Penedès Econòmic. Enero de 2018.
Letargo.
Dolors Marín Tuyà. Consultora Especialista en Psicologia Clínica i Comunitària. Màster Investigació en Psicologia de la Salut.
Letargo es reposo, dejar de funcionar. Quietud, vida latente. Podríamos evitar muchas enfermedades individuales y sociales, sabiendo alternar función y letargo, según el globalista Lluís Maria Xirinacs. Saber parar máquinas porque necesitamos un buen reposo para volver a funcionar bien y pronto. Veamos cuatro aspectos.
El espíritu letárgico. El genio en reposo y la inspiración en «off» pueden dar un estado de conciencia subjetiva muy radical, allí donde se cuece en silencio la obra genial de donde brotarán efectos que sorprenderán a todos. Cuando el espíritu genial se repliega en la Letargo aunque aparente perder, de momento, fecundidad mundana inmediata, irradia ondas y vibraciones en el universo mundo.
La Felicidad interior, guardada, conservada en el corazón, memorizada, nos acompaña siempre. La Felicidad en dirección letárgica lleva directamente al corazón del universo, donde se guarda todo y de donde sale toda la creación bien conjuntada, organizada y afinada para el mejor funcionamiento de este mundo. En medio de las dificultades de la vida, hay que mantener en el centro de uno mismo un núcleo indestructible de «Felicidad».
Confinamiento reparador para descansar y recuperar fuerzas interiores, pensar las jugadas que nos guíen a seguir saltando por la vida. El Letargo está rodeado de fecundidad espontánea y graciosa. El Kama Sutra y el Speculum en el foder relatan la «cama del letargo» donde se produce la cópula embriagadora y la concepción fecunda. Que produce el aumento de personas o sujetos individuales, los hijos, y el reforzamiento subjetivo de la comunidad de hogar, persona colectiva de más nivel que cada una de las personas individuales que la componen. La comunidad sea de hogar, de células o de naciones, ha de menester un tiempo aletargado para hacerse, antes de abrirse a la acción exterior.
Abandonarse al Espíritu y al Madre/Padre omniprovidente que todo lo tienen previsto; saber que todo funcionará. En silencio, podemos meditar (el cerebro en frecuencia de ondas alfa), aquieta la mente lógica y racional mientras se activa la creativa y asociativa. Así encontramos la felicidad espiritual, conseguimos relajación, serenidad, creatividad y percepción intuitiva, a la vez que regeneramos el cuerpo y el alma. No despreciemos el bello reposo, disfrutemos los letargos.