Hay que ver si es posible, cambiando alguno de los parámetros de funcionamiento de nuestra sociedad, si el fin de nuestra civilización es evitable, a condición de que esta civilización sepa evolucionar admitiendo los avances sociales necesarios superando los retos que se va planteando.
Con nuestra propuesta de Sistema General, el principio de transparencia como condición previa para la ejercicio de la responsabilidad de cada acto económico puede facilitar el compromiso de los más ricos y de la entera sociedad con la eliminación de la miseria material y la incorporación de las exigencias de la ecología en todos los ámbitos de la actividad humana. El incentivo de la transparencia no sólo puede impulsar una sociedad cada vez más pacificadora entre las diversas naciones y colectivos humanos, sino también de los humanos hacia la Naturaleza de la que esos mismos humanos dependen.
Los ricos acabarán con nuestra civilización, según un estudio de la NASA.
Un estudio matemático, financiado por la Nasa, llega a la conclusión de que las desigualdades sociales y la falta de sostenibilidad medioambiental acabarán con nuestro mundo.
ARA Barcelona | Actualizada el 17/03/2014 18:05.
El fin del mundo, según «El planeta de los simios».
Se acabaron las civilizaciones y los imperios persa y romano, azteca y otomano. Y se acabará, también, nuestra civilización industrial. Hasta aquí, la sorpresa puede ser mínima. Pero lo que ya puede resultar más chocante es saber que el fin de la civilización no será cuestión de siglos sino sólo de décadas. Como lo es saber que uno de los motivos del colapso será la desigualdad social, con una minoría acaparando la inmensa mayoría de los recursos del planeta. Y, para remachar la sorpresa, que augura el fin del mundo tal como lo conocemos por motivos de falta de sostenibilidad social y económica es una institución estadounidense, y no una cualquiera, sino la Nasa.
Los malos augurios de un fin inminente de nuestro mundo son obra de un equipo de matemáticos que han recibido el encargo del Goddard Space Flight Center de la Nasa. Normalmente, las advertencias sobre el camino destructivo la sociedad industrial, basada en la sobreexplotación de los recursos naturales sin tener en cuenta el impacto ambiental, procedían de biólogos y ambientalistas. Esta vez ha sido la matemática la que ha salido en defensa del planeta. Los autores del estudio son Safa Montesharrei y Eugenia Kalnay, de la Universidad de Maryland, y Jorge Rivas, de la Universidad de Minnesota, que han hecho un trabajo audaz, no sólo porque utiliza modelos matemáticos para calcular probabilidades, sino por las conclusiones a las que llega.
Los científicos han analizado las causas que motivaron la desaparición de los grandes imperios y civilizaciones del pasado, y han llegado a la conclusión de que los factores que tienen un papel son recurrentes: por un lado, cambios en la población y el clima y desastres naturales y, por otra, problemas para acceder a los recursos naturales. «La caída del Imperio Romano y de los imperios de Mesopotamia», explica el estudio, «demuestran que civilizaciones avanzadas, sofisticadas, complejas y creativas pueden ser frágiles y tener un carácter temporal».
El papel de las élites.
¿Qué papel tienen los ricos en el colapso de los imperios? Según los autores del estudio, ellos son los responsables últimos, ya que evitan los cambios necesarios para que el imperio sobreviva. El mundo industrial, afirman los autores, tiene los días contados, no sólo porque los humanos no pueden continuar consumiendo los recursos del planeta al ritmo actual, sino porque la creciente desigualdad social ha llegado a un nivel igualmente insostenible. A pesar de las inevitables luchas por controlar los recursos, los humanos dominaron el planeta gracias a la colaboración. Como la situación existente es la que les ha permitido acumular riquezas, su interés pasa por mantener el «statu quo». Los privilegiados hacen todo lo que esté en sus manos para evitar cambiar las cosas, incluso cuando es evidente que el inmovilismo conduce a la destrucción. La pirámide caerá... pero no para que los pobres provoquen una revolución, sino porque los ricos impedirán que nada se mueva. El mundo se acabará no por una acción violenta, sino justamente por todo lo contrario.