Koldo Pereda: «Es un jaque mate en cuatro jugadas».
Blog de Bernat Deltell. Miércoles, 13 de Febrero de 2020.
Koldo Pereda: «Es un jaque mate en cuatro jugadas».
Traducción completa al castellano de la entrevista original que alterna el castellano y el catalán.
General.
«El recorrido de una justicia justa dentro de España es el que es. La solución judicial del conflicto hay que buscarla al norte de los Pirineos y eso lo vieron claro los exiliados desde el principio».
Koldo Pereda (Basauri, 1962) se ha convertido en pocos meses en un referente en Twitter, una red social abierta de conocimiento transversal donde circula una gran cantidad de información que hay que saber elegir y seleccionar cuidadosamente. Y esto es, precisamente, lo que hace el protagonista de esta entrevista: poner luz e interpretar la compleja telaraña y estrategia judicial internacional del independentismo, una batalla que se prevé larga, difícil y de final incierto pero que, según Pereda, «es el único terreno en el que podemos jugar de tu a tu y sin el árbitro comprado». Con más de 40.000 seguidores, Koldo Pereda se define como «un migrante vasco en Cataluña», un origen al cual no ha renunciado nunca y que le aporta una cierta perspectiva y desapasionamiento con todo el que está succediendo en nuestro país.
–¿Su nombre es Koldo Pereda?–
–Sí, me llamo Koldo Pereda y nací en Basauri, Vizcaya, en 1962. Mi padre era obrero de una multinacional y le ofrecieron, por motivos profesionales, trasladarse a Huelva, Cartagena o Cataluña. Era una época muy dura, en Euskadi, tanto desde el punto de vista político como social. Y mi padre aprovechó la ocasión para marcharse, sobretodo por sus hijos.–
–Y su padre escogió Cataluña...–
–Sí, a él le daba igual una zona u otra, pero consideró que para sus hijos era mejor Cataluña, ya fuese por cuestiones como el deporte, actividades sociales, mundillo intelectual, sociedad más abierta y plural, escolarización... y no nos engañemos, nosotros somos vascos y en aquella época había muchos estigmas, y esos estigmas eran difíciles de sobrellevar y aguantar en ciertas zonas de España. Y creo que entiendes lo que quiero decir, ¿verdad?–
–¡Perfectamente!–
–Y bueno, así fue como aterrizamos en Tarragona mi padre, mi madre, yo con 18 años y mi hermano con doce. Lo que fue decisivo en nuestra vinculación con Cataluña es que mi padre podía escoger vivir en un barrio cerca de la fábrica, como hacían la mayoría de los obreros, o en el centro de Tarragona, y optó por asentarse en Tarragona porqué buscaba ambiente de ciudad. Y eso fue determinante: rápidamente fuimos «captados» por Cataluña. En una palabra: ¡seducidos!–
–Usted llega con 18 años y...–
–Oye, de verdad, si me tratas de usted lo dejamos aquí, ¿vale? (sonrie)–
–De acuerdo. Cómo le decía, usted llega con 18 años y con la escolarización acabada. ¿Qué hace, entonces?–
–...–
–Va, hombre, no seas así... ¡ha, ha, ha!–
–Ahora mucho mejor. Sí, cuando nos instalamos en Tarragona yo ya tengo 18 años y los estudios acabados. Al cabo de unos meses, en septiembre, me matriculo en la facultad de Química de la Universidad de Tarragona y cuando empieza el curso me encuentro con un grave problema.–
–¿Cual?–
–Finales de los setenta y principios de los ochenta es una época muy convulsa y un momento muy reivindicativo en las universidades, y claro, me tocaron unos profesores muy militantes con el catalán, con la lengua, y además había también un ambiente muy fascista, muy facha. Es decir, en la universidad se encontraban dos ambientes muy radicalizados y antagónicos: los demócratas y catalanistas que reclamaban su espacio después de 40 años de dictadura y ostracismo, y los sectores reaccionarios (los fachas, vaya) que perdían terreno y eso los irritaba sobremanera. Y en medio, algunos alumnos como yo, escolarizado en un pueblo vasco y recién llegado a Cataluña. ¡Imagínate qué shock!–
–¿No estudiaste euskera, en Basauri?–
–Yo nací en 1962 en pleno franquismo, y el euskera, en la escuela, era inexistente. Lo único que hacíamos era una extraescolar de un par de horas a la semana y ya está. Nada más. Y es más, en esas extraescolares no se estudiaba euskera, no, estudiábamos... ¡vizcaíno! ¡Imagínate! No puedo decir que sepa euskera porqué sería mentir. En cambio, mi hermano ya lo domina mucho mejor que yo; los seis años de diferencia se notan mucho, en estas cosas... Y fíjate que mi escuela era una especie de cooperativa de profesores y padres, completamente laica, muy parecida a la escuela catalana y catalanista de aquí, pero aun así el peso del franquismo y la brutal represión que sufrimos en aquella época aniquiló nuestra lengua y nuestra cultura. Por suerte, en mi escuela me enseñaron no a aprender las cosas, sinó a pensarlas, y eso me ha servido mucho en la vida...–
«Con el tiempo lo he entendido todo, absolutamente todo».
