Penedès Econòmic. Noviembre 2018. Página 18.
Mi alma y yo.
Dolors Marín Tuyà. Psicóloga y miembro del Grupo de Investigación Globàlium de la Fundación Randa - Lluís M. Xirinacs.
Mi alma no soy yo. Yo soy yo. Yo tengo mi alma. Mi alma es la que lo sabe todo de mí, de mi propia vida interior de afectos, ideas, emociones, sensaciones y decisiones. Lo sabe todo mejor que yo porque no se distrae como yo. Yo me distraigo en el ruido y el trasiego diario. Tener una mentalidad analítica y empírica hace que las densas nieblas formales me alejen de mi propia alma. Entonces es cuando me desanimo. Para recuperar el estado de ánimo hay que saber escuchar y atender el alma.
Mi alma me habla, soy yo que con las enormes distracciones de hoy en día no la escucho. La acostumbro a tener allá dentro, ignorada y confinada. No la veo porque la tengo justo detrás mío, dentro mío. Es siempre y es tan viva como yo.
Mi alma vive en mi refugio interior, siempre me espera y, cuando voy, allí la tengo y me anima. Brilla cuando estoy con ella. Con ella me aquieta, me relaja, me concentra. Con ella quedo lejos del fragor de fuera. Y voy sabiendo más de mí y me animo.
Y es que no es la economía o la ciencia que lo arreglan todo, hay una parte que corresponde, a pesar de ser negada y marginada, en el mundo del espíritu. La conciencia. Que es de donde brota la inteligencia y la voluntad, la responsabilidad y la libertad, la independencia y la soberanía de cada persona. Yo tengo mi cuerpo (psíquico y físico) y tengo mi alma (sentimiento emocional profundo y las costumbres de persona individual y colectiva).
Todos los pueblos antiguos y los salvajes, que todavía hoy se pueden encontrar en rincones de mundo, eran animistas. Según los primitivos, todo tiene cuerpo y alma. El materialismo o el fisicismo, derivados del cientifismo, se impusieron en el siglo XIX. Hoy todavía late entre las masas humanas manipuladas por académicos anticuados, muy abundantes en el nivel mediano de la academia. Los humanos más despiertos, ya desde los inicios del siglo XX, divisan la necesidad de postular el espíritu fuera y mucho más allá del territorio físico.
Lluís Maria Xirinacs, ya señalaba a finales del siglo XX que el trascendimiento de nuestra alma hacia las otras almas en el mundo espiritual, de alma a alma, a pesar de ser un mundo prácticamente desconocido entre nosotros, es tan rico y pleno como el mundo material y proponía que requeriría toda la investigación que pudiera hacer una Universidad del Espíritu, paralela y complementaria de nuestra universidad tan unilateralmente científica. Las almas no están puestas la una junto a la otra, como los cuerpos; ellas se interpenetran sin perder su singularidad, se influyen, siempre si quieren dejarse influir. Las almas prisioneras del cuerpo, en cambio, pueden ser influidas contra su –débil– voluntad; de esta influencia mutua se dice posesión o lavado de cerebro.
Dolors Marín Tuyà.
Psicóloga y miembro del Grupo de Investigación Globàlium de la Fundación Randa - Lluís M. Xirinacs.