El Punt Avui+. Domingo, 22 de julio de 2018. 2 horas.
Punt de vista. Opinió. Tribuna.
Persona comunitaria.
Dolors Marin Tuyà. Psicóloga.
«Los únicos protagonistas somos nosotros: el pueblo».
El término persona comunitaria hace referencia al ámbito subjetivo y de las vivencias, a la personalidad de una comunidad o pueblo. Persona comunitaria es el conjunto de personas, autoconscientes y con contradicciones internas, que viven unidas voluntariamente, de forma creativa y no de forma mecánica o inerte. Hablar de persona individual y persona colectiva es hablar de vida, de vivencias propias, emancipación, soberanía, independencia; o de dominación (poder), de sometimiento (opresión, represión). También de autoconciencia, de autoestima o de autoodio. De deliberación, libertad, libre albedrío, elección, decisión. De creatividad, y de contradicción. De personalidad y de persona colectiva, de grupo, de nosotros, de vosotros y de ellos.
En el modelo Globàlium de Lluís Maria Xirinacs, la persona se encuentra en el corazón de las vivencias subjetivas (íntimas y enigmáticas) en oposición a las estructuras (objetivas y paradigmáticas). La comunidad necesita organización, leyes, instituciones, cuerpo social (estructuras objetivas) y voluntad, conciencia, responsabilidad, capacidad de elección y felicidad social (vivencias subjetivas). Tanto la personalidad individual como la colectiva se fundamentan en el amor propio, moral alta, optimismo, entusiasmo y «voluntad de poder».
El Pueblo nunca da un paso atrás. Va hacia el lugar oportuno en el momento oportuno y según se convierten las cosas, sin menester líderes. Los únicos protagonistas somos nosotros: el pueblo. No murmuramos, nos organizamos, desde el vecindario, barrio, pueblo, comarca, en múltiples asambleas populares y libres para la independencia. Móvil en mano, llegamos a ser activo participante de todas las decisiones importantes que afectan a nuestra vida colectiva. Bien organizados con todo el derecho del mundo, discutimos todo lo que nos afecta, y resolvemos todo lo que está a nuestro alcance. Somos la malla, imprescindible que tiene que aguantar el embate diario hacia la libertad personal y colectiva.
En el concierto de las comunidades humanas de la Tierra, derechos y deberes las igualan y hermanan, en cambio, la personalidad singular, misteriosa y trascendente de cada una las hace todas diferentes, sorprendentes, imprevisibles, históricas, no mecánicas, sujetos vivientes, enigmas indescifrables. Fuera bello de ver la eclosión de diferentes caracteres, de diferentes personalidades colectivas. Diferentes culturas, arte, derecho, fiesta, liturgia, lengua, costumbres, economía, etc., tanto a niveles bajos, hogar o barrio, como niveles medios o altos, municipio, nación, civilización. Si es necesario proteger la diversidad de especies vivientes del peligro de extinción, también hay que proteger la diversidad de culturas de las comunidades humanas de todo tipo, muchas de ellas también en peligro de extinción.
Enlace del artículo original en catalán:
http://www.elpuntavui.cat/opinio/article/8-articles/1435936-persona-comunitaria.html