Después de la Segunda Guerra Mundial, con la división de Europa y del Mundo en dos bandos enfrentados, una de las estrategias de la plutocracia, –o gobierno de los ricos en la sombra–, del bloque occidental fue realizar inversiones en los estados parlamentarios del Oeste para que su clase trabajadora no se pasara con armas y bagajes al capitalismo de estado, es decir, al comunismo. Fue la política de inversiones empleada con el Plan Marshall y el llamado estado del bienestar auspiciado por economistas como Lord Keynes.
Una de las virtudes de la competencia de sistemas en Europa, no fue sólo la propuesta alternativa de un sistema más estatista de funcionamiento de la economía, sino mejorar lo que el sistema parlamentario capitalista daba de sí.
Como ya vaticinó Alexandre Deulofeu, la Unión Soviética tenía los días contados. Tal como él previó, el comunismo desapareció de Europa occidental. El capitalismo salvaje occidental entonces tuvo vía libre para mostrar su cara más malévola y fue así como buena parte de los derechos sociales conquistados durante el tiempo de la Guerra Fría comenzaron a perderse.
Pero este cambio no sucedió en todo el mundo. En Corea, la Guerra Fría continúa y nos encontramos que el sistema parlamentario de Corea del Sur ofrece una cara más amable del capitalismo con realizaciones como el georgismo, que limita mucho la especulación sobre los terrenos y facilita que las nuevas parejas puedan establecerse, o el hecho de que el Ayuntamiento de su capital Seúl tenga un sistema de atemperación de su edificio sin utilizar electricidad, basándose en cómo los animales aclimatan sus nidos, lo que ya querrían muchos hogares sudcatalanes, occitanos araneses y españoles damnificados por las tarifas eléctricas más caras de Europa.
Sorprendentemente, aquí en el Estado español, y en concreto en la Cataluña del Sur, vivimos una especie de Guerra Fría que ha pasado desapercibida para la mayor parte de su población, pero que surge en una original propuesta de alternativa política, económica y social llamada Sistema General.
Este Sistema General, también llamado Tercera Vía en el contexto de la Guerra Fría, fue elaborado conjuntamente por el equipo encabezado por Agustí Chalaux (1911-2006) y Lluís Maria Xirinacs (1932-2007), fundadores del Centro de Estudios Joan Bardina.
El Sistema General es la propuesta de establecer un sistema monetario exclusivamente telemático, donde cada intercambio deja prueba jurídica para eliminar la corrupción. Para evitar caer en una tiranía telemática, se propone que el control de las redes monetarias telemáticas se sustraiga de las entidades bancarias y recaiga en una justicia independiente tanto de los estados como de los poderes privados. La justicia debe tener suficientes recursos económicos, humanos y materiales como para que los jueces venzan mejor la tentación del soborno. Además, como con este sistema la caridad es mucho más compleja, se incorpora la propuesta de la renta básica universal para acabar con la miseria material.
Una de las obras pioneras de este Sistema General, la edición en dos volúmenes titulada Tercera Vía, fue entregada en papel a una de las personas más destacadas dentro de este movimiento alternativo catalán que aspira a establecer una nueva sociedad más justa, la Doctora en Medicina y monja benedictina Teresa Forcades. Fue el 2 de octubre de 2012 en La Garriga. La misma obra ha sido entregada en papel antes y después a otros dirigentes catalanes de diferentes formaciones políticas, como Artur Mas, Carles Puigdemont, Oriol Junqueras, Alfred Bosch, David Fernàndez, Quim Arrufat, Ada Colau, Arcadi Oliveras, etc., y está en catalán a disposición de todo el mundo que tenga Internet.
Poco tiempo después de la entrega de los volúmenes de la Tercera Vía en papel a aquella terapeuta y religiosa, pudimos escuchar en el boletín de la emisora Catalunya Informació las declaraciones del entonces responsable de "La Caixa", Telefónica y Gas Natural, Isidre Fainé, manifestando su inquietud por una posible inminente revolución que se preparaba y que había que evitar. Consecuencia o no de esta inquietud, la situación fue suficiente como para concertar una entrevista con el Presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, haciendo que ambos fueran a visitar la entonces responsable del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde. Fruto de esta entrevista, surgió una declaración conjunta consistente en afirmar que el Estado español estaba saliendo de su crisis económica gracias a las medidas de austeridad establecidas por el gobierno español, consigna que, a pesar la deuda impagable de más del 141% del PIB, se ha ido repitiendo hasta hoy.
Hasta aquí el relato de los hechos que demuestran que la sola propuesta aunque no aplicación, dentro de la nación catalana y/o del Estado español, de un sistema político, económico y social alternativo suficientemente viable como para establecer el primer estado de derecho del mundo, hace que parte de la plutocracia catalana y española reaccione con el fin de evitar un incremento aún mayor de los recortes y privatizaciones en sanidad, educación, pensiones, infraestructuras y servicios públicos. Vivimos una especie de Corea particular.
Ergo, si mantenemos bien alta la bandera del Sistema General, nuestra singular propuesta puede ser la clave para la implantación del sentido común aplicado a la política y la economía. Parafraseando un conocido vendedor de detergentes, buscad, comparad y si encontráis un sistema mejor, proponedlo.
Brauli Tamarit Tamarit.
Jueves, 14 de Diciembre del 2017.