El Punt Avui. Domingo 11 de mayo de 2014. Economía.
Segunda muerte del dinero físico.
Entra en servicio en el Reino Unido el método Paym, de pago persona a persona a través de los móviles.
El 2018, mil millones de transacciones usarán el nuevo método.
05/11/14, 02:00-Londres-Quim Aranda.
Tarde o temprano tenía que llegar. El dinero en metálico, billetes y monedas, son cosa del pasado, piezas de museo. Y la culpa no es de los talones bancarios, que también tienen los días contados –en el Reino Unido se podrán utilizar hasta el 31 de octubre del 2018–, o de las tarjetas de crédito, débito o consumo que, más o menos, también tienen fecha de caducidad, y que ya produjeron una primera revolución entre finales de los años sesenta y los setenta en la forma en que cada uno pagaba y aún paga sus transacciones económicas.
La razón de esta segunda muerte del dinero en efectivo, segunda y probablemente definitiva radica en móviles inteligentes, en los chips que incorporan y en las numerosas y nuevas aplicaciones que las compañías de telefonía están desarrollando. Son aplicaciones que, en teoría, deben hacer la vida más fácil y más cómoda. Pero también es mucho más esclava y dependiente de una tecnología que presenta muchas caras y unas pocas -o quizá también muchas- cruces.
Todo es cuestión de uno, dos, tres o cinco años, y será realidad la nueva revolución del dinero. Pero algunos síntomas ya están aquí. Por ejemplo, a partir del 6 de julio no se podrá subir a ningún autobús de Londres dispuesto a pagar el billete con un par de monedas de una libra. De hecho, ni tan solo será necesario usar la tarjeta Oyster –el plástico prepago que, en resumidas cuentas, funciona como las Vía T, de pago rápido en los peajes de las autopistas–; bastará con utilizar el móvil. Y es que los teléfonos inteligentes son el centro del gran cambio que se vislumbra. Y las compañías que viven de ello son, por otra parte, en medio de una batalla comercial de dimensiones colosales.
Mutaciones en marcha.
El 29 de abril pasado, en el Reino Unido entró en vigor el sistema de pago Paym (debe pronunciarse Paiem), una aplicación lanzada al mercado por los grandes bancos comerciales (Lloyds, Barclays, HSBC, Santander, Halifax y TSB; se añadirán antes de fin de año Natwest y RBS; Nationwide lo hará el próximo año), que permite enviar y recibir pagos a la cuenta de los clientes que dispongan a través del móvil y, lo más nuevo, sólo sabiendo el número de teléfono del destinatario.
La estimación de las entidades bancarias implicadas en este programa es que a finales del 2018 se harán, sólo en el Reino Unido, mil millones de pagos utilizando el método. Esto es, nueve de cada diez. La cifra puede parecer enorme. Pero datos de los últimos años del Payments Council de Gran Bretaña, el organismo que regula el sistema de pagos del país, confirma la tendencia de la desaparición progresiva y acelerada del metálico: en 1999, uno de cada nueve salarios se pagaba en efectivo; en 2009, sólo uno de cada veinte; los pubs, en 1999, el 90% de las consumiciones se pagaban en efectivo; quince años después, sólo el 30%.
¿Qué supone la entrada en vigor de Paym? En términos prácticos, por ejemplo, que la cerveza y la tapa del bar la pagaremos con el móvil; al repartidor de bombonas de gas butano le pagaremos con el móvil; el diario –aquellos que todavía tengan el vicio de ir al quiosco y comprarlo en el anticuado medio que es el papel– también lo compraremos usando el móvil; o el metro o la nota del restaurante. En resumen, casi cualquier compra.
¿Qué otros efectos tendrá Paym o cualquier otra aplicación similar? Para decir uno muy obvio, que expresiones del tipo «me dejas diez euros para hacer una birra y te los devuelvo mañana?» O «lo siento, no tengo cambio» perderán todo sentido. Esta revolución también impactará en el del lenguaje: formas hasta ahora comunes dentro de diez o quince años serán arcaizantes. Y los fabricantes de carteras y monederos quizás conocerán la crisis.
De momento, Paym admite hasta un máximo de 250 libras (304 euros) diarias de transacciones. Y sólo se puede utilizar entre individuos, es decir, de número a número de móvil del Reino Unido. Por ello, claro, emisor y receptor deben haberse dado de alta en el servicio a través de su respectivo banco y haber vinculado los habitualmente dieciséis o veinte dígitos de la cuenta corriente en el teléfono. Para el usuario, la contratación de Paym es gratuita.
¿Tiene limitaciones técnicas, Paym? Para recibir dinero, ninguna. Basta haber completado los pasos anteriormente indicados y tener un aparato, aunque sea uno de hace diez o quince años, no importa. Pero para enviar es imprescindible el uso de un teléfono inteligente que admita el uso de las aplicaciones bancarias.
La cifra.
90 por ciento de las consumiciones en los pubs se pagaban en efectivo en 1999; 15 años después, sólo se abona el 30%.
¿Y si me roban o pierdo el móvil?
El reto de la banca móvil, así como de la banca en línea, ha sido y es la seguridad y las medidas antifraude que se interpongan pereventuales robos aprovechando la tecnología. El Payments Council del Reino Unido, que ha desarrollado la aplicación en colaboración con los gigantes de la banca, ha hecho suscribirse a las entidades financieras que participan los protocolos habituales que garantizan un estándar de seguridad máximo.
Para reforzar esta seguridad, además, Paym pide, antes de confirmar la transferencia de dinero, una clave y siempre una comprobación previa del nombre del destinatario del envío.
Claro, en caso de robo o pérdida del teléfono, el protocolo de actuación del afectado será el mismo que el método ya conocido en caso de robo o pérdida de las tarjetas bancarias, es decir, contactar inmediatamente con el banco y pedir la suspensión del servicio de pago.
Actualizado (Domingo, 11 de mayo de 2014 02:00).
Enlace al artículo original en catalán:
http://www.elpuntavui.cat/noticia/article/4-economia/18-economia/740230-segona-mort-del-diner-fisic.html