El Punt Avui+. Domingo, 2 de abril de 2017.
Punto de Vista. Tribuna.
La demótica de Xirinacs.
Dolors Marin Tuyà. Psicóloga.
Demótica –del griego demos, «el pueblo», «el común»– es una palabra que Lluís Maria Xirinacs rehabilita para aplicarla a la fuerza, pensamientos y acciones del pueblo o del común, después de más de dos siglos en desuso.
Xirinacs, hombre demótico más que político, dedicó buena parte de su vida a procurar que el pueblo catalán recuperara su conciencia individual (el alma o fuerza interior que se manifiesta en sentimiento, emoción, intuición, inspiración y puede llegar a ser experiencia mística) y la conciencia colectiva o nacional (una energía que aflora) para hacer una vida verdaderamente democrática / gobierno del pueblo y para recuperar su dimensión comunitaria.
La política y las ciudades estado aparecieron por conveniencia económica o de defensa del pueblo. Las naciones pactaron, oficialmente, una unión confederal entre ellas y se dotaron de un estado, una autoridad conjunta por encima de la voluntad popular o demótica, que antes no hacía falta. La política fagocitó la demótica durante la Ilustración cuando se impone como modelo social y educativo el principio de no contradicción: si algo es verdad su contrario es falso. Un paradigma autoritario y piramidal que obliga a todos a pensar, sentir, y obrar obedeciendo de acuerdo con quien manda; y eliminar la oposición y las contradicciones. En consecuencia, se extiende la antipolítica que hace sufrir al pueblo. Para restablecer la demótica, Xirinacs apuesta para expandir el principio de sí contradicción, donde afirmar algo no conlleva negar lo contrario, porque si lo acepta lo complementa mientras que si lo descarta, lo puede combatir.
¿No os ha pasado que tenéis inquietudes sociales, que intentáis participar constantemente en los asuntos colectivos del día a día, con ansias de mejorar el presente y el futuro sin perder de vista lo que queremos preservar, y de no repetir errores... y que todo esto no encaja en la política representativa?
Descubrimos que más que vocación de políticos, representativa de la voluntad popular, tenemos vocación demótica, seguir empujando, codo con codo, desde el barrio, desde la propia localidad, desde la comarca, desde la nación... para convertirnos en verdaderamente humanos. Para alcanzar los objetivos de una vida digna para nosotros y colaborar para hacer posible esta dignidad para todos los pueblos del planeta.
La vocación política significa voluntad de estar al servicio del pueblo con todo lo que representa, mientras que engancharse a la poltrona sería la antipolítica.
La interacción entre política y demótica debe ser constante. Los representantes, de cada tiempo y lugar, no deben perder de vista el pueblo y el pueblo debe mantener la fuerza y empujar más y más. Sólo así haremos realidad la verdadera democracia que por momentos disfrutamos, pero que casi siempre añoramos.
Enlace del artículo original en catalán:
http://www.elpuntavui.cat/opinio/article/8-articles/1108061-la-demotica-de-xirinacs.html
Enlace relacionado:
Documentos sobre asambleas de Lluís Maria Xirinacs (en catalán, índice).