Eix Diari. Domingo, 27 de agosto de 2017.
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Reacción al atentado.
¡Estamos salvados!
Jordi Griera. Vilanova i la Geltrú. 27-08-2017. 08h19'.
Me inclino hasta que la cabeza me toca el suelo ante la capacidad de la sociedad catalana de encontrar soluciones a los problemas más imposibles. A los que tenemos la suerte de ver y vivir lo que está pasando se nos queda la boca abierta como cuando Xavi, Iniesta, Busquets y Messi hicieron un arte de aquel baile que reducía los contrarios a espectadores privilegiados.
Al igual que se habla de «el ADN Barça» para describir aquella creación, ¿cuál es el ADN de la cultura catalana? Año tras año, siglo tras siglo, se demuestra aquí una increíble capacidad de innovación social, a pesar de que nuestra manera de ser es quitar valor a lo que hacemos, la crítica feroz de lo bueno que producimos, que otros aprovechan enseguida. Sin que podamos hacer nada, aparecen entre nosotros Iceta y Arrimadas que admonestan: «no somos nadie, no inventéis nada, la solución la tienen aquellos», señalando el vacío. Porque vacías son las manos de Europa para resolver el problema de la multiculturalidad, que amenaza llevarse por delante todo el edificio de la civilización de este continente, más viejo que nunca.
En la parte oscura de la Edad Media, rota Roma por unas migraciones que sabían destruir pero no crear, la población estaba desorientada. Había una nueva motivación social que diera un sentido a las sociedades y... Cataluña inventó el románico en San Pedro de Roda. Ahora la gente unía las manos en el propósito de construir edificios cada vez más bellos y sólidos donde se podían juntar, y el continente entero comenzó a salir a la luz. ¡ADN!
Sin embargo, sin la pax romana habían aparecido los señores de la guerra, que hacían más dura la vida de los agricultores y segaban demasiadas vidas. Cataluña inventó la Pau i Treva (Paz y Tregua) para proteger el pueblo de los feudales, y encontró en el Consejo de Ciento el primer parlamento que resolvieran sus diferencias sin la espada, y de paso mostrar al mundo que puede haber reyes, sí, pero la soberanía se queda en casa. ¡ADN!
Saltamos una pila de hitos importantes, Ramon Llull, América, el Noucentismo, pero detengámonos en la explosión de creatividad de los años 30 en Cataluña, cuando todo el planeta languidece la pesadilla del crack del 29. Mientras los alemanes pensaban salir al paso con el fascismo y los rusos con el estalinismo, aquí florecieron el anarquismo más utópicamente puro, el cooperativismo industrial e innovaciones en la educación, en todas partes, que aportaron impulso económico y felicidad en la ilusión colectiva. ¡ADN! No olvidemos que nos lo dañaron los de fuera, y los de dentro que no creyeron en el país sino que se hicieron esclavos de las soluciones forasteras.
¿Y hoy? ¡Ah hoy! Las soluciones que nos proponen para los nuevos problemas están llenas de palabras feas: seguridad, prevención, bolardos, policía, ejército, nivel de alarma, leyes, deberes, inmigrantes, conflicto de civilizaciones... ¡buf!
La respuesta de la calle, aquí, ha sido primero «no tengo miedo», pero se está convirtiendo en un «no te tengo miedo, basta de armas, te quiero, ven que te abrazo». Y en el llanto del amor hemos encontrado la piedra de toque para levantar nuevas catedrales sociales, castillos de integración cultural. ¡ADN! Europa está salvada, si nos dejan.
Enlace del artículo original en catalán:
http://m.eixdiari.cat/doc.aspx?idDocument=72435