Homenaje a Xirinacs.
En ocasión del nonagésimo cumpleaños de su nacimiento y del decimoquinto de su partida, quiero recordar algunos datos biográficos de Lluís Maria Xirinacs que lo caracterizaron y que han pasado desapercibidos en los medios denominados de información.
En primer lugar, Xirinacs fue un luchador no violento muy perseverante en favor de la amnistía de los presos y por los derechos y libertades individuales, sociales y nacionales. Gracias a este carisma, fue candidato al Premio Nobel de la Paz en los años 1975, 1976 y 1977. ¿Porqué no consiguió este galardón?
Nuestro amigo Agustí Chalaux (1911-2006) nos dijo su versión del asunto.
Resulta que dentro del grupo organizador de la candidatura del Nobel para Xirinacs, Josep Dalmau aportó toda la obra escrita del Xiri que tenía a su alcance para transmitirla al comité del parlamento noruego que decidía cual era la candidatura ganadora.
El premio Nobel de la Paz, a diferencia de los otros galardones Nobel que los concede la Academia Sueca, es otorgado por el Parlamento de Noruega, porque en el tiempo de la instauración de estos premios, Alfred Nobel consideraba que Suecia era entonces una potencia militar dominadora de primer orden. Según el parecer de este inventor, mejor ofrecer el Nobel de la Paz a un país recientemente independizado que no abusara de este galardón en favor suyo.
El problema es que Noruega, al ser una potencia militarmente incipiente, entró dentro de la órbita de los EE. UU., lo cual hizo que el premio Nobel de la Paz fuera otorgado a personalidades afines a los EE. UU. o bien que no dieran muestras de simpatizar con las potencias rivales.
Como que dentro de los documentos del Xiri enviados a Noruega había algún escrito más bien comprensivo hacia la realidad de la antigua Unión Soviética, fue cuando el grupo de evaluación del Nobel decidió vetar la concesión de su galardón a Xirinacs.
Xirinacs llegó a ser el senador independiente más votado en 1977 y de toda la historia de los regímenes parlamentarios en el Estado español hasta entonces. El Presidente del gobierno, Adolfo Suàrez, quería que el Estado español formara parte de la que en aquel tiempo se llamaba Comunidad Económica Europea, pero se resistía a formar parte de la Alianza Atlántica. Posteriormente, aquello provocó que el gobierno Suárez sufriera diferentes provocaciones al final de su mandato: El montaje del Síndrome Tóxico del año 1981, la explosión de un camión cisterna a su paso por el camping de los Alfacs que podría haber sido un posible atentado y finalmente el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981.
Antes de que pasaran todas estas calamidades, Xirinacs recibió una proposición deshonesta de parte de algún emisario, posiblemente próximo a la administración estadounidense. Él dijo «Un hombre de Madrid».
Esta proposición era la siguiente: Xiri tenía que recibir un billón de las antiguas pesetas a cambio de presidir un Principado de Cataluña convertido en un estado portaaviones de los Estados Unidos de cara a controlar el Ásia Sudoccidental. O sea, salir del fuego para ir a parar a las brasas.
Él respondió entonces irónicamente que iría a preguntar a los soviéticos por si le ofrecían una propuesta todavía mejor.
Hay que tener en cuenta que una proposición así esconde una trampa. Si Xirinacs hubiera aceptado el soborno, a partir de aquel momento él hubiera tenido que convertirse en una marioneta a las órdenes de quien lo ha sobornado porque, sino, a la más mínima desavenencia con el corruptor, la prueba de la concesión del soborno hubiera salido a la luz. Esto se llama chantaje. Entonces él se hubiera convertido en otro político más afectado por un escándalo de corrupción y su reputación mediática habría desaparecido, tal como hubiera sido su reputación real desde el momento de la aceptación del dinero. No hubiese sido nunca el mismo.
A partir de aquella negativa se produjo un veto mediático a su alrededor. Cuando acabó su mandato como senador, él renunció a su columna diaria en el rotativo Avui, siguiendo el ejemplo en Josep Verde Aldea, para no jugar con una excesiva ventaja a la hora de presentarse al Congreso. Después de las siguientes elecciones, el rotativo Avui vetó casi del todo los artículos del Xiri, que aparecían en cuentagotas.
Cuando Xirinacs quiso presentarse al Congreso, Heribert Barrera de ERC rehusó ir en coalición. Durante la campaña de las elecciones generales del 1979, entre los militantes y simpatizantes del Bloc d'Esquerra d'Alliberament Nacional (BEAN), candidatura que encabezaba Xirinacs por la demarcación de Barcelona, corría la voz que Esquerra Republicana de Cataluña había recibido entonces treinta millones de las antiguas pesetas de parte del Partido Liberal Alemán a cambio de que no se presentara junto con Xirinacs.
La cuestión es que si bien el BEAN no consiguió alcanzar representación parlamentaria, el hecho de obtener unos cincuenta mil votos en todo el Principado fue considerado por algunos analistas políticos como un éxito relativo y por tanto una amenaza de poder conseguir esta representación más adelante.
Recuerdo que ya en aquel tiempo había militantes de base que se habían embrancado en avalar unos préstamos para pagar la campaña electoral del BEAN, militantes que se debían de quedar durante un tiempo asfixiados económicamente por el hecho de que las candidaturas que no obtenían representación parlamentaria no tenían derecho a las subvenciones otorgadas por el Estado. Entonces no existía Internet y era muy difícil de que una candidatura sin representación previa consiguiera espacios de divulgación en medio de tanta competencia entre candidaturas.
Posteriormente, en las primeras elecciones en el Parlamento de Cataluña después del franquismo, Xirinacs quiso presentarse de nuevo con el BEAN, pero fue cuando una serie de personalidades destacadas constituyó una candidatura competidora, que se hizo llamar Nacionalistes d’Esquerra (Nacionalistas de Izquierda), que en un primer momento tenía que estar dirigida por Josep Benet, pero que después estuvo encabezada por Jordi Carbonell.
Desde Nacionalistes d’Esquerra se hizo caso omiso de los llamamientos del BEAN a ir en coalición. A las elecciones del 1980, ninguna de las dos listas obtuvo representación parlamentaria. Durante aquella siguiente campaña, entre los militantes y simpatizantes del BEAN corría la voz de que Nacionalistes d’Esquerra había recibido treinta millones de las antiguas pesetas de parte del Partido Comunista Italiano a cambio de no ir junto con Xirinacs. Les llamábamos «Los submarinos del PSUC».
Fue así como Xirinacs quedó excluido de la política activa. Los dos bloques enfrentados durante la Guerra Fría, como ladrones de feria, expulsaban a un posible competidor del escenario político.
Viendo este recorrido, podemos compadecernos de Xirinacs, pero yo lo prefiero recordar como aquella persona honesta que, después de abandonar la política activa, trabajó de lo lindo con Agustí Chalaux y un grupo de personas amigas con la buena intención de elaborar una propuesta de modelo político, económico y social para hacer frente a la miseria material, la corrupción y los abusos de poder.
Gracias también a Xirinacs el hecho de ofrecernos entre su legado su modelo filosófico de conocimiento de la realidad, Globàlium, que permite clasificar ordenadamente todo el conocimiento humano, «desde Dios hasta una alpargata».
Brauli Tamarit Tamarit.
Jueves, 25 de agosto del 2022.