El Confidencial. Domingo, 19 de marzo del 2017. Economía. Opinión.
Los intereses generales se imponen sobre los particulares.
El Banco de España sostiene que la democracia directa reduce un 8% el gasto público.
Si los intereses generales se impusieran a los particulares, el gasto público se reduciría un 8%. Esto es lo que asegura un estudio del Banco de España sobre la democracia directa.
Autor: Carlos Sánchez.
Tiempo de lectura: 3 minutos.
19-03-2017, 19h53'.
¿Qué sucedería si los ciudadanos de un municipio decidieran de forma directa las políticas de gasto? La respuesta la acaba de dar el Banco de España, y su conclusión es que el gasto público se reduciría un 8%.
La causa de este ahorro tiene que ver con el hecho de que al ser los ciudadanos quienes deciden el gasto, y no sólo sus representantes, marginan a las élites que influyen de forma directa sobre los alcaldes con el objetivo de defender sus intereses. O expresado de otra forma, la baja calidad de las instituciones determina de forma relevante las políticas de gasto público. Se trata, por lo tanto, de un enfoque institucionalista, cada vez más relevante en la ciencia económica.
El estudio lo ha realizado el economista Carlos Sanz, del servicio de estudios del Banco de España, y concluye que la democracia directa lleva a un «menor tamaño» del gobierno local, reduciendo, al mismo tiempo, el gasto público en alrededor de un 8%. En palabras del autor del estudio, bajo la democracia directa, la ideología y el gasto van por separado.
El ahorro tiene que ver con el hecho de que al ser los ciudadanos quienes deciden el gasto marginan a las élites que influyen sobre los alcaldes.
Según sus estimaciones, los ingresos públicos disminuyen en una cantidad similar y, por tanto, no hay un efecto sobre el déficit, sino, sobre todo, sobre el tamaño del gasto público. En su opinión, estos resultados pueden explicarse mediante un modelo en el que «la democracia directa permite a los votantes imponer un menor gasto en intereses particulares». Es decir, los ciudadanos influyen de forma decisiva sobre determinadas partidas de gasto público que sólo se explican por la presión de las élites locales sobre los partidos políticos, capturados por minorías influyentes.
Los cálculos del economista del Banco de España estiman que, si el promedio de gasto municipal por habitante son 709 euros per cápita, la democracia directa reduciría ese gasto en 57 euros. Una explicación de esta evidencia tiene que ver con que la democracia directa tiende a convertir a los ciudadanos en más conservadores a la hora de decidir sobre el gasto público.
Carácter deliberativo.
De la misma manera, la democracia representativa tiende a establecer una competencia entre los dos principales partidos de gobierno, lo cual presiona al alza los niveles de gasto público. Estos resultados sugieren que el aumento del gasto en las democracias representativa procede de ambos partidos. La evidencia ha demostrado que el carácter deliberativo de las reuniones de vecinos en las que se deciden las políticas públicas permite a los ciudadanos disfrutar de mejor información, lo que puede revelar la inconveniencia de determinado gasto público.
La experiencia en España de democracia directa es limitada. Se reduce a los concejos abiertos para núcleos de vecinos de menos de 100 habitantes.
Ahora bien, el estudio sostiene que una élite que prefiera una política de reducido gasto público, está en condiciones de ejercer una mayor influencia en las democracias directas que en una de carácter representativo. El autor encuentra tres razones a este comportamiento a partir de la experiencia de Suecia. En primer lugar, la ausencia de partidos políticos en democracia directa, lo que dificulta a los ciudadanos resolver sus problemas de acción colectiva, como demostraron los economistas Robinson y Acemoglu, este último galardonado recientemente con el premio de Finanzas de la Fundación BBVA.
En segundo lugar, son elevadas las probabilidades de que el alcalde que preside las reuniones y elabora la agenda pública sea miembro de las élites locales, y, en tercer lugar, existe una posibilidad alta de que, al tomarse las decisiones en asambleas abiertas, la capacidad de intimidación de esas élites sea mayor.
La experiencia en España de la democracia directa es muy limitada. Se reduce a los concejos abiertos –herederos de la tradición medieval– para núcleos de vecinos de menos de 100 habitantes, donde las decisiones se toman tras una deliberación, normalmente alrededor de un símbolo municipal: un árbol centenario o un monumento local. En Álava, por ejemplo, están censados 334 concejos abiertos, si bien en países como Suiza es donde la democracia directa –también en muchos condados de EEUU– ha tenido históricamente una mayor relevancia.
Enlace del artículo original en castellano:
http://www.elconfidencial.com/economia/2017-03-19/democracia-directa-representativa-concejos-abiertos-gasto-publico-banco-de-espana-deficit-acemoglu_1351184/