Diari de Vilanova. Miércoles, 22 de julio de 2015. Des del campanar.
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La irrupción del Plan Nacional de Valores.
Jordi Griera.
El pasado 14 de julio el Gobierno de la Generalitat recibió el Plan Nacional de Valores, un trabajo hecho por unos 500 expertos civiles, casi todos voluntarios. Fue encargado y comenzado en 2011, antes del auge del independentismo, pero lo tiene todo para ser el gran motor y la justificación de lo que el país pide hoy. ¡Llega a tiempo!
¿Cómo explicar un Plan que ya ocupa 487 páginas en este breve artículo? Los dos principios que lo inspiran son: el bienestar integral de las Personas en sus múltiples dimensiones y el Bien Común. Quizás explicando el enfoque que queremos para la economía se entenderá el talante del proyecto, que abarca todos los 20 ámbitos de un gobierno.
Nosotros pensamos que la principal riqueza de Cataluña es su gente y que la economía irá bien si la dinamizamos incorporando la totalidad de la población. ¿Pero cómo?
En un castillo humano el grupo lo que quiere es cargarlo y descargarlo, no importa el nombre del enxaneta, ni quién pisa a quién; y no hay nadie de más, niños, jóvenes, adultos y mayores, hombres y mujeres; y nadie mira de qué religión, opción política o estatus social eres, todo el mundo hace piña, todo el mundo disfruta del éxito. El castillo es el bien común. Por oposición, la manera de hacer consumista ensalza los individuos y cree que es mejor verlo por televisión que desde una butaca.
El fenómeno casteller demuestra que los valores humanos son nuestra forma de ser; no los deberíamos olvidar nunca: libertad, igualdad y hermandad.
La libertad es la calidad más dinamizadora de una sociedad, pero, sola, es explotada por las corporaciones para imponer su fuerza por encima de la ciudadanía y pervertir la política. La queremos, pero debe ir acompañada necesariamente de la igualdad y la hermandad.
Una igualdad importante es la de oportunidades, porque el dinero se hereda, pero no sabemos de qué familia nacerá el genio que marcará la diferencia ni qué empresa triunfará en el mundo. Por lo tanto lo que nos conviene como país es la igualdad de oportunidades: en los estudios, en la salud, en el acceso a los capitales, el emprendimiento y en los mercados.
La hermandad se traduce en incentivar las aportaciones al bien común y a nuevos indicadores económicos: nos han instruido a basar las decisiones del gobierno en el PIB y las de los directivos en el beneficio, dos indicadores exclusivamente monetarios que, absurdamente, no dicen nada de cómo están las personas; el PIB no informa de si el país está en guerra o en paz, ni si el beneficio refleja si la empresa crea empleo o no, ni el estado emocional de su gente.
Por todo ello una economía «a la catalana» queremos que tenga indicadores basados en el bienestar integral, incentivos fiscales y monetarios que orienten hacia el bien común e igualdad de oportunidades para las personas y para las empresas. Hemos de instaurar las prioridades de gobierno que corresponden a nuestra manera de ser y será entonces que la gente se levantará de la butaca y cerrará filas en torno al proyecto común.
Más información en:
http://benestar.gencat.cat/ca/ambits_tematics/civisme_i_valors/pla-nacional-de-valors-2015
Enlace del artículo original en catalán:
http://www.ddc.cat/post/Jordi-Griera/La-irrupcio-del-Pla-Nacional-de-Valors/164