–Y claro, cuando llegas a la Universidad de Tarragona te topas con el catalán...–
–Sí, claro, aquello me dejó en fuera de juego. Con el tiempo lo he entendido todo, absolutamente todo, pero yo entonces tenía 18 años, venía de Euskadi, una zona en conflicto permanente, y cuando entro en la universidad catalana pienso «¡oh no, otra vez problemas no!». No terminé la carrera; a los dos años lo dejé. En fin...–
–¿Tu familia militaba en algún partido político?–
–No, mi familia no tenía carnet político, pero era una familia muy politizada. La política siempre ha estado presente en nuestra familia y en nuestra vida.–
–Y después de la facultad, ¿qué haces?–
–Mis padres vivían muy cerca de la antigua prisión de Tarragona, y en el vecindario había gente que trabajaba allí, amigos de mis padres, y les dijeron que andaban buscando a gente para trabajar, y así entré yo en la cárcel. Eso fue en 1982. Entonces no era fácil encontrar un empleo por la crisis y todo eso, y yo había dejado los estudios en la universidad, así que era el momento. Entré a trabajar en la cárcel de Tarragona con veinte años. Buenos horarios, buen sueldo... y mucha inconsciencia por mi parte. Era muy joven y creí que sería un trabajo puntual y temporal.–
–Y continúas trabajando en la prisión.–
–Sí, llevo 38 años trabajando en la cárcel de Tarragona. Soy funcionario de prisiones.–
–¿Has trabajado con internos?–
–Los primeros tiempos; desde hace unos veinte años que estoy en oficinas.–
–Supongo que esta respuesta desconcertará a mucha gente...–
–Es posible. Sí, soy funcionario de prisiones, y eso me ha servido para dos cosas fundamentales. La primera me ha servido para entender al Estado español, y me refiero al «Estado», al estado profundo y cómo actúa este estado. La prisión es un microcosmos y allí puedes entender muchas cosas. Y la segunda cosa de mi aprendizaje: trabajar en oficinas durante más de veinte años quiere decir que has tenido que leer miles de sentencias, autos y lo que se te ponga por delante. Y no se trata solo de leer, sino también de saber interpretar correctamente lo que está escrito. Hay mucho en juego y el futuro de muchas personas. Siempre he pensado que mi trabajo es un servicio a la sociedad, intentando reinsertar a ciudadanos que por circunstancias diversas pasan por la prisión.–
–A ver, centro la conversación. ¿Pensabas que el Estado español actuaría como lo ha hecho contra los políticos catalanes?–
–(Se lo piensa un rato). Mira, la respuesta es la siguiente. El día 27 de Octubre de 2017 algunos familiares muy cercanos a mi me dijeron de ir a Barcelona a celebrar la República, y yo les respondí que «eso va a acabar mal, que lo sepáis, prefiero verlo por la tele». Tenía muy claro que Cataluña no podía proclamar la República y que el Estado español no se cruzaría de brazos. No te olvides que yo soy vasco, y hay ciertas cosas que se como funcionan por una simple cuestión de experiencia histórica, por así decirlo. Cataluña no tenía músculo suficiente para proclamar la República, y en el fondo lo que querían era llegar a un pacto o a un acuerdo con el estado. Y ese fue, precisamente, el gran error de España. Si en aquel momento se hubieran negociado las condiciones para, qué se yo, un pacto fiscal o plenas competencias en algunas materias consideradas «sensibles» e importantes para Cataluña, el independentismo, hoy, estaría desarticulado. Pero...–
–¡Espanya no falla nunca!–
–Exacto. Y España hizo lo peor que podía hacer: prisión, represión, 155, exilio, etc. Ahora estamos en este terreno de juego. A partir de aquí, España ha ido tropezando una y otra vez: el juicio a los políticos catalanes fue no sólo una farsa, sino que no tiene ningún antecedente al que agarrarse. ¡Ninguno! Aquí se ha aplicado un derecho nuevo «a la carta» para condenar a los políticos. Y claro, el conflicto se internacionaliza. Y son precisamente los políticos exiliados los que pueden conseguir un referéndum para la autodeterminación. Ellos son la solución.–
