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Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el diario Avui, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979, traducidos al castellano.
Lluís Maria Xirinacs.
Artículos publicados en el rotativo Mundo Diario, cuando Lluís Maria Xirinacs era senador independiente en las Cortes Constituyentes españolas, entre los años 1977 y 1979.
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Publicaciones:
Lluís Maria Xirinacs.
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Agustí Chalaux de Subirà.
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Agustí Chalaux de Subirà.
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Magdalena Grau,
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Capítulo 21. Antecedentes y confirmaciones empíricas.
- Antecedentes.
- Confirmaciones empíricas.
1. Antecedentes.
La hipótesis de un utilitarismo comunitario o de un bien común
mercantil no es, de hecho, ninguna novedad.
Estudios cuidadosos podrían demostrar que ya Platón intuyó,
de alguna manera, la posibilidad de la repartición de una riqueza
comunitaria, presente en el mercado privado.
El
propio Marx, cuando formuló el concepto de plusvalía, estaba sobre
la pista. Pero él se limitaba al análisis de los procesos micromercantiles,
mientras que el bien común mercantil únicamente podía ser
captado en una visión macromercantil.
Pero cuando los economistas actuales hablan de factor residual de mercado,
es evidente que están incidiendo de lleno en el tema. Por factor
residual se entiende un factor de producción que explica toda
aquella parte de producción que no puede ser explicada en base a
los factores clásicos de producción. Esta parte es tanto
más elevada como más avanzado tecnológica y culturalmente
está un país. Se suele, por tanto, identificar el factor
residual con el nivel de desarrollo educativo y tecnológico de una
comunidad geopolítica dada.
Ahora bien, los intentos de cuantificación rigurosa del factor
residual han fracasado siempre, debido a la falta de un instrumento de
medida adecuado.
Nuestra modesta pretensión es de ofrecer el instrumento de medida
de los fenómenos elementales monetarios de mercado y sociedad, que
permitirá formular rigurosamente la hipótesis y poderla confirmar
o infirmar experimentalmente.
2. Confirmaciones empíricas.
Además de los precedentes teóricos de la hipótesis
del bien común mercantil que acabamos de mencionar, tal hipótesis
cuenta con una base empírica de hechos, evidentes a los ojos del
observador menos preparado, que constituyen una demostración casi
palpable, que le confieren un alto grado de probabilidad, independientemente
de la necesaria experimentación pro-científica.
Nos referimos, fundamentalmente, a tres grandes hechos, de alcance y
extensión enormes en nuestro siglo y especialmente en los países
más progresivamente industrializados:
-
La existencia real, en los mercados, de excedentes de producción
en grandes cantidades, invendibles por falta de poder de compra -tanto
por parte de las empresas, como por parte de los consumidores, tanto por
parte de los países desarrollados como por parte de los más
pobres-.
-
El crecimiento vertiginoso de la deuda pública, en todos los Estados
contemporáneos.
Esta deuda pública no es otra cosa que la apropiación
del bien común por parte del Estado: consiste en la invención,
por parte de cada Estado y de su Banco Central, de un poder de compra que
servirá para hacer frente a las necesidades presupuestarias, pero
que está basado en las capacidades productivas reales de la total
comunidad geopolítica -porque, si no fuese así, haría
mucho tiempo que todas estas comunidades, con elevadísimas deudas
públicas de sus Estados, estarían en quiebra total-.
-
El enriquecimiento fabuloso de los banqueros y de las multinacionales.
Tanto los unos como los otros tienen también capacidad, no controlada
por nadie, de inventar poder de compra, por múltiples sistemas.
Esta invención también aprovecha la sobreabundancia productiva
de la comunidad geopolítica -debida a la no retribución de
los agentes de producción comunitarios-, pero muchas veces llega
a sobrepasarla, conduciendo así toda la comunidad a situaciones
de crisis que solo perjudican a los productores pequeños y medianos
y a los consumidores y con los cuales los grandes tiburones de las finanzas
hacen su agosto.
De estos tres hechos mencionados, el primero constituye una demostración
del bien común mercantil a nivel de producción.
Los otros dos son claramente demostraciones a nivel de la hacienda:
la retribución legítimamente debida a las fuerzas de producción
comunitaria es desviada y apropiada por los presupuesto estatales y por
los beneficios de bancos y multinacionales. Pero como que el conocimiento
del bien común mercantil no es perfecto, esta desviación,
además de ser injusta en la mayoría de los casos, es también
imperfecta, por exceso o por déficit y crea desequilibrios conocidos
como crisis de inflación y deflación.
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