Penedès Econòmic. Septiembre de 2018.
Alianzas simbióticas.
Dolors Marín Tuyà. Psicóloga y miembro del Grupo de Investigación Globàlium de la Fundación Randa - Lluís M. Xirinacs.
Uno de los mitos de los marineros que surcaban los océanos era encontrarse con grandes masas de agua de una luz azul y fosforescente, extendida por todas partes, que solía durar unos días. Se denomina Mar de Ardora. La primera Mar de Ardora que fue fotografiada por un satélite oceanográfico frente a las costas de Somalia, ocupaba una extensión como la de Andalucía.
Es una proliferación de trillones del Vibrio harveyi, una bacteria bio-luminiscente asociada a microalgas de plancton. Repentinamente se iluminan, con objeto de atraer las ballenas y otras especies para que se las coman y poder permanecer entes sus tripas, verdadero paraíso donde se reproducirán, para después volver al océano.
Se ha constatado que los microorganismos tienen conciencia, son libres, no tienen jerarquía y se comunican transversalmente de manera instantánea entre sí para decidir por consenso todo aquello que los permite adaptarse y evolucionar.
Nosotros también somos microorganismos. Son nuestros aliados y no nuestros enemigos como hemos paradigmado hasta ahora. «Ser microbiótico», como me introdujo el compañero de estudio Òscar Balada, tiene que ver con amar y sentirse agradecido a los microorganismos que nos pueblan, que somos y que nos rodean. Sin microorganismos no existiría la vida. Nosotros morimos, pero los microorganismos, no. No sabemos tanto como las bacterias.
La microbiótica busca, conscientemente, la comunicación con este mundo invisible para ir encontrando las alianzas simbióticas saludables y el equilibrio global.
Estas alianzas innovan la ayuda mutua entre los seres vivos como las claves de la evolución y el origen de la vida, como introdujo Lynn Margulis, hace más de 40 años. Y deja obsoletos, tanto el patrón bacteriofóbico de Pasteur, que considera los microbios como el origen de enfermedades que tenemos que eliminar con antibióticos, bactericidas, pesticidas, como la teoría neodarwinista basada en la competencia como motor de la evolución de las especies.
Un Modelo global de la realidad, nos permite cultivar las alianzas simbióticas de vida, de todo con el Todo. De micro a macro y viceversa. Incluye las conexiones sintrópicas / entrópicas. Donde lo diverso siempre cabe, donde los opuestos sonríen y se guiñan a distancia, donde florece el conocimiento y la paz de la fiesta de la vida.
Dolors Marín Tuyà.
Psicóloga y miembro del Grupo de Investigación Globàlium de la Fundación Randa - Lluís M. Xirinacs.