–¿Por qué son la solución?–
–El recorrido de una justicia justa dentro de España es el que es. La solución judicial del conflicto hay que buscarla al norte de los Pirineos y eso lo vieron claro los exiliados desde el principio. La cuestión es que los exiliados son ciudadanos de la Unión Europea y como tales tienen sus derechos.–
–Hay mucha gente escéptica sobre este punto.–
–Es normal. La gente creía que España era un estado que podía hacer lo que quisiera, y ahora se está dando cuenta que desde el Tratado de Lisboa las cosas son muy diferentes.–
–¿Qué implica el Tratado de Lisboa?–
–El Tratado de Lisboa (TFUE, Constitución Europea) establece unas normas comunes de obligado cumplimiento para todo el territorio de la Unión Europea. El Tribunal de Justicia de la UE, con sede en Luxemburgo (el ahora conocido como TJUE) es el órgano judicial que interpreta las normas del TFUE. Por tanto, el TJUE puede cambiar por interpretación los tratados de la Unión porqué está por encima de todos los órganos judiciales nacionales, incluidos el Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo de España. Como tu decías recientemente, Europa no es un club de estados, sino un estado con una serie de clubs, y esos clubs están todos sometidos a la mismas directrices.–
–Pero España no hace caso.–
–A ver a ver, sobre la cuestión de Oriol Junqueras, por ejemplo, ¿no?–
–Sí, sería un caso. El TJUE dice que puede ser eurodiputado y España se niega a dejarlo en libertad.–
–Cierto, el TJUE dice que Junqueras puede ser eurodiputado, y el TS español hace su propia interpretación, pero eso vuelve al TJUE y entonces dirá «oiga, usted está interpretando esto de manera incorrecta y, por consiguiente, debe dejar en libertad a Oriol Junqueras». Y eso ocurrirá, no te quepa duda. Solo es cuestión de tiempo.–
–Por lo tanto, ¿vaticinas que Oriol Junqueras será eurodiputado?–
–Sí.–
–¿Cómo llegas a estas conclusiones?–
–En agosto de 2018 estaba como todo el mundo descolocado y me encerré durante cuatro días en mi casa e hice análisis detallados de todo lo que ocurría y lo que podía ocurrir. Y llegué a una serie de conclusiones que una a una se han ido cumpliendo.–
–El jueves seis de febrero hubo una cena en Barcelona en la cual coincides con, entre otros, los abogados Isabel Elbal y Gonzalo Boye, y los dos quedan sorprendidos de tu capacidad analítica y grado de acierto. Puedo dar fe del que se dijo, en aquella cena...–
–Sí, fue un momento muy emocionante y emotivo para mí. Yo conocí a Gonzalo Boye en un acto en Reus y pudimos hablar sobre la situación actual de los exiliados, los presos y Cataluña en general. Cuando nos volvimos a encontrar en esta cena que mencionas me hizo mucha ilusión que de alguna forma reconociera mi visión sobre la situación actual. Por cierto, la cena fue muy interesante... ¡y ahí lo dejo! ¡Ha, ha, ha!–
–Lo tiene complicado, España?–
–Sí, habrá un momento que España no podrá hacer nada, estará maniatada de pies y manos. Falta un tiempo, pero eso ocurrirá. La cuestión es si el Estado va a reaccionar antes y cortará –metafóricamente– la cabeza a Felipe VI o persistirá en su error. Lo comentamos en la cena que antes mencionabas: aquí la cuestión es saber si Felipe VI está por encima de las altas instancias judiciales (TC, TS y AN) o bien por debajo. En el caso que esté por encima la solución es bastante fácil, ya que los altos representantes judiciales de alguna forma podrían argumentar que cumplían órdenes. En el otro caso, en el caso que Felipe VI esté por debajo, la cosa se complica porqué eso implica una limpieza a fondo de la alta judicatura, y evidentemente se van a resistir con uñas y dientes.–
«La alta judicatura tiene agenda propia».
