Penedès Econòmic. Noviembre de 2021. Página 22.
Manifestación comunitaria.
Dolors Marín Tuyà. Psicóloga y miembro del Grupo de Investigación Globàlium de la Fundación Randa - Lluís M. Xirinacs.
La diferencia entre una Comunidad y una masa radica en la diversidad de componentes y de interacciones, según el Globalium de Xirinacs. Un tren lleno a rebosar trata a los humanos que lo apretujan sólo como meros viajeros. En este caso, no hay nada de Comunidad. La igualdad genera Objetos constantes. La variación que acostumbra a coexistir en un grupo indica situaciones siempre diferentes, bien sea por cuestiones superficiales o bien por las causadas por sujetos, libres y, por lo tanto, imprevisibles, que componen y dan vida al grupo. La Comunidad es inmergida en los elementos cambiantes de la historia, y si quiere sobrevivir tiene que mirar de interaccionar acertadamente, cediendo y cambiando, a veces, imponiéndose y manteniéndose, en otras. Así como los fenómenos van modelando la Comunidad viva, esta de rebote también afecta y perturba el devenir.
La Comunidad tiene relación experiencial a través de sus fronteras exteriores. La cantidad de información y las solicitudes de acción induce a la Comunidad a ampliar su capacidad de sensibilidad y de acción. Pero por otro lado un exceso de información o de actividad la puede matar. Todas las Comunidades vivientes tienen filtros y umbrales que limitan tanto el exceso de inputs como de outputs.
Hay que acertar el momento de abrir o de cerrar las puertas: todo un Arte. Es mortal para la Comunidad la puerta siempre abierta o siempre cerrada. Porque tanto en el interior como en el exterior hace falta diversidad en según qué, pero también permanencia en según qué. Si se trataba de manipular una masa o de montar una máquina se tendrían que aplicar las leyes científicas de la física. Pero estamos ante una Comunidad viva, cambiante, creativa, adaptativa con la sensibilidad y la habilidad despiertas y a flor de piel. La vida es Arte y aquello que no tiene Arte es inerte, es muerto, es pura cosa mecánica.
Las masas, plebes tristemente tienen que menester protectores que pasen adelante. La Comunidad, el pueblo no tiene que menester líderes. La figura del Defensor del Pueblo es una aberración: En el pueblo le hace falta Defensor en tanto en cuanto deja de ser pueblo y se convierte en masa plebeya. Y el pueblo tampoco nunca va un paso atrás. Va hacia el lugar oportuno en el momento oportuno y esto es exactamente Exactitud, ex actis, según acontecen las cosas.
Dolors Marín Tuyà.
Psicóloga y miembro del Grupo de Investigación Globàlium de la Fundación Randa - Lluís M. Xirinacs.