Penedès Econòmic. Octubre del 2018. Página 4.
¿Razón o inteligencia?
Dolors Marín Tuyà. Psicóloga y miembro del Grupo de Investigación Globàlium de la Fundación Randa - Lluís M. Xirinacs.
Podemos entender la realidad de forma objetiva o subjetiva. La objetiva es la racional (razón, objeto, significado) y la subjetiva es la inteligente (sujeto, sentido, inteligibilidad), como la llama Lluís Maria Xirinacs. En el Globalium, el significado es objetivo y el sentido es subjetivo, no son sinónimos. El significado reposa en los diccionarios, las enciclopedias y las bases de datos. El sentido se ilumina en nuestro interior después de haberlo leído y entendido. Entendemos y encontramos sentido o no, a un chiste o un poema, cuando acierte el enigma de la adivinanza o de las metáforas.
Inteligencia significa leer entre líneas (del latín inter-y-legere). Leer lo que no se dice o lo contrario de lo que se dice. El sentido se entiende utilizando la inteligencia. Hay quien sabe pensar inteligentemente dentro de sí mismo, y hay quien sólo sabe pensar razonablemente alienado en los significados externos.
La Ilustración y la revolución francesa deifican la razón. Para Kant la razón pura y la razón práctica están en la cima del saber filosófico y asocia la libertad con la racionalidad.
Xirinacs nos lo da la vuelta. Dice que la razón se gobierna por el principio de no contradicción: A = A, una cosa es ella misma (principio de identidad) o bien A ≠ no A, algo no es igual a otra cosa (principio de no contradicción). Son principios atenuadores, amortiguadores. Y que la inteligencia se gobierna por el principio de contradicción: A ≠ A, nunca hay dos cosas estrictamente iguales (principio de alteridad) o bien A = no A, cada cual lleva dentro su propia contradicción (principio de contradicción). Son principios inquietantes, generadores de vértigo, pero estimulantes, vivificadores.
En un mundo racional como el nuestro, domina la creencia de que primero es la palabra y luego el sentido íntimo. Xirinacs dice que hay muchas palabras que no entiende y muchas claridades interiores inexpresadas e incluso inexpresables. Según los racionalistas, cada uno se crea, más o menos inconscientemente, un idioma propio. Pero la inteligencia humana es rápida como una centella y cuando ha creado diez signos propios ya ha creado a la vez cien chispas intelectuales todavía sin nombre. Necesitamos saber reconocer el sentido. Un cierto sentido común, la mano izquierda popular.
Dolors Marín Tuyà.
Psicóloga y miembro del Grupo de Investigación Globàlium de la Fundación Randa - Lluís M. Xirinacs.