–¿Estamos ante un estado gobernado por los jueces?–
–Sin duda. La alta judicatura tiene agenda propia. La cuestión es saber quien está apuntando las cosas en la agenda.–
–Usted siempre habla de los cuatro pasos. Cuáles son estos pasos, de manera resumida?–
–La primera jugada que planteé fue recurrir a la justicia europea utilizando el artículo 267 del TFUE. La segunda jugada es conseguir que el TJUE reconozca el derecho de autodeterminación de los pueblos de Europa. La tercera jugada es convocar un referéndum unilateral y legal, aprovechando la resolución del TJUE. Y, finalmente, la cuarta jugada es hacer efectiva la DUI. Por así decirlo, es un jaque mate en cuatro jugadas.–
–¿Cómo ve la cuestión del suplicatorio a Puigdemont, Comín y Ponsatí?–
–Depende de como se muevan las piezas, pero hay una cosa clara: el president Carles Puigdemont fue juzgado en Alemania por rebelión, sedición y violencia (Sentencia Schleswig-Holstein) y fue declarado inocente. Y ahora el TS español pide su extradición por rebelión y sedición. Tenemos un problema porqué en el marco del derecho europeo no puede haber diferentes interpretaciones de un mismo hecho. El TJUE será el encargado de decir la última palabra. Como bien dice Gonzalo Boye, el juicio al juicio. Es la segunda jugada. Podría decir más pero entiende que hay cosas que de momento tienen que estar en secreto. La cuestión es que la cosa va más allá de la situación personal de los exiliados. Y por cierto, podría explicártelo en catalán, pero pienso que el mensaje va dirigido más allá de nuestras fronteras, a los españoles en su conjunto, que son los que deberían reflexionar sobre todo lo que está ocurriendo.–
–Explíqueme la diferencia entre TJUE y el TEDH y como puede afectar en cada caso con la cuestión catalana.–
–El TEDH revisa un caso judicial mirando los derechos humanos. En el caso del juicio del 1-O puede decir que son inocentes y condenar económicamente a España por la represión, pero no evita represiones futuras. El TJUE interpreta los tratados de la Unión en base a los derechos fundamentales de los ciudadanos europeos. Los ciudadanos europeos se agrupan en comunidades europeas. Ahí es donde entra en juego el concepto de minoría nacional. Resumiendo el TEDH sirve para personas individuales, los presos y exiliados, y el TJUE sirve para comunidades, el «pueblo catalán».–
–¿Qué es la defensa de las minorías nacionales? ¿Qué impacto puede tener esta cuestión en los actuales procesos judiciales? ¿Y el Tribunal Penal Internacional?–
–Las minorías nacionales están expresamente protegidas en el Tratado de la Unión Europea. Cataluña ya es una minoría nacional española reconocida en el régimen del 78. Tiene representación política mediante un parlamento y un gobierno propio. Eso lo tiene perfectamente asumido la justicia europea. Reconocida la minoría nacional, ahora hay que argumentar la represión hacia esta minoría nacional. Ya tenemos la represión del 1-O y está reconocida por organismos internacionales. Ahora se tiene que demostrar la represión judicial, lo que Gonzalo Boye define como lawfare sobre una minoría nacional. Demostrada una represión injusta es donde entra el TPI. La cárcel de la Haya esta llena de personas que pensaron que su estado les protegería.–
–¿Optimista?–
–Sí, nunca el independentismo había llegado tan lejos. Y te diré más: aunque algún día pierda las elecciones (entra dentro de mis análisis) esto es imparable. Mariano Rajoy aun no es consciente de lo que hizo... En todo el proceso la justicia española ha realizado actos previos que Gonzalo Boye puede utilizar para demostrar la lawfare, como el ascenso de Llarena al TS y el asunto de su mujer, la designación de Llarena como instructor, el asunto de la hija de Marchena y el informe a FAES del ex juez Adolfo Prego. Todo indica una preparación y programación previas por parte del estado.–
–¿Has sufrido la represión?–
–Sí, muy cerca de mi, muy cerquita.–
–¿Todo controlado?–
–Más o menos.–
–¿Vives en Reus?–
–Sí, aunque trabajo en la prisión de Tarragona yo resido en Reus desde hace muchos años con mi mujer y mis dos hijos. ¡Vivir en Reus es un lujo!–
–Después de Vilanova i la Geltrú...–
–¡Por supuesto! Ha, ha, ha...–
–¡Gracias, Koldo!–
–A ti, amigo.–
Bernat Deltell. Entrevista hecha el jueves, 13 de Febrero de 2020.
Enlace con el artículo original en castellano y en catalán:
https://bernatdeltell.cat/es-un-jaque-mate-en-cuatro-jugadas/