La experiencia de Léon Blum.
Léon Blum (1872-1950), dirigente socialista francés, en sus memorias citadas primero por Agustí Chalaux y después por Joan Parés, recuerda que las arcas de su partido estaban demasiado empobrecidas como para pagar su próxima campaña electoral.
Entonces, pidió ayuda al banquero Horace Finaly, en ese momento presidente de la Banca Nacional de París y de los Países Bajos (PARIBAS).
Finaly ofreció a Blum medio millón de francos franceses de la época.
Entonces Blum, dirigiéndose a sus colaboradores, dijo: «¡Viva Finaly, el banquero de las izquierdas! ¡Encended las máquinas, que esta vez ganaremos las elecciones!».
Y, efectivamente, Léon Blum ganó aquellas elecciones.
Una de las primeras actividades dentro de su nuevo cargo ejecutivo fue recibir la visita de un alto funcionario francés que llevaba un libro en la mano, con una relación de diferentes secretos de estado.
El funcionario dijo a Blum: «Según la constitución no escrita del Estado francés, aquí tenéis este libro de secretos oficiales. Podéis consultarlo cuando deseéis y hacer anotaciones de su contenido, pero no podéis hacer copia ni difusión».
Léon Blum leyó este libro, descubriendo que en aquellas elecciones que había ganado, el banquero Finaly había dado medio millón de francos a cada uno de todos los partidos políticos franceses, exceptuando el Partido Comunista y el partido de la extrema derecha, a los que les había dado un millón de francos a cada uno.
Blum se enfadó mucho con Finaly, pues pensaba que le había ofrecido un apoyo exclusivo. Pero también el mandato de aquel dirigente fue relativamente breve.
Esta anécdota es un ejemplo de cómo funciona la política de partidos en un régimen parlamentario. Los gestores de la gran banca ofrecen dinero a todas las candidaturas para asegurar la obediencia del futuro gobierno, gane quien gane las elecciones. Después de las elecciones y constituido el nuevo gobierno, esta gran banca se cobra con creces la inversión realizada, normalmente con medidas que van en detrimento de los intereses y necesidades del resto de la población.
Experiencias pioneras.
Dentro de la nación catalana, existe la experiencia pionera de una formación política, una de cuyas características es que no pide préstamos a las entidades bancarias, a la hora de pagar sus gastos electorales y mantener su funcionamiento.
Un elemento clave que ha facilitado esta independencia económica es la aparición de Internet y de las nuevas tecnologías. Antes del nacimiento de estos instrumentos, era fácil para los poderes fácticos censurar las opiniones de una persona, de una nueva idea o de una nueva corriente de pensamiento, debido al casi monopolio informativo de los medios convencionales de información controlados por estos mismos grupos de presión. Pero, con las nuevas herramientas que ofrece Internet, los contenidos hasta ahora censurados pueden alcanzar una masa social crítica que les permite superar las barreras electorales e informativas destinadas a marginar las minorías.
Para compensar esta limitación en sus ingresos, su sistema de toma de decisiones procura ser más participativo y transparente que el del resto de partidos, con el objetivo de despertar el interés de los electores. Esto permite que éstos le den suficientes donativos, basados sobre todo en pequeñas aportaciones. Los electores que los apoyan normalmente están decepcionados por las otras candidaturas más condicionadas por las decisiones de la plutarquía.
Asimismo, la mayor austeridad de esta formación política en sus gastos facilita el hecho de no tener un balance negativo en sus cuentas.
Debido a su carácter más asambleario, el ritmo de toma de decisiones es más lento y, como no sufre tanto los condicionantes económicos de los poderes fácticos, puede atreverse a hacer propuestas más audaces que las de sus competidores, en diferentes ámbitos de su actividad.
El requisito de practicar una mayor transparencia informativa en sus decisiones supone que esta formación no fía tanto su imagen pública a los mecanismos clásicos de la publicidad partidista y comercial, acostumbrada a vender gato por liebre. Ilustrativa es la siguiente anécdota. Cuando se le hizo al mismo Agustí Chalaux esta pregunta: «¿Qué opinas de la publicidad engañosa?», y él respondió: «¡La publicidad es siempre engañosa!».
Es así como esta organización pionera ha alcanzado un cierto grado de independencia económica.
Este ejemplo político pionero ha incentivado a otra formación política, competidora de la anterior y del mismo ámbito geográfico para que, aprovechando un momento favorable en el estado de sus arcas, fruto de unos mejores resultados electorales, salde completamente sus deudas con los grandes bancos y decida no volver a endeudarse con éstos en el futuro.
Esta última acción abre la vía a que otras formaciones políticas más asuman su independencia económica, superando las dificultades correspondientes, facilitando que algún día todas las que han alcanzado este objetivo puedan convertirse en mayoría en cada institución.
Esto no garantiza, ni mucho menos, que una formación política de estas características tome en todo momento decisiones más acertadas que las otras formaciones, de acuerdo con las necesidades de sus electores, sino que su planteamiento económico de funcionamiento interno puede ser la condición, primera e indispensable, para asumir contenidos programáticos y propuestas concretas que puedan hacer frente a los intereses de los poderes fácticos que acumulan la mayor parte del capital.
Experiencias políticas de este tipo necesitan, sin embargo, de un mínimo grado de acierto en sus decisiones, si quieren continuar recibiendo un apoyo suficiente de sus electores. Por ello, un proyecto basado en una mayor participación y transparencia debe ir sustituyendo 4300 años de habilidad acumulada de los grandes banqueros, que sirven a sus propios intereses a corto plazo, por la sabiduría de los que sirven a todos los que lo necesitan.
Propuestas complementarias.
En este sentido, Lluís Maria Xirinacs denuncia que las grandes asambleas multitudinarias son muy manipulables. Para intentar corregir este problema, diseñó su proyecto de árbol de asambleas.
Por su parte, Agustí Chalaux propone, para los órganos ejecutivos de decisión, una estructura que combina elección democrática, acumulación de experiencia, eficiencia y ejercicio de la responsabilidad.
El órgano ejecutivo se compone de un número impar de miembros. Un máximo de siete. Cada cargo dispone de un área de responsabilidad y todos ellos están numerados. En un órgano de siete personas, el presidente del ejecutivo es el número uno y el último es el número siete.
En las votaciones de la organización, se escoge sólo un miembro, en este ejemplo el cargo número siete. El que hace de siete pasa al seis, el que hace de seis pasa al cinco, etc. El número uno cesante pasa públicamente cuentas de su gestión. Si después quiere participar de nuevo en el mismo órgano ejecutivo, debe hacerlo como candidato electo al cargo número siete, para así hacer de nuevo todo el recorrido.
Conclusión.
Con esta condición clave de independencia económica, propuestas como las del Sistema General, elaborado por el equipo encabezado por Agustí Chalaux y Lluís Maria Xirinacs, precisamente encaminadas a disminuir al máximo la miseria material, la corrupción y los abusos de poder, pueden encontrar una vía para su aplicación práctica.
Éste no es un escrito destinado a elogiar una o unas formaciones políticas en concreto, pero sí que podemos afirmar que su ejemplo nos informa de un importante paso en el camino que deben seguir las personas y los colectivos que son seguidores del Sistema General o bien de un sistema aún más evolucionado que éste, sistemas hechos con la intención de servir a la totalidad de los seres humanos y sus naciones, con el debido respeto a los ecosistemas formados con las otras especies de la Naturaleza.
Brauli Tamarit Tamarit.
Miércoles, 22 de junio de 2016.