menos impuestos. Las aplican a las grandes multinacionales como Zara o Ikea.–
–¿Y qué más se podría hacer para detener la «crisis» de las pensiones?–
–Financiarlas con los impuestos. Hace poco se han comprado armas por un valor de 10.000 millones de euros, se ha hecho un rescate financiero y se subvenciona a los medios de comunicación. Si hay dinero para todo esto, también hay para completar las pensiones. Otras vías, igual de sencillas, sería que las empresas cotizaran por IVA, no por salario, o que en vez de invertir en una pensión privada aumentaran las cotizaciones en los salarios.–
–Todo lo que comentas son soluciones sin cambiar sustancialmente la estructura del sistema actual, ¿por qué no se aplican?–
–Por que el interés es el que es. El capitalismo convierte todo lo que es una ventaja para la sociedad en un problema: que aumente la esperanza de vida es positivo, pero se vende como un problema. Así lo expresa Christine Lagarde, la directora del FMI: «Los abuelos viven demasiado y esto es un riesgo financiero». Del mismo modo, el hecho de que haya menos trabajadores no es motivo para hacer peligrar las pensiones por que la riqueza ha aumentado. La realidad es que en España el PIB actual es más del doble que el del año 1977 y la población sólo ha aumentado una cuarta parte. Dime tú cómo es que no hay dinero.–
–Lo peor aún está por venir. ¿Qué significará la aplicación del factor de equidad intergeneracional (FEI) y el factor de revalorización anual (FRA)?–
–El 2013 no se atrevieron a aplicar el FRA por que la aplicación de este cálculo suponía una reducción de las pensiones. Es por eso que decidieron establecer un aumento del 0,25%, que en muchos casos supone la ganancia de un euro al mes. A partir del 2019 ambos factores entrarán en vigor. El FEI penaliza la esperanza de vida –más años de vida equivalen a una reducción de la jubilación–. Es gracioso que se recorte tanto en pensiones mientras se igualan los sueldos de la Policía Nacional con los de los Mossos, que tienen una diferencia de 500 euros mensuales.–
–¿Un modelo utópico de pensiones?–
–No es utópico, es necesario. Las pensiones se han de desvincular del mundo del trabajo. Muchos de los jóvenes actuales no encontrarán trabajo; por tanto, se debe diseñar un modelo social que incluya a las pensiones como un derecho de ciudadanía, como lo es la enseñanza. La tecnología cada día dejará más gente sin trabajo y el modelo de sociedad cambiará.–
–La juventud tiene una responsabilidad.–
–Más que una responsabilidad. Deben exigir que los derechos sociales estén cubiertos con los Presupuestos Generales del Estado o se cree un sistema que garantice unas rentas de ciudadanía para todos. No tendrán ninguna facilidad. El capitalismo se aferrará y no les dará ningún derecho cuando tiene países como India y China, que son fuentes ilimitadas de beneficios y mano de obra.–
–¿Ves posible cambiar el modelo?–
–Posibilísticamente, no. El capitalismo es muy fuerte y tenemos una sociedad muy desmembrada. Yo soy optimista y estoy segura de que el capitalismo no es eterno. Lo que venga después puede convertirse en un sistema monstruoso o en un modelo que luche por un cambio social. Confío en el futuro porque nunca había visto tantos pequeños intentos por cambiarlo. El mundo está lleno de microcosmos que quieren hacer modificaciones sociales, aunque sea haciendo huertos urbanos. El cambio radica en la expansión de estos microcosmos. Estos deben evolucionar hasta generar un sistema nuevo que no esté basado en los partidos políticos, que son un concepto del pasado.–
Agradecemos al equipo del semanario Directa la facilidades aportadas para la reproducción de esta entrevista